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LORCA
Viernes, 2 de julio 2021, 01:03
Tras diez años de los terremotos de Lorca, es inevitable echar la vista atrás y recordar el gran trabajo realizado para recuperar todo el patrimonio afectado, destruido por los temblores. Tanto en los primeros momentos de sorpresa, miedo y preocupación, como en las sucesivas intervenciones a lo largo de los años, Lorquimur S.L. ha trabajado incesantemente para que Lorca volviera a ser Lorca, para que sus lugares de culto, sus museos, sus palacetes no se convirtieran en víctimas de este desastre natural, y no se perdiera esta parte de nuestra identidad.
Desde los primeros momentos el objetivo y el deseo fue ayudar en todo lo posible, aportar nuestra experiencia y recursos en lo que mejor sabemos hacer: proteger y recuperar el patrimonio histórico. Desde el principio procuramos asegurar los monumentos, auscultar el estado de las estructuras arquitectónicas, apuntalar y apear los interiores, desmontar los elementos con riesgo de las fachadas y poner a salvo la mayor cantidad posible de bienes muebles (esculturas, pinturas de caballete, mobiliario histórico...).
Estas primeras actuaciones de emergencia se desarrollaron por toda la ciudad, y también en las zonas más alejadas: la Colegiata de San Patricio, las iglesias de Santiago, Ntra. Sra. del Carmen y San Mateo, la iglesia y convento de San Francisco, el monasterio de Sta. Ana y Sta. María Magdalena de la Orden de Clarisas Franciscanas, el colegio de San Francisco de Asís, el Casino, la Casa del Coronel Potousse, Casa de Guevara, el Molino del Escarambrujo...
En todas ellas la precaución, el riesgo controlado y la agilidad en los trabajos estuvieron siempre presentes, consiguiendo incluso salvar estructuras en grave riesgo de pérdida, como la torre de la iglesia de San Francisco o los bienes y la propia arquitectura de la iglesia de Santiago, una de las imágenes más representativas de los terremotos por el impactante derrumbe de su cúpula.
Aparte de las emergencias, encaminadas a asegurar monumentos tan preciados, debían desarrollarse los trabajos de rehabilitación necesarios para devolverles su uso y funcionalidad. También en estas obras ha participado Lorquimur S.L. a lo largo de estos diez años, procurando en todo momento que primara la originalidad de los monumentos, su restauración con criterios apropiados y que este renacer sirviera de revulsivo para recuperar en todo su esplendor este patrimonio. Este objetivo, compaginado con su modernización para conseguir un patrimonio vivo y útil, ha merecido incluso el Premio Europa Nostra por la rehabilitación de seis iglesias de nuestra ciudad, lo que denota la calidad de los trabajos realizados.
Muchos han sido los proyectos ejecutados, y mucho lo que hemos aprendido de las técnicas tradicionales empleadas en su construcción, las pinturas murales ocultas tras capas y capas de pintura, las estructuras antiguas tapiadas, perdidas. La recuperación ha sido sorprendente, la documentación histórica de estos espacios nos ha enriquecido, y cuanto más trabajamos en nuestra ciudad, más nos maravilla: hemos continuado a partir de las obras de emergencia con la rehabilitación de la Colegiata de San Patricio en dos fases sucesivas, la casa del Coronel Potousse, el interior de la Iglesia de San Francisco, la restauración del Museo del Paso Azul, el colegio de San Francisco de Asís, las iglesias de Nuestra Señora del Carmen, San Diego, San Mateo y Santiago, el Convento de Santa Anta y Santa María Magdalena. Hemos, además, cogido el testigo de otras estructuras condenadas, como la Casa Irurita.
Obras tan complejas e importantes como la rehabilitación de la iglesia de Santiago y de la Casa Irurita han supuesto un reto del que nos sentimos especialmente orgullosos. La reconstrucción de la cúpula del crucero de la iglesia de Santiago, con técnica tradicional y criterios de reconstrucción por anastilosis de elementos decorativos, o la clara diferenciación entre elementos originales y reintegrados, destacan como uno de los trabajos de restauración más completos de Lorquimur. Por otro lado, la Casa Irurita, que ya tenía autorizado su derribo por el estado de su estructura, ha supuesto la recuperación de la casa más antigua de Lorca, datando del siglo XVI.
Han pasado ya diez años. Diez años de trabajo continuo e incansable, diez años de patrimonio recuperado para todos nosotros y, en los que queden por venir, continuaremos trabajando por y para Lorca.
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