Borrar
Público siguiendo en la distancia desde el Muelle de Alfonso XII la ceremonia.

Ver fotos

Público siguiendo en la distancia desde el Muelle de Alfonso XII la ceremonia. PABLO SÁNCHEZ / AGM
Submarino S-80

Del sol a la lluvia en un día de contrastes

El mal tiempo no evitó que en el puerto se plantaran numerosos cartageneros a seguir el acto en la distancia y ver a la Familia Real

Viernes, 23 de abril 2021, 02:40

En la tierra del 'explorador', esas empanadillas dulces por fuera y saladas por dentro, la ceremonia de puesta a flote del S-81 también debía tener sus contrastes. Por un lado la tristeza por las devastadoras consecuencias de la pandemia y por otro, la alegría de haber alcanzado un logro sin precedentes en la historia industrial y militar española, como destacó la ministra Margarita Robles, máxima representante del Gobierno en un acto al que también asistieron secretarios de Estado y directivos de empresas públicas.

En el cielo también hubo confrontación: sol para recibir a la Familia Real a las 12.30 horas y fuerte lluvia para despedirla casi a las dos. Como la previsión de que jarreara era alta, la organización preparó una tribuna cubierta y medio centenar de paraguas con el logo de Navantia. Se quedaron cortos y terminaron poniendo transporte hasta el aparcamiento a disposición de quien carecía de coche oficial.

El acceso a la ceremonia fue muy restringido. Todo estaba medido para cumplir las normas de prevención del coronavirus. Así que no hubo ni consejeros ni concejales ni excesivos prebostes. El presidente de la Comunidad, Fernando López Miras, encabezó la representación autonómica: «Hoy Cartagena vuelve a convertirse en uno de los referentes armamentísticos del mundo; hoy la Región, gracias a Cartagena, se convierte en uno de los grandes productores de tecnología de Europa; el 'Isaac Peral' solo trae cosas positivas», declaró a La7.

López Miras: «Cartagena vuelve a convertirse en un referente armamentístico del mundo; y la Región, en productor de tecnología»

A las redes sociales se encomendó la alcaldesa, Ana Belén Castejón, para expresar su «orgullo de contar con Navantia, que desarrolla un programa vital para la industria nacional». La compañía pública tiene como grandes aliados en Cartagena a la Universidad Politécnica (UPCT) y a la Autoridad Portuaria, representadas ayer por su rectora y presidenta: Beatriz Miguel y Yolanda Muñoz, respectivamente.

Otro cartagenero ilustre que saboreó el momento fue el jefe del Estado Mayor de la Defensa, Teodoro López Calderón, homenajeado por la ministra en su parlamento como uno de los valedores del programa. Antes de regresar a Madrid, el almirante general departió con el vicealmirante jefe de la Fuerza de Acción Marítima, Juan Luis Sobrino.

La altura de la Infanta

Bajo la carpa, casi todas las miradas se dirigían a los Reyes, principalmente al elegante vestido de la Reina y a la altura de la Princesa de Asturias y de la Infanta Sofía. «La pequeña ha pillado a su hermana y no supera a su madre porque Letizia lleva sus buenos tacones», comentaban en la distancia dos empleadas del astillero sorprendidas por el despliegue de fotógrafos y guardaespaldas a las puertas de las oficinas.

Don Felipe, camino de su coche, saludó al expolítico y economista Ramón Tamames, que a sus 87 años acudió desde Madrid

Entre los invitados también llamó la atención la presencia del economista Ramón Tamames, que a sus 87 años no dudó en viajar desde Madrid para asistir al histórico acontecimiento. Sin importarle el aguacero, el Rey se desvió del camino hacia su coche para saludar al catedrático de Estructura Económica, expolítico y antaño habitual tertuliano.

Mientras tanto, muchos cartageneros aguardaron en la puerta del Arsenal la salida de la comitiva real hacia el aeropuerto. Los Reyes, la Princesa de Asturias y Doña Sofía saludaron a través de los cristales mojados de sus blindados.

Algunos de esos curiosos habían pasado la mañana apostados en la esquina del Muelle de Alfonso XII y en el espigón del antiguo Club de Regatas. Desde ambos lugares hay visión lejana pero directa del lugar donde se desarrolló la ceremonia de puesta a flote del 'Isaac Peral'. En la distancia, se adivinaban las siluetas del Rey y de la Princesa cuando subieron con el director del astillero a lanzar la botella contra el casco del S-81.

«¿Qué? ¿Ha habido 'papeo'?», preguntó curioso y sin rodeos al empapado cronista un trabajador de la factoría, acompañando sus palabras con el gesto de comer con la mano. Pues no lo hubo. Así que la Familia Real y el resto de autoridades se fueron de Cartagena sin catar nada en un mediodía de emociones y contrastes. Ni siquiera unos 'exploradores' de la misma tierra que los expedicionarios submarinos.

Una representación de trabajadores con los Reyes; el resto, libres

La necesidad de espacio para desplegar toda la organización del evento y razones de seguridad dejaron el astillero durante unas horas como si fuera domingo. La mayoría de los trabajadores del turno de la mañana –cada día entran más de dos mil profesionales a la factoría naval– fueron liberados de obligaciones varias horas. Así que cuando la comitiva real se aproximaba a Cartagena, la carretera de La Algameca estaba atestada de vehículos que salían de los aparcamientos de la empresa hacia el centro de la ciudad.

Dentro quedaron empleados ajenos a todo lo que ocurría en la antegrada de la nave de armamento, donde se desarrolló la ceremonia, y una representación de los distintos departamentos implicados en la construcción de los S-80 convocados para saludar a la Familia Real. Con ellos se hicieron una fotografía. Navantia colocó una placa recordando la regia visita con motivo de la puesta a flote del 'Isaac Peral' y coincidiendo con el centenario de la botadura del B-1, primer submarino de la factoría.

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

laverdad Del sol a la lluvia en un día de contrastes