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«¿Profe, cuándo nos toca la clase del patio?». La pregunta la repiten de forma insistente los niños del colegio Pedro Martínez Chacas, de la ... pedanía murciana de Barqueros, felices con el aula en anfiteatro que el centro ha instalado en el exterior. Agobiados por las muchas horas que la pandemia les obliga a pasar en casa, los chicos del colegio Nuestra Señora del Carmen, en Alguazas, viven como una fiesta las horas de clase que pasan a la sombra de los pinos de su centro, un paraíso en su nuevo mundo de mascarillas, parques cerrados y juegos limitados. «Es un respiro para ellos, una liberación, poder tocar tierra, estar al aire libre, respirar, disfrutar del sol...», resume encantado el director del centro, Miguel Serrano, que ha instalado dos aulas, una con sillas y mesas de plástico colorido y otra en grada, en el patio del colegio. Un escape al encierro para los niños, con la sonrisa puesta cada hora que les toca sacar libretas y bolis al patio.
Iluminados por el sol que les acompaña estos días, miles de alumnos del centenar de centros educativos que se han sumado al programa 'Aire Limpio' respiran aire puro y oxigenan sus vidas semiconfinadas al menos unas horas al día. Los centros han recibido ayudas económicas (entre todos se reparten 1.400.000 euros) para llevar a cabo las mejoras que les permiten realizar más actividades cerca de la naturaleza. En un principio estaba previsto que participaran en el programa 40 colegios públicos de la Región, pero las solicitudes han provocado un aumento en la dotación económica, y serán más de un centenar. De la partida total, 840.000 euros se destinan a gastos de funcionamiento y 560.000 euros a inventariables. Cada escuela puede invertir hasta 12.500 euros, destinados, entre otras iniciativas, a plantar árboles, aumentar las zonas de sombra o a reacondicionar espacios exteriores en los que los alumnos pueda realizar actividades educativas y lúdicas al aire libre como parte de su rutina diaria. También pueden adquirir medidores de CO2 o material para el aula y las zonas exteriores.
Con la pizarra instalada en el centro del aula del patio y puntos de luz para cuando puedan sacar también las tabletas, los alumnos del colegio de Barqueros están «felices con las salidas. Les motivan mucho, se les nota que necesitan este tipo de respiros». Cuando acaban su clase, limpian las mesas con gel hidroalcohólico con la destreza adquirida en los largos meses de pandemia. La motivación por el contacto con la naturaleza es uno de los objetivos, pero el fundamental es la lucha contra los contagios. «El aire libre es nuestra mejor arma, y las 'aulas' abiertas están adaptadas a las distancias de seguridad», explica el director del colegio de Barqueros, Juan Alcaraz, que planea completar las nuevas clases con la plantación de árboles de sombra, como moreras, las próximas semanas. En el colegio El Molinico han comprado sillas de pala plegables, y montan las aulas en el patio cuando los medidores de CO2 entran en un franja de riesgo. Otros centros, sacan a los chicos a plazas y parques cercanos para que se aireen alguna hora.
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El programa 'Aire Limpio' está impulsado por la Dirección General de Innovación Educativa y Atención a la Diversidad y la Unidad Regional de Salud Medioambiental Pediátrica del hospital Virgen del hospital de la Arrixaca, cuyo responsable, el doctor Juan Antonio Ortega, está colaborando con la Consejería de Educación en el desarrollo del programa. «Los centros educativos deben ser las atalayas de la resiliencia», demandó durante la presentación del programa Ortega, quien confía en que las aulas exteriores sobrevivan al fin de la pandemia.
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