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Jueves, 14 de febrero 2019, 01:46

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Vitrinas, anaqueles y estantes llenos de diminutos frascos de cristal con cloroformo, ungüentos y fórmulas magistrales parecen listos para la venta, igual que cuando en 1896 el boticario José Sala Just subió por primera vez la persiana de su farmacia en Lorca.

Paco Alonso/ aGM
Vitrinas, anaqueles y estantes llenos de diminutos frascos de cristal con cloroformo, ungüentos y fórmulas magistrales parecen listos para la venta, igual que cuando en 1896 el boticario José Sala Just subió por primera vez la persiana de su farmacia en Lorca.
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