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Un viandante echa un vistazo a las ofertas de viviendas en el escaparate de una agencia inmobiliaria de Los Alcázares. A. salas
Crisis en el Mar Menor: Las inmobiliarias temen un frenazo en la comarca en plena campaña de ventas

Las inmobiliarias temen un frenazo en la comarca en plena campaña de ventas

«El comprador nacional ya no viene; han matado a la gallina de los huevos de oro», lamentan los agentes, que detectan un desvío de clientes hacia la costa alicantina

Miércoles, 16 de octubre 2019, 03:07

Un rosario de circunstancias adversas arrastra la economía de la comarca del Mar Menor, donde el sector inmobiliario cuenta ya los escollos y las dificultades como si fueran las plagas de Egipto que Dios envió a los dominios del faraón cuando este se negó a liberar a los esclavos israelitas. No ha habido plaga de ranas, como cuenta el Antiguo Testamento, pero la crisis económica no ha terminado de levantar su bota del cuello de un mercado altamente condicionado por la estabilidad política y el empleo, otras dos condenas que podrían recordar al castigo bíblico de la oscuridad. Tampoco ha habido pandemia de peste sobre el ganado, como la anunciada por Moisés, pero sí un cierre de aeropuerto (el de San Javier) que, según los empresarios de la zona, ha restado este año un 40% del volumen de negocio habitual en el litoral. En lugar de la plaga de las úlceras, apareció Boris Johnson y el anuncio del 'Brexit', con la caída de la libra, que ha atenazado los bolsillos de los clientes ingleses en la costa murciana incluso antes de producirse la temida desconexión de la UE el 31 de octubre.

La gota fría recordó a los vecinos hace solo un mes la séptima plaga de la tormenta de granizo y fuego que embistió a los egipcios. El remate fue el colapso ambiental del Mar Menor, que si bien impactó en los veranos de 2016 y 2017 en la venta y alquiler de viviendas costeras, ha sido recibida por su mortandad masiva de la fauna marina como la plaga que convirtió en sangre las aguas del Nilo. «Ha sido la puntilla. No se imaginan los responsables el impacto que vamos a vivir», relata Juan Fernando Maldonado, propietario de la agencia Swing Land Estates, en pleno corazón del 'Little England' de Los Narejos. Por su escaparate con ofertas inmobiliarias pasean cada día la nariz de arriba a abajo decenas de posibles compradores, la mayoría extranjeros porque «el mercado español está muerto, retenido por la inestabilidad política y por las hipotecas», explica el agente inmobiliario y economista.

Efectos en cadena

Los efectos de las 'plagas' también han llegado en cadena. Maldonado confirma «un descenso de la demanda desde las inundaciones» y una entrada repentina al mercado de viviendas en venta debido al miedo de las familias a unas terceras riadas. Otra consecuencia ha sido la búsqueda en vano de residencias de alquiler por los destrozos de las inundaciones. «No hay casas de alquiler, y si la encuentras, los dueños ya no negocian el precio», afirma Maldonado.

«De faltar casas cada verano, hemos pasado a que se queden con el cartel puesto por el desastre en Mar Menor», se queja Antonio Hernández, de Roma Inmobiliaria, en San Pedro del Pinatar. «Hemos matado a la gallina de los huevos de oro», afirma. «La mala publicidad ya está hecha, y no puede bajar aún más los precios, pues están en nivel de crisis, pero afectará a las ventas», opina el agente, quien recibe llamadas de los propietarios que viven en Madrid para ver cómo va la venta de sus casas de la playa. A Nicolás Nogueras, de Mani Propiedades, en Lo Pagán, le preocupa que sus clientes ya se quejaban del fango de las playas, y se pregunta cómo las encontrarán en Semana Santa. «La gente pregunta mucho», afirma.

Maldonado recuerda que «los gurús económicos dicen que donde hay crisis hay oportunidades», aunque está seguro de que «no se van a tirar los precios». Para él, la oportunidad de la crisis ya tiene destinatario: «La zona de Torre de la Horadada, Orihuela Costa y Mil Palmeras se están beneficiando de la crisis del Mar Menor porque sus playas tienen más garantías», afirma. Según Maldonado, la costa sur alicantina es «la nueva zona 'premium', donde se venden casas de 200.000 euros, mientras que aquí rondan los 80.000 euros, o cien mil como mucho». Cree que «la recuperación no depende de obras millonarias, sino de un trabajo conjunto, de ser más eficientes».

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