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La residencia Nuestra Señora de Fátima, en Molina de Segura, ha resistido estoicamente los envites de la pandemia desde marzo, pero finalmente ha sucumbido a la virulencia de la Covid-19. Así lo confirmó el coordinador médico del centro de salud Emilio Macanás, quien informó de que había medio centenar de casos positivos en el centro, la mayoría residentes. No obstante, fuentes próximas apuntan que los primeros infectados fueron tres trabajadores de la residencia. Fuentes sanitarias temen que los contagios aumenten en las próximas horas tras las pruebas que les practicaron este miércoles los técnicos del Servicio Murciano de Salud (SMS) desplazados hasta esta residencia de la calle Maestro Navillo. La semana pasada, los trabajadores e internos recibieron la primera dosis de la vacuna de Pfizer, según recuerda Macanás.
La residencia, sin ánimo de lucro, propiedad de la Fundación Pía Autónoma Carlos Soriano, está gestionada por las Siervas de Jesús de la Caridad. Cuenta con 65 empleados para gestionar unas 105 plazas, la mayoría concertadas con el IMAS.
Se trata del segundo brote importante localizado en residencias y centros de día de Molina de Segura, tras el que tuvo lugar entre octubre y noviembre en la residencia Ballesol, ubicada en la urbanización de Altorreal y también concertada con el IMAS, donde la Covid afectó gravemente a la población de residentes con casi una veintena de fallecidos y la mayoría de trabajadores y ancianos infectados.
Lo que parecía una situación controlada en los geriátricos de la Comunidad, con todos los centros 'limpios' y prácticamente la totalidad de mayores y empleados vacunados, ha mutado en poco más de dos semanas en un panorama con 254 ancianos contagiados en 14 centros. Según ha podido saber también LA VERDAD, los protocolos existentes han logrado detectar a día de hoy un total de 109 positivos entre los trabajadores de hasta 32 residencias.
El caso más preocupante a día de hoy sigue siendo el del centro que Amavir gestiona en Cartagena, con 114 afectados entre ancianos (89) y cuidadores (25). Casualmente, esta ha sido otra de las residencias que había logrado mantener el virus a raya durante toda la pandemia. El geriátrico de Sergesa en Santomera, que por el contrario fue uno de los más castigados durante la primera ola en la Región, registra ahora otros 28 ancianos y diez empleados infectados. El virus también ha vuelto a entrar en residencias como Caser, en la pedanía murciana de Santo Ángel, con tres mayores y un empleado contagiados. La primera ola acabó aquí con la vida de 34 residentes, según la cifra oficial.
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