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Miguel López Abad lleva a gala haber nacido hace 54 años en la pedanía archenera de La Algaida, junto al río Segura, lo cual ... dice que imprime su propio carácter. El nuevo presidente de Croem declara que mantendrá una línea continuista, pero lo hará con su propio estilo. Se define un hombre de casa y piensa ajustar su agenda para conciliar familia, empresa y su cargo en la patronal, que requiere una alta dedicación. Tiene la ventaja de contar con dos de sus tres hijas en la gestión del 'holding' familiar (Desguace y Grúas París). También dispone de la experiencia de seis años al frente de la Cámara de Comercio de Murcia, de donde será relevado el 16 de julio por Miriam Fuertes.
–Cuando se produce un relevo presidencial, en Croem prefieren que haya un candidato de máximo consenso. Para disipar dudas, usted ha comentado que no era el candidato del dedazo.
–Por mi manera de ser, lo expresé así. Los empresarios seguimos nuestros instintos. Entiendo que si algún sector o alguna vertiente de la patronal no hubiese visto con buenos ojos mi candidatura, así se lo hubiese transmitido a José María Albarracín.
–Logró muchos avales, ¿le costó convencer a alguna agrupación?
–Lo primero que hice fue ir a mi casa, a la Federación del Metal, donde tuvimos una ejecutiva extraordinaria y de donde salí con mis primeros avales y con mi compromiso de seguir reforzando la presencia de Fremm en Croem y viceversa. He recibido apoyo y ánimo para trabajar y estar con todas las sectoriales y con todo el tejido empresarial de la Región. Eso es lo único que he percibido.
–¿Qué proyectos tiene? ¿Qué piensa cambiar? El mensaje es continuidad, pero cada presidente quiere dejar su huella y su propia personalidad en el cargo.
–Como se dice, la regla básica es: lo que va bien no se toca. Estructuralmente Croem va muy bien. Lo dicen las cifras de estos años, y se ha consolidado como una confederación prácticamente autónoma. Eso es lo principal. A partir de ahí, evidentemente mi estilo no es el estilo de José María; cada uno tiene su manera de dirigir y enfocar las cosas. En cuanto a la representatividad, a todas las sectoriales con las que me he entrevistado les he dicho que yo no soy ningún partido político que lleve un programa. Lo primero que hay que hacer es ver o escuchar mucho las necesidades de todos los sectores y trabajar mirando al futuro. Hay que hacer un trabajo muy importante en pensar hacia dónde queremos ir como región, con un objetivo común. Es trazar un plan de verdad, de futuro empresarial, que será el plan de la Región, ni más ni menos.
–¿Cree que la Región tiene algún plan en estos momentos de hacia dónde quiere ir?
–Este será un plan empresarial y se puede sumar el que quiera. Hay que sentarse; todos sabemos lo que necesitamos, estamos hartos de oírlo: infraestructuras, agua, financiación... Estamos cansados de escuchar siempre lo mismo porque son las mismas quejas. Desde los últimos 70 u 80 años estamos hablando de agua, por ejemplo. Creo que hay que pararse, hay que pensar y trazar una buena estrategia empresarial. Y a partir de ahí crecer.
–¿Qué cambios piensa hacer en el equipo directivo de Croem?
–Por supuesto habrá cambios. En la primera reunión con mis tres vicepresidentes natos empezaremos a construir, siempre en equipo y escuchando a las sectoriales y a las empresas. Estarán las más representativas. Las patas fundamentales de la economía regional tienen que estar ahí y van a estar.
–Se ha declarado creyente, muchos lo saben. ¿Cómo traduce sus creencias a la hora de gestionar la empresa y la patronal Croem? ¿Qué impronta o factor añadido aporta?
–Me afecta en todo. Me he declarado creyente públicamente; no pertenezco a ningún movimiento. Hay gente que dice que si soy de los kikos o del Opus. No lo soy. Soy un cristiano creyente; tuve mi conversión en su momento y eso me hace ver la vida de otra manera. Primero me hace sentirme libre sin ningún tipo de carga ni de equipaje, y luego el respeto hacia el prójimo, es esencial escuchar y respetar cualquier opinión. Para mí todos somos iguales, lo único que pasa es que cada uno tiene su punto de vista de las cosas. El jueves, en un tono jocoso con los sindicatos, trataba de exponer todo ese cambio que he tenido en mi vida. Cuando eres un empresario que empiezas desde abajo a crecer, pues llega un momento en el que tienes que escuchar y hablar de sindicatos. Al final hay intereses comunes y se llega a un punto de encuentro entre todos los agentes sociales.
–¿Qué cambio percibe en las relaciones entre empresarios y trabajadores. ¿Se está imponiendo otra cultura laboral, por parte sobre todo de jóvenes que acceden a un empleo con otros criterios sobre conciliación, teletrabajo, productividad...?
–Como en todo, hay cosas muy buenas y siempre tenemos que adaptarnos a lo que requiera cada momento. Y también hay cosas que no lo son tanto. En mi grupo de empresas, por ejemplo, nos adaptamos a la nueva situación, pero hay puestos en los que no es posible teletrabajar, como el de una cinta de triaje. En general, en cada cambio hay un periodo de adaptación a las nuevas tendencias. No es ni mejor ni peor, simplemente es distinto.
–Hay puestos de trabajo que no se cubren y perfiles profesionales que no se encuentran. Usted lo vive en el sector del metal. ¿Hay que adaptar más la oferta de formación profesional o encajar mejor las relaciones de los centros educativos y el mundo laboral?
–No veo tanto el problema en la formación como en el tema de incentivar la no actividad. No se puede incentivar el no trabajar. Y en los últimos años estamos viendo que lo que está pasando es que se gana más sin trabajar que trabajando. Es un problema que tenemos las empresas todos los días. Para mí no es tanto un problema de formación del personal como de los incentivos que se dan a las personas que no tienen trabajo. O sea, cuesta mucho encontrar cualquier perfil en una empresa. En mi sector del metal no encuentras mecánicos, especialistas soldadores o personal de logística. En mi empresa por ejemplo no encontramos chóferes. Entonces, no es un problema de formación. Seguimos adaptando los módulos de formación a los perfiles que se piden. La FP Dual está haciendo un papel muy bueno, pero es que es la no disponibilidad de determinadas personas a trabajar, porque encuentran que sin trabajar, haciendo su chapucilla, con las ayudas que tienen, pues viven muy bien. La solución no es incentivar el no trabajar. La cultura del mínimo esfuerzo no nos hace progresar. En ese aspecto, se podría estudiar que si se destinaran esos recursos a personas que trabajan o quisieran trabajar, a lo mejor tendríamos un modelo productivo muy distinto al de ahora.
–¿Qué opina de la situación financiera de la Comunidad, que arrastra una gran deuda debido a la infrafinanciación, lo cual merma su capacidad para invertir?
–Le hablaba antes de mis principios y de mis creencias, de que
todas las personas somos iguales. No es justo para nada el sistema de financiación que tenemos en España. No entiendo por qué un empresario vasco o catalán tiene que tener más privilegios que un empresario murciano. No lo voy a entender nunca, por mucho que traten de explicarlo. Nadie ha conseguido hacérmelo ver de otra manera.
–¿Privilegios en qué sentido?
–En el sentido de la financiación. A los gobiernos regionales que les llega más financiación tienen mayor capacidad de incentivar a las empresas .Y eso es algo que juega en nuestra contra. Para mí, mover un camión cada 100 kilómetros puede suponer que consuma más combustible porque las carreteras de Murcia son peores, hay menos carriles por lo tanto más retenciones. Estoy en desventaja por donde lo mire. No es justo, no es equitativo. En cuanto a la deuda regional, creo que hay que gestionar muy bien. Si tenemos una infrafinanciación, no creo que debamos crecer en el endeudamiento por encima de nuestras posibilidades, ya que en cualquier empresa nadie se gasta más de lo que tiene o de lo que gana. Pienso que hay que hacer un trabajo muy profundo en el tema del presupuesto, de lo que se maneja en la Región. Es un tema que tendremos que estudiar, para opinar desde una perspectiva neutra sobre la salud económica de la Región.
–¿Qué opina de una financiación singular para Cataluña?
–Que si no dependiera la presidencia del Gobierno de los votos de los partidos catalanes, pues no se estaría hablando ni de financiación a la carta, ni de amnistía, ni de todas estas cosas.
–¿Comparte el planteamiento de tu antecesor de que el Gobierno regional debe practicar menos confrontación y más negociación con Madrid? ¿Está fallando eso?
–Yo soy un hombre totalmente de consenso. No siempre he sido así, pero la experiencia y los años me hacen ver que es el único camino. Cuando asistí al pleno de la Cámara de España estaba el ministro de Industria y Turismo, Jordi Hereu, al cual le hice una invitación personal para que viniera a Murcia. Entiendo que a quien me tiene que dar el dinero para hacer cosas en la Región, no puedo estar pegándole patadas en las espinillas cada día. Yo como empresario, y con las necesidades que tenemos en Murcia, voy a trabajar para que se fijen en nuestra Región; que vean el potencial que tenemos, que somos 1.600.000 murcianos, que aportamos al PIB español una cantidad importante, y que tenemos una actividad exportadora en muchísimos sectores, en los que necesitamos que el Gobierno nacional nos ponga unos recursos que nos está negando. Hay que sentarse y hablar; a través de la patronal o de quien tengamos que hacerlo empezaremos a andar ese camino.
–Cómo ve el ritmo de las inversiones estatales; de las que hay en marcha y de las que faltan. Es una queja diaria ¿Qué primaría?
–No soy hombre de quejarse, sino de actuar y establecer estrategias. Lo principal que necesitamos en la Región es agua para nuestro sector agroalimentario, que no es solo plantar lechuga o brócoli, ya que conlleva mucho más. Si el Trasvase está condenado, tendremos que buscar alternativas, y por supuesto reclamar algo que está hecho. Lo que no podemos es quedarnos parados. Otra pata fundamental es el turismo. Si queremos atraer turistas, tienen que poder desplazarse. Por mar ya vienen los cruceros, pero por aire nos faltan conexiones, y por tren ya vemos las frecuencias... Tenemos que competir con Alicante, que tiene 15 o 16 frecuencias con Madrid. Esas cosas no pueden ser. A partir de la pandemia, la gente viaja sin ningún tipo de freno. El mundo ha cambiado y debemos adaptarnos a esas necesidades con las nuevas tecnología y también creciendo en plazas hoteleras para desarrollar nuestro potencial.
–¿Las empresas deben ganar tamaño para competir mejor y crecer en productividad?
–Cuando se habla de eso es porque quizás añoramos atraer más industrias con tamaño. Creo que tenemos un buen tejido empresarial y que su tamaño está adaptado a la productividad que hay en la Región. Si hay posibilidad de multinacionales que pudieran instalarse, eso aporta riqueza, valor y crecimiento, pero creo que la Región tiene un tamaño empresarial adaptado a su actividad.
-¿Hay que avanzar más en las relaciones con los sindicatos?
-En la Región existe una relación muy buena y fluida. Iremos abordando los convenios que queden para desbloquearlos y alcanzar armonía, a diferencia de lo que sucede con el Gobierno de la nación, con el que estamos viviendo un monólogo, como ha señalado el presidente de la CEOE, Antonio Garamendi.
-El portavoz parlamentario de Vox en la Asamblea Regional ha propuesto que se destine cero euros a las compensaciones contempladas en la ley de Participación Institucional para los empresarios y sindicatos. ¿Cómo lo ven desde la patronal?
-El populismo este a mí no me gusta, para nada; el populismo no me gusta. Si consideran que eso es lo que necesita la Región de Murcia y que es bueno, pues entiendo que lo que deben de hacer es cambiar esas leyes y poner esas reglas de juego, y que luego se atengan a las consecuencias de esas decisiones, ¿no? Esto es muy sencillo. O sea, si lo cambian, pues nosotros operaremos según las circunstancias y las reglas que nos pongan. Lo que está claro es que los empresarios estábamos, estamos y estaremos.
-De 1 a 10, ¿cómo definiría la actual capacidad de influencia de la clase empresarial en todos los ámbitos, pero principalmente en el Gobierno regional?
-No lo sé, a simple vista diría un 7, un 8... Es alta, ¿no? Pero ahora es cuando voy a empezar a verlo de verdad. De puertas para afuera pienso que estamos en un nivel alto, pero realmente no es lo que me preocupa ni mi objetivo; para nada pienso en eso.
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