Juan García Serrano, el guardián del folklore con 'k'
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Cronista de Puente Tocinos y presidente de la peña La Crilla, anima a las instituciones a darle a lo popular la atención que merecePreciso como un metrónomo, Juan García Serrano (1952) desgrana los grandes hitos de toda una vida dedicada a mantener vivo el folklore como buen cronista que es. Y nada menos que de Puente Tocinos, su tierra natal, donde tuvo que recoger el testigo de un ... grande de las memorias murcianas: José Travel Montoya 'El Repuntín', allá por mediados de la década de los 2000. Defensor del folklore con 'k', porque responde mejor a lo que él llama raíces, García Serrano sigue portando la llama a la espera de que las nuevas generaciones den un paso adelante «y tiren del carro», y de que las instituciones otorguen a esta cultura de raíz la atención que se merece. «Si nos fijamos en la cosmética, parece que vivimos cierto esplendor, pero si profundizamos y metemos el dedo en la llaga, estamos aguantando con palicos y cañas, y todo depende del voluntariado social y de la impronta de las personas». Más clara, el agua.
Lleno de inquietudes y con un espíritu de esos que empujan a jóvenes y mayores, mucho queda en el director de la Semana Internacional de la Huerta y el Mar de Los Alcázares de ese adolescente que, con apenas 16 años, creó con un puñado de chavales el Centro Juvenil y Cultural de Puente Tocinos, «un referente reivindicativo de gran raigambre». Este núcleo, «en el que aprendimos de democracia y de colaboración reivindicativa», exportó al municipio y a la Región actividades musicales, un boletín al que él mismo bautizó porque había que ponerle 'Algo' y que fue el germen del Grupo de Coros y Danzas 7 Coronas, que vio la luz en 1968 y a la postre serviría de acicate para la creación de la peña huertana La Crilla, en 1979. Y eso que, poco antes del nacimiento de La Crilla, azuzado por un amigo después de ver el Bando de la Huerta, dijo aquello de «no me toques las palmas, que estoy muy tranquilito». Y claro, de tranquilidades poco sabe este hombre, criado en una familia –materna y paterna– de huerta y agricultura, que vivió de niño pensando que el único mar que existía era el de Los Alcázares. «Los primeros veraneantes de Los Alcázares habían sido los huertanos de Murcia y del Campo de Cartagena, aquellos que alquilaban casas compartidas y llegaban a la playa en el coche de línea de San José de la Montaña», recuerda el cronista. Junto a él, y cuando el territorio no era más que una pedanía que dependía administrativamente de San Javier y Torre Pacheco, el pedáneo José Carrasco García, el presidente de la Asociación de Vecinos Miguel Ayala y un inquieto comerciante llamado Fernando Muñoz Zambudio, crearon en 1972 la Semana Internacional de la Huerta y el Mar de Los Alcázares. Una fiesta de Interés Turístico Regional que comienza mañana, 14 de agosto, su 51 edición. «En realidad es la edición 52, porque el año de la pandemia no corrió número, aunque hicimos actividades para que no se apagara la llama del folklore», matiza.
Mucho le deben las gentes de Murcia a uno de los impulsores de la declaración del Bando de la Huerta como festivo en el municipio, logro que se consiguió bajo su presidencia de la Federación de Peñas Huertanas, entre 1982 y 1984, cuando era alcalde de Murcia el recordado José María Aroca Ruiz-Funes, primero de la democracia.
Solo dos años, los iniciales, presidió García Serrano la recién creada federación. Sin embargo, como buen Guadiana de las tradiciones, en la Semana de la Huerta y el Mar ha llevado las riendas en distintos periodos a lo largo de más de 30 años: de las ediciones 19 a la 26 y de la 30 a la 51 actual. Más lo que continúe.
Honores y distinciones le han llegado desde el mundo del folklore y las tradiciones a lo largo de su vida, y él no puede «estar más agradecido». Ha sido pregonero en las fiestas de La Asunción de Los Alcázares, en las de Puente Tocinos, la Semana Santa de Zarandona o en Cabezo de Torres, además de cofrade de honor de la Venerable Cofradía del Santísimo Cristo del Remedio de Puente Tocinos. Ahora vive inmerso en un proyecto piloto para introducir las señas de identidad en los colegios de Puente Tocinos. Porque, como bien se reconoce en el dicho popular, «tenemos que conocer de dónde venimos para saber adónde vamos».
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