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La empresa Limusa ha comenzado a implantar en el municipio la recogida separada de biorresiduos generados en los hogares con la colocación de los primeros contenedores marrones. Han sido instalados como experiencia piloto en la avenida Juan Carlos I, la calle con mayor densidad demográfica de la ciudad. En este contenedor se deberán depositar restos de comida, servilletas de papel, tapones de corcho, cáscaras de huevo y posos de té y café.
El vicealcalde y concejal de Empresas Municipales, Francisco Morales, explicó que los residuos recogidos en estos contenedores se convertirán en compost como resultado de la fermentación de esos desechos orgánicos. El contenedor de color gris quedará destinado a materiales no reciclables como la porcelana o los pañales.
Durante los dos próximos años se colocarán contenedores marrones por el resto de la ciudad y en 2023 llegarán a las pedanías.
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