La propuesta del Ministerio de aumentar gradualmente el caudal ecológico del Tajo durante los seis próximos años se ha topado con el rechazo frontal de los regantes del Trasvase Tajo-Segura, que volverán a echarse a la calle porque consideran que el objetivo final es «matar el acueducto» en el año 2027. En esa fecha se alcanzarían los 8,6 metros cúbicos por segundo en Aranjuez, que equivalen a una merma del Trasvase de 80 hectómetros cúbicos, el 40% de las transferencias actuales, salvo que se presenten ciclos húmedos y haya abundantes reservas en la cabecera.
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Los regantes consideran la propuesta como una «muerte en diferido» del acueducto. Como avanzó LA VERDAD, el planteamiento del Ministerio consiste en un incremento gradual del caudal ecológico del Tajo en Aranjuez, de los 6 metros cúbicos actuales hasta los 8,6, que era la propuesta inicial, lo cual tendrá un impacto paralelo en el Trasvase. Se aplicaría de forma escalonada: 7 metros cúbicos cuando entre en vigor el nuevo Plan del Tajo, previsto para el año que viene; después se elevará a 8 en el año 2026, para finalizar con 8,6 en 2027, coincidiendo con el final del ciclo de planificación.
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Cada metro cúbico de incremento del caudal ecológico en Aranjuez se traducirá en una merma de 31 hectómetros anuales para trasvasar, a tenor de la serie histórica. Los regadíos sufrirían principalmente esta merma, ya que la parte asignada a los abastecimientos tiene prioridad.
El Ejecutivo regional denunció «la decisión del Gobierno central de recortar el Trasvase en 80 hectómetros anuales»; mientras que el secretario general del PSOE, Diego Conesa, apoyó el planteamiento del Ministerio. La vicepresidenta Teresa Ribera y el director general del Agua, Teodoro Estrela, dieron ayer el pistoletazo de salida de los nuevos planes de cuenca para el periodo 2022-2027, entre ellos los del Segura y del Tajo, sin entrar en detalles, aunque seguidamente se despejó la incógnita que mantenía expectantes a las cuencas cedente y receptora. Después de días de negociaciones de alto nivel, en las que han estado implicados los gobiernos de la Comunidad Valenciana y de Castilla-La Mancha, la propuesta de los nuevos caudales ecológicos evita aplicar de entrada los 8,6 metros cúbicos planteados el año pasado, y se opta por empezar por 7, como ha informado esta Redacción.
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Esta hoja de ruta, sin embargo, no tranquiliza a los regantes del Levante; más bien al contrario, ya que sostienen que el Ministerio sigue adelante con sus objetivos. Fuentes del departamento de Ribera indicaron que la gradualidad «tiene como objetivo dar tiempo para ejecutar en ese plazo las infraestructura para aumentar los recursos disponibles (depuración, reutilización, desalación) y la interconexión entre ellas». En estos seis años, el Ministerio pretende incrementar la producción de agua desalada para tratar de compensar el recorte programado del Trasvase.
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Frente al rechazo de los regantes y del Gobierno de la Región de Murcia, el Ejecutivo castellanomanchego de Emiliano García-Page recibió con agrado el planteamiento del Ministerio, a la vez que destacó las ventajas que recibe la comunidad vecina en lo que se refiere a la próxima puesta en marcha de la 'Tubería Manchega', que captará los próximos años 50 hectómetros de la cabecera del Tajo para derivarlos a Ciudad Real, lo cual irá también en menoscabo de las transferencias al Levante. Asimismo, el consejero de Agricultura de Castilla-La Mancha, Francisco Martínez Arroyo, destacó que los regantes de la zona del Alberche «van a tener una reserva de 60 hectómetros».
La ministra y el director general del Agua animaron a la participación en el periodo de alegaciones de seis meses. Teresa Ribera manifestó que dar solución a los problemas «comunes» a todas las cuencas pasa por la necesidad de contar con una «buena» estrategia de adaptación al cambio climático. Dijo que los planes hidrológicos «no pueden seguir avalando prácticas del pasado» que han llevado a la sobreexplotación de los acuíferos, la contaminación de las masas de agua y el deterioro de los ríos. Recalcó que España «ya está experimentando serias alteraciones del régimen hídrico y las previsiones alertan de una reducción de la disponibilidad de agua, del aumento de las superficies áridas o semiáridas y de una mayor frecuencia e intensidad de fenómenos extremos».
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Teodoro Estrela indicó que persigue una reducción de 1.700 hectómetros de las asignaciones de recursos hídricos en los próximos años en el conjunto del país. Destacó, al igual que la ministra, que la desalación jugará un papel importante. A su juicio, no se han producido avances significativos en el estado de las masas de agua, ya que las superficiales solo han mejorado un 4%, a la vez que han empeorado las subterráneas. Advirtió de que se va a limitar el uso de fertilizantes agrícolas que contaminan las masas de agua, aspecto que no estaba en los planes anteriores.
Hizo referencia a la recuperación ambiental del Mar Menor, el Delta del Ebro, la Albufera de Valencia, las Tablas de Daimiel y Doñana. En referencia al Mar Menor, aludió a los «problemas causados» en la laguna costera «por un exceso de fertilizantes», y dijo que en muchos casos los agricultores desconocían en qué cantidades los estaban utilizando.
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