Margarita del Val reclama «aire limpio» en lugares cerrados para prevenir futuras pandemias

La viróloga Margarita del Val se convirtió en «una cara visible» de la ciencia durante la pandemia, como ella misma admite. Pero detrás de esa labor pedagógica e informativa, que permitió concienciar de la importancia de la investigación, de las vacunas y de la necesidad de seguir las medidas preventivas, hay muchos otros nombres. Lo recordaba este jueves en La Arrixaca, antes de participar en unas jornadas con motivo del Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia organizadas por la Fundación para la Formación e Investigación Sanitaria (FFIS) y el IMIB. Vinculados al CSIC, el centro en el que trabaja Del Val, hay nada menos que 144 grupos de todos los ámbitos que han tejido una red investigadora para afrontar la pandemia.

La ciencia es la que nos salvó en esta crisis, gracias sobre todo a las vacunas, y es la que nos puede ayudar a prevenir nuevas amenazas. De ahí que Margarita del Val instase este jueves en Murcia a seguir investigando en aspectos clave, como la mejora de la calidad del aire en lugares cerrados. «Hemos aprendido que las pandemias pueden surgir de cualquier sitio. Es difícil que vengan por los alimentos, porque tenemos un nivel de seguridad alimentaria en Europa espectacular. Pero nos pueden venir por el aire (como la Covid). Si aparece un virus que no conocemos de nada, lo mejor que podemos hacer es tener un aire controlado para poder pararlo a tiempo», explicó.

La viróloga recordó que este «aire limpio» permitiría reducir no solo las infecciones por Covid, sino también neumonías, faringitis, bronquiolitis y hasta los catarros. Poner coto a las infecciones respiratorias reduciría «el absentismo laboral», supondría un ahorro para el sistema sanitario y reduciría la mortalidad. «Todo eso se consigue con el concurso de arquitectos, ingenieros y por supuesto con las administraciones, ayudando y fomentando que vayamos a un aire más limpio», recalcó. «Hay que investigar mucho para saber cómo tener un aire más limpio, cómo filtrar, cómo ventilar sin consumo de energía», insistió.

Pero también «hace falta más investigación para conocer mejor a los agentes infecciosos», porque «no vale con tener una tecnología nueva» para las vacunas «si no sabes qué meter en esa vacuna». Por contar con tecnología de ARN mensajero «no vamos a hacer una vacuna maravillosa contra la tuberculosis pasado mañana, si no conocemos lo suficiente» a la bacteria que causa esta enfermedad y «no sabemos qué proteína S poner en la vacuna», reflexionó la científica del CSIC.

Del Val subrayó que la situación de la pandemia es «ahora es mucho más favorable» gracias a que no surgieron de momento nuevas variantes que amenacen con desbancar a Ómicron. Con la población mayoritariamente vacunada e inmunizada también de forma natural tras infectarse, la incidencia va ahora a la baja. De ahí que, desde esta semana, ya no sea obligatoria la mascarilla en el transporte público.

La viróloga del CSIC, sin embargo, habría esperado «un poquito más» para eliminar esta medida, «hasta ver si estos repuntes que estamos viendo (de infecciones respiratorias como la gripe) son los últimos coleos de la oleada de enfermedades infecciosas de este año, porque es atípica». En todo caso, Del Val entiende que la obligatoriedad de la mascarilla en el transporte se eliminó porque «ya no era una medida eficaz», por su bajo grado de cumplimiento. La investigadora advierte de que «claramente» hay que mantener las mascarillas en «lugares especiales», como los hospitales y residencias, y también hay que ponérsela «cuando estemos con personas vulnerables».

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