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Detrás de cada curva, viaducto y capa de asfalto sobre los caminos de la Región ha estado pendiente en los últimos 38 años José García León, ingeniero jefe de la Demarcación de Carreteras del Estado, que ha creído llegado el día de su jubilación «para dejar paso a la juventud». Enemigo de los discursos y las fotos de rigor, García León se ha mantenido discretamente en ese llamado segundo plano que es en definitiva desde donde que sacan las castañas del fuego, se brega con los alcaldes, con los expropiados, con los contratistas... para transformar en planos y cemento las promesas de los políticos ávidos de kilómetros de autovías. Al final, García León siempre dejaba la cinta preparada.
Cuando García León ingresó en octubre de 1962 en la Delegación del Ministerio de Obras Públicas de Murcia, como ingeniero del servicio de conservación, la Región estaba atravesada por 1.800 kilómetros de carreteras en deplorable estado, la mitad de las cuales eran caminos sin asfaltar. Estaba todo por hacer, y hubo que empezar realmente desde los cimientos mientras Murcia tenía que aguardar otros veinte años a que llegara el verdadero empuje inversor del Gobierno central a partir de 1985. «Cuando se puso en marcha el primer Plan General de Carreteras, en la Región de Murcia sólo había 3 kilómetros de autovía, que era justamente la Ronda Oeste», recuerda con un deje de nostalgia García León.
Ahora, quince años después, prácticamente toda la red de titularidad estatal se encuentra modernizada con dos carriles por banda. Todos los proyectos han pasado por su manos. Antes y después de las decisiones políticas, le quedaba a la Demarcación de Carreteras el verdadero trabajo por hacer: evaluar las necesidades, realizar los estudios previos, defenderlos en Madrid y abocarse a la vorágine de los plazos de información pública, alegaciones, expropiaciones, ejecución, certificaciones y control de calidad de las obras. Natural de Albatera, José García León cree que ha llegado la hora de presentar su jubilación con 67 años y medio cumplidos. «No me he jubilado mientras consideraba que mis servicios eran útiles. Ahora hay que dejar paso a la juventud para que tome las riendas». (Su sucesor es þngel Luis García Garay, que ocupaba hasta ahora la jefatura del servicoio de Conservación y Explotación).
García León terminó la carrera de ingeniero de Caminos, Canales y Puertos en el año 1960 y tuvo su primer trabajo en los ferrocarriles de Galicia. Un año después llegó a Murcia para trabajar en la empresa constructora Bernal Pareja y doce meses después ingresó en la Delegación del Ministerio de Obras Públicas como ingeniero del servicio de conservación. En 1976 fue nombrado delegado y jefe provincial de Carreteras y en el 85 responsable de la Demarcación. Entre los años 74 y 77 fue segundo teniente de alcalde de Murcia durante el mandato de Clemente García. Su dilatada trayectoria al frente de la red viaria regional muestra su faceta profesional de servidor público sin fisuras, dado que ha convivido con los gobiernos de todos los colores políticos, ninguno de los cuales ha mostrado un ápice de queja hacia su gestión, sino más bien al contrario.
Los políticos de turno han demostrado siempre de puertas adentro su buena consideración hacia García León, ya que un aspecto importante de su trabajo ha consistido en agilizar los proyectos al máximo y tener siempre preparados los papeles ante Madrid. No bastaba con que el ministerio autorizara la autovía de turno, sino que había que llegar el primero a los despachos para disponer el dinero tan necesario y a menudo tan escaso. Un ejemplo de su visión de futuro fue la red arterial de Murcia que diseñó hace treinta años y que ya es una realidad.
José García León quiere ahora desconectarse, desacelerar el ritmo de trabajo y descargar el estrés tantos años acumulado por cientos de llamadas y visitas a su despacho a causa de la carretera de turno. Gajes del oficio. «Siempre he recibido presiones, en el buen sentido, y he tratado de ser receptivo a todos procurando servir a la Región y al interés general». Dedicará su jubilación a su familia (cinco nietos y cinco hijos -ninguno de ellos ingenierio-), a viajar y a cuidar su huerto de Albatera.
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