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La rehabilitación de las Escuelas Graduadas de Mazarrón se enquista. Las obras de recuperación del centenario inmueble promovidas por el Ayuntamiento siguen inacabadas pese a ... que debían haberse completado hace un año, según el plazo fijado cuando se adjudicaron los trabajos, a principios de 2023. La realidad es que desde el pasado mes de mayo no se ha movido ni un ladrillo. El alcalde Ginés Campillo achaca la demora a «problemas con la línea eléctrica» que habría que soterrar, lo que implicaría una modificación del proyecto y la correspondiente autorización de Iberdrola.
Es el mismo argumento que se dio a principios del verano; entonces se dijo que estaría solucionado en octubre, pero no ha sido así. Ahora, el regidor da una nueva fecha sin concretar mucho: «en el primer trimestre de 2025» se pondría en uso el inmueble, enclavado en la plaza del Salitre. Los más perjudicados por esta situación son los alumnos de las escuela de música, que otro curso más siguen fuera de su sede.
El interior del inmueble está a falta de algunos detalles, como la instalación de placas fonoabsorbentes en las aulas de música. En el exterior, sin embargo, las carencias resultan llamativas. Además del cableado que enmaraña la fachada, queda por rematar revestimiento y las aceras del entorno se han quedado a medio terminar. Fue la constructora Musan la que se hizo con el proyecto de restauración por casi 740.000 euros. La intervención se inició ante el riesgo de que la edificación colapsara por deficiencias estructurales. La idea era asegurar la conservación de este referente de la arquitectura tradicional de Mazarrón, cargado de historia, a la vez que impulsar su uso social. Se trata de un bien inventariado por la Consejería de Cultura como ejemplo de la modernización del modelo educativo que se llevó a cabo a principios del siglo XX. En la construcción, de una sola planta, destaca su patio porticado.
El aspecto que presentan las obras de rehabilitación de las Escuelas Graduadas es de cierto abandono. La semana pasada, las vallas que impedían el acceso estaban tiradas. En una de las entradas de emergencia se acumulaban mantas y envases vacíos, lo que apuntaba a que se había convertido en refugio de algún sintecho. Según vecinos del entorno, a finales de octubre hubo que avisar a la Policía Local al detectarse que se habían colado en el edificio forzando los accesos y que habían hecho uso de los aseos, pese a que aún no disponían de la conexión a la red de agua; fue necesario cambiar las cerraduras. El alcalde niega que en el inmueble hayan entrado okupas y asegura que los precintos colocados por los agentes en las puertas es una medida de «prevención» para evitar que se adentren en las dependencias.
A la espera de que los trabajos de recuperación culminen, en la Asociación Maestro Eugenio Calderón, que gestiona la escuela de música y la banda, la sensación que se respira es de impotencia y preocupación. Sin sede desde que las Escuelas Graduadas echaron el cierre, el centenar de alumnos de la entidad tienen que seguir sus clases en instalaciones prestadas, como tres aulas en el Cime, en la avenida de la Constitución. Mientras, los ensayos de la banda y las clases de percusión se realizan en el centro parroquial, en la plaza Ramón y Cajal.
Desde dicho colectivo, lamentan la «precaria situación» en la que se encuentran y las «limitaciones» que sufren a la hora de desarrollar su labor y organizar actividades.
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