Un Mar Menor «saludable»... ocho años después

Por vez primera desde la 'sopa verde' que causó la gran alarma hace ocho años (luego vino la tragedia de los peces muertos), se lanzan por parte del Gobierno regional y del Ministerio mensajes optimistas sobre un Mar Menor «saludable» y con unos resultados de «recuperación» razonables si se tiene en cuenta el dramático escenario del que veníamos. No voy a chafar este optimismo institucional si traigo a colación que un episodio de lluvias torrenciales, o una combinación de parámetros físico-químicos adversos, pueden romper puntualmente ese frágil equilibrio, ya que lo que importa ahora es que hay medidas que están funcionando y también coadyuvando a la propia capacidad de autorregulación del sistema lagunar.

El catedrático Ángel Pérez Ruzafa puso el dedo en la llaga al señalar que el punto más débil de la ley del Mar Menor que se quiere reformar era precisamente la falta de coordinación entre las administraciones.

Las actuaciones para controlar la actividad agropecuaria y la producción hortofrutícola del Campo de Cartagena, vinculadas a la protección del acuífero Cuaternario, no aflojarán por parte de la CHS y del Ministerio en todo lo que afecten al dominio público hidráulico, por lo que el alcance real de la reforma que se persigue será relativo sino existe cierta sintonía normativa con el organismo de cuenca.

Las actuaciones para sanear el acuífero y atajar la entrada de nutrientes al Mar Menor son las que suscitan mayor debate y controversia porque inciden directamente sobre el tejido socioeconómico y familiar de la comarca, y motivan la reforma de la ley regional de protección de la laguna. Y en paralelo están las medidas para mejorar la red de saneamiento de los municipios, con un paquete de ayudas estatales.

La reforma de la ley del Mar Menor –ahora en la fase de comparecencias de los agentes y entidades implicadas– será probablemente un hecho después del verano. Miembros del Comité de Asesoramiento Científico apuestan por la flexibilidad y adaptación de la norma, siempre que no se reduzca el grado de protección de la laguna. El consejero Vázquez dice que ni un paso atrás, a la vez que opina que parte de la ley es «excesivamente reglamentista», una apreciación próxima a la tesis de Vox de que hay que sacar de la norma medidas específicas que limitan la actividad agropecuaria, para alojarlas en un reglamento, de más fácil manejo legislativo. En lo que atañe a Hugo Morán, el número dos del Ministerio postula que si se cambia la ley, sea para acentuar la protección del ecosistema. Sería la cuadratura del círculo.

El alentador diagnóstico sobre el estado del Mar Menor viene precedido por los últimos datos facilitados la semana pasada en la Asamblea Regional por el portavoz del Comité de Asesoramiento Científico del Mar Menor, Emilio María Dolores Pedrero, quien declaró que el Mar Menor se encuentra ahora «en el mejor momento» a tenor de sus parámetros físicos y químicos. Pérez Ruzafa incidió en que el Mar Menor se mantiene en una situación de «equilibrio inestable», a la vez que viene mostrando su capacidad de autorregulación y recuperación. Fue más cauto. Una apreciación suya de años atrás sobre un comportamiento puntual favorable de la laguna –que resultó menos optimista que la estimación actual– fue respondida por un coro de críticos. Ahora, como es el Ministerio el que dice que la laguna presenta un aspecto «saludable», parte de aquellas voces permanecen calladas.

Ministerio y Consejería van de la mano, y que dure mucho tiempo. Las discrepancias se ciñen a la ingeniería: al fallido colector norte y a la disputa sobre el pinchazo del acuífero para rebajar el nivel freático. Hugo Morán lo descarta por el momento, pero José Vélez parece opinar lo contrario, y anima a López Miras a que sea la Comunidad la que drene el acuífero. La respuesta del Gobierno central a los senadores del PP abre la puerta a esa posibilidad, que sería en todo caso una actuación a medio plazo. Haría falta un consenso en este punto, porque si se revela como una medida necesaria, no hay más tiempo que perder.