
La pinza del PP con los regantes y el agua que no tenemos
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El bloqueo a un recorte moderado para los cultivos no es una estrategia acertada para una cuenca en alerta y que se considera deficitaria. La guerra de fondo es políticaSecciones
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BITÁCORA ·
El bloqueo a un recorte moderado para los cultivos no es una estrategia acertada para una cuenca en alerta y que se considera deficitaria. La guerra de fondo es políticaUn principio básico de precaución y prudencia aconsejaba que se recortara en un 12% el uso del agua para los regadíos que dependen de los recursos propios de la cuenca del Segura (no del Trasvase, no de la desalación). Era una medida razonable, con motivos más que suficientes que la justificaban: las lluvias de los últimos doce meses se han desplomado un 22%, a pesar de varios episodios torrenciales; las reservas de los embalses están por los suelos; y la demarcación en su conjunto lleva dos meses en situación de alerta, sobre todo en el centro y sur. Sin embargo, la pinza formada por las organizaciones de regantes y los representantes de los gobiernos del PP de la Región de Murcia, Andalucía y Comunidad Valenciana (amén de la abstención de Castilla-La Mancha), tumbó la propuesta del organismo de cuenca de aplicar unas restricciones moderadas y que tenían carácter preventivo. Además, la medida podía ser revisada en cualquier momento en función de las esperadas lluvias de otoño, o por el contrario, del recrudecimiento de la sequía.
Resultaba obvio que los regantes tradicionales (Junta de Hacendados, Junta Central y Juzgado de Orihuela) se iban a resistir y a rechazar, de oficio, cualquier ... recorte de sus asignaciones, pero lo llamativo ha sido este primer pulso de las tres comunidades gobernadas por el PP contra el Gobierno en funciones de Pedro Sánchez representado por la CHS. Una 'victoria' de dicho bloque autonómico, que no obstante antepone la política a la gestión de los escasos recursos que tenemos. En este arranque de legislatura y de año hidrológico, es una muestra de continuismo en la confrontación con la administración hidráulica, que se mantendrá mientras Pedro Sánchez siga en La Moncloa. Nada nuevo bajo el sol,
Tan reseñable como lo anterior es el mensaje del PP de apoyar a los regantes ante cualquier causa que se presente, sin distinguir entre las medidas coyunturales obligadas por la sequía (como es el caso), y la guerra de fondo por la política hídrica del Ministerio (trasvases y desalación). Aunque llegados a este punto, que nos cuenten los altos mandos del PP y Vox qué alternativas proponen al recorte del Tajo-Segura, los caudales ambientales y las desaladoras.
La cuenca del Segura siempre ha enarbolado como santo y seña su déficit estructural, como base argumental de su histórica reclamación de aportaciones externas. No dispone de suficientes recursos convencionales propios para atender la demanda, por lo que necesita trasvases y desalación; y siendo así, regantes y populares votan en contra de limitar en un 12% el uso de agua de la cuenca. Aunque se trata en este caso de administrar los caudales propios del Segura, existe una gran interrelación entre los aprovechamientos tradicionales y no tradicionales, ya que las comunidades de regantes utilizan y mezclan recursos de diversa procedencia. El rechazo a las restricciones no parece pues un mensaje consecuente de cara al resto de comunidades autónomas, máxime cuando en otros territorios menos habituados a los episodios de sequía se están aplicando medidas de emergencia desde hace tiempo. Se puede entender que los regantes consideren prematuro el recorte, aunque la CHS considera que el impacto, que cifra en 25 hectómetros, no tendrá un elevado impacto en los cultivos. Además, en el anterior año hidrológico se desembalsó para riego más agua de la programada (por encima incluso que en el ejercicio previo).
Tan preocupante como la sequía es el retraso de las obras de ampliación de las tres desaladoras y su interconexión, que configuran la alternativa de la ministra Teresa Ribera al recorte progresivo del Trasvase. Diez meses después de quedar aprobados los planes de cuenca, aún no se han licitado los proyectos para incrementar la producción de agua desalada, lo cual no resulta alentador. Es decir, el recorte del Trasvase ya se está aplicando, pero la supuesta compensación no. A este paso, hay serias dudas de que la desalación adicional prometida esté dispuesta en el año 2026, que será cuando más se note el tijeretazo al Tajo-Segura.
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