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Los interrogantes en torno al 'crimen de la casa okupa' de Puerto de Mazarrón perduran. El principal testigo del crimen, el marido de la víctima ... y amante de Cristina A. M., la acusada de matar a golpes a su compañera de piso en una vivienda okupada que compartían los tres en Puerto de Mazarrón el pasado junio, ya ha dado señales de vida. La jueza había ordenado la averiguación del paradero de este hombre, Alfonso, tras varios intentos infructuosos de localización. Su declaración, sin embargo, ha dejado muchas dudas sobre la mesa.
La propia jueza, a lo largo del interrogatorio, apreció diversas contradicciones en el relato del testigo, como el hecho de que, por primera vez, aludiese a que la sospechosa les atacó con un cuchillo, un arma que no había sacado a colación hasta la fecha. Ante la apreciación de la magistrada –que le recordó que la víctima falleció a causa de diversos golpes–, el testigo rectificó y aclaró que Cristina solo empleó ese supuesto cuchillo contra él. «Me acuchilló a mí», recalcó. «A ella la golpeó con cosas de decoración de la casa».
El crimen se produjo en una maltrecha vivienda de dos plantas en la avenida José Palacios de Puerto de Mazarrón, en la que vivían de okupas Diana, de 60 años, junto a su novio, Alfonso, y la que se acabaría convirtiendo en su presunta homicida, Cristina, de 52 años, actualmente en prisión provisional.
La noche del 14 de junio del pasado año se inició una discusión entre ambas mujeres en el interior de la vivienda, en el transcurso de la cual Cristina, presuntamente, le propinó a Diana diversos golpes por los que acabaría ingresada en el hospital Santa Lucía de Cartagena con numerosos traumatismos y varias costillas rotas. El 20 de junio, solo seis días después, falleció.
«Cristina iba borracha y se puso a discutir con nosotros y no le hacíamos ni caso, como casi siempre», comenzó a declarar el testigo. «Me fui a comprar y, justo cuando estaba llegando, es cuando estaba matando a mi mujer». El marido de la víctima rectificó, más tarde, y explicó que él estaba en el baño cuando comenzó la agresión.
El abogado Eduardo Romera, letrado de la sospechosa del crimen, llegó a pedir a la magistrada que citase como investigado al marido de la víctima en relación con la muerte y lamenta que la instructora no accediera a esta petición.
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