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La protesta fue todo lo sonora y visual que pretendía el Círculo por el Agua del Levante, que este lunes superó sus previsiones con una caravana en defensa del Trasvase Tajo-Segura que recorrió Madrid con más de 1.500 vehículos, camiones frigoríficos y autobuses que desplazaron desde la Región de Murcia, Alicante y Almería. Después de unos momentos de tensión con la Delegación del Gobierno en Madrid, que bloqueó la marcha, deteniendo a las 11 horas la salida de más de un centenar de camiones, el Círculo por el Agua logró su objetivo.
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Los regantes, sindicatos, empresarios, cooperativistas y exportadores del Levante se hicieron oír en Madrid, y sobre todo frente al Ministerio para la Transición Ecológica, para rechazar cualquier recorte del Trasvase si se incrementa el caudal, ecológico en el Tajo, una medida prevista para el año que viene, que se aprobaría mediante un real decreto. Unido a eso, los convocantes reclaman que se paralice el cambio de las reglas de explotación hasta que no se apruebe el nuevo plan del Tajo.
La convocatoria fue un éxito debido a la respuesta de las comunidades de regantes, que movilizaron a miles de participantes en sus vehículos, muchos de los cuales recorrieron 500 kilómetros para estar en Madrid. La protesta coincidió con una jornada de paro en el campo. Pese a las limitaciones sobrevenidas que impuso la Delegación, que no permitió más de quince camiones, la caravana salió casi dos horas después de lo previsto desde Ifema hasta Nuevos Ministerios, donde llegó sobre las 14 horas.
Ocupando el Paseo de la Castellana, la marcha estuvo desfilando durante media hora frente a la sede ministerial, custodiada por una fuerte presencia policial. En la plaza de San Juan de la Cruz se concentraron los miembros del Círculo por el Agua y los representantes políticos que aplaudieron el paso de la comitiva, estos separados también por un cordón policial.
Los convocantes solicitaron un encuentro con la ministra para hacerle llegar su reivindicaciones, aunque con pocas esperanzas. Tales expectativas se difuminaron del todo tras comprobar que Teresa Ribera estaba a esa misma hora en Toledo -como avanzó LA VERDAD- junto con el presidente Pedro Sánchez y el líder castellano manchego Emiliano García-Page.
Después de una mañana con mucha tensión, los organizadores se dieron por satisfechos por el resultado de la protesta, el principal acto reivindicativo dentro de la campaña de movilizaciones que iniciaron hace un mes. El presidente del Sindicato Central de Regantes, Lucas Jiménez, comentó que volverán a Madrid, y que no van a parar hasta que el Gobierno central cambie de postura.
Durante casi dos horas de malestar y enfado, se produjo un tira y afloja entre los convocantes y los delegados del Gobierno en Madrid y Murcia para tratar de desbloquear la situación. Algunos temieron que el acto se fuera de las manos y que se produjera algún incidente, ya que había muchas personas dentro de los vehículos sin poder moverse frente a un cordón policial.
Ha sido la tercera manifestación que han realizado los regantes del Trasvase por la calles de Madrid, desde la primera que tuvo lugar en 1994 para reclamar un riego de socorro, y más recientemente, en marzo de 2018, cuando una marcha de varios miles de personas desfiló desde la Puerta de Alcalá hasta la plaza de Atocha, para protestar ante el Ministerio de Agricultura y su titular Isabel García Tejerina (PP).
Jiménez reclamó a Teresa Ribera que reconsidere su posición, ya que puede producirse «un golpe de consecuencias impredecibles» para la agricultura del Levante, porque plantea reducir en un 45% los caudales «mínimos y ridículos» que se están enviado a la Región, Alicante y Almería. Eso supondría además reducir en un 44% las frutas y hortalizas que se producen en España y que van a parar también al resto de Europa. «Hemos venido a pedir que nos dejen subsistir, y al mismo tiempo a reivindicar un modo de vida muy honrado que es la agricultura». Recalcó que las reformas que promueve el Ministerio «son de índole política, y lo saben los técnicos del Ministerio».
Ante las puertas del Ministerio acudieron dirigentes del PP, Ciudadanos y Vox. Entre ellos Fernando López Miras, Teodoro García Egea, Javier Ortega Smith y Francisco Álvarez; así como el consejero Antonio Luengo y sus homólogas de la Comunidad Valenciana y Andalucía, Mireia Mollá, de Compromís, y Carmen Crespo. Además de alcaldes y parlamentarios populares, junto a líderes empresariales y sindicales.
Esto hizo más patente la ausencia del PSRM-PSOE, después de que su secretario general, Diego Conesa anunciara que no irían a la manifestación, y que no pensaban participar «en un espectáculo promovido por el PP», pese a que la protesta ha sido convocada por los colectivos del Círculo por el Agua. Esta actitud ha generado disensiones dentro del PSOE, ya que a la protesta sí acudió el alcalde de Lorca, Diego José Mateos.
Los miembros del Círculo por el Agua no ocultaron su contrariedad por el hecho de que la ministra Teresa Ribera estuviera a esa misma hora en Toledo, junto al presidente del Gobierno Pedro Sánchez y el líder castellano-manchego Emiliano García Page, para presentar un proyecto de inversión de hidrógeno verde. Lucas Jiménez comentó que esperaba que esa agenda estuviera programada desde hace tiempo, ya que de lo contrario sería una desatención hacia el Levante. En el caso de que lo hubiera hecho a propósito, para no coincidir con la manifestación, añadió que «ya sabemos cuál es el objetivo del Ministerio»,
El presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, aprovechó la visita de Pedro Sánchez a Toledo para darle directamente las gracias por lo que entiende una gestión del conflicto hídrico entre su región y el Levante desde una postura de «diálogo inteligente», informa EP. Añadió que es «la primera vez» que se encuentra al Estado «sabiendo» que los trasvases son «incomprensibles». Dijo que es una decisión de la dictadura que se basó en «llevar agua de la España seca a la España seca», un tema que ahora, para solucionarlo, «hay que ser valiente. El Gobierno no está a favor de ningún territorio, sino equilibrando desde una posición de diálogo inteligente, con todas las regiones», apuntó.
Al ser preguntado por la postura de los municipios ribereños del Tajo, Lucas Jiménez les propuso que pregunten dónde están los 225 millones de euros que han pagado los regantes por el agua y que debían ir destinados para hacer inversiones en esos territorios. También dijo que no les beneficiará que se incremente el caudal ecológico en el Tajo.
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