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El Imida, que tiene a su cargo del Observatorio del Mar Menor, prevé mejorar la monitorización y vigilancia de los parámetos de la ... laguna costera con una nueva embarcación científica de recogida de datos que actuará a partir del mes que viene, informan fuentes de la Comunidad Autónoma. De esta forma, el organismo, que depende de la Consejería de Agricultura, tendrá mayor autonomía para realizar por sí mismo análisis y muestreos y no depender de algunos apoyos externos.
El Instituto Murciano de Investigación y Desarrollo Agrario y Medioambiental tiene entre sus cometidos la observación y la monitorización del ecosistema marino y su entorno, así como facilitar «el público conocimiento de su estado mediante la difusión de los datos de seguimiento siguiendo criterios de transparencia». También se encarga de las sinergias y de las colaboraciones con otros grupos de investigación de centros de investigación y con universidades.
Los chequeos periódicos que viene realizando el Imida se trasladan al Canal Mar Menor y a la comunidad científica y abarca numerosos parámetros. Entre ellos están los niveles de oxigenación, para prevenir y actuar ante posibles situaciones de anoxia. Las analíticas de la masa de agua se realizan con apoyo externo.
La laguna costera finalizó agosto con una mejoría de algunos de sus parámetros, pese a las elevavas temperaturas y la actividad turística de la época, según el informe que analizó el Comité de Asesoramiento Científico. El catedrático de Ecología de la Universidad de Murcia (UMU) Ángel Pérez Ruzafa advirtió, no obstante. de que la situación «es de calma tensa y los riesgos persisten».
El Ministerio para la Transición Ecológica (Miteco) dio a conocer el informe sobre los flujos de agua con carga contaminante que impactan en la laguna costera, como avanzó ayer LA VERDAD. En ese estudio, ha cuantificado en 26,52 hectómetros anuales la entrada a través de las avenidas, del régimen ordinario y de la infiltración procedente de los acuíferos, con referencia al año pasado. Una de las principales conclusiones es que se han vertido 3.580 toneladas de nitratos y 19,7 de fosfatos.
El informe, que se ha incorporado al Marco de Actuaciones Prioritarias, corrobora otros estudios anteriores, entre ellos el de Pérez Ruzafa, que cifró la carga de nitratos en más de 3.000 toneladas, como reveló esta Redacción, y así quedó recogido en los anteriores planes de cuenca del Segura.
Para el diputado regional del PP Jesús Cano, «el Ministerio reconoce que su inacción sobre el acuífero está provocando que toneladas de nitratos sigan entrando al Mar Menor. Ha encargado un estudio que le ha costado 55.000 euros para que les diga lo que el Gobierno regional y los científicos llevamos diciendo desde hace años: que la actual entrada continua de nutrientes lo hace a través del acuífero y de los afloramientos que se producen por su altísimo nivel, como se puede observar en la rambla del Albujón». A pesar de ello, añadió a través de un comunicado, «el Gobierno de España y la ministra Ribera se han desentendido siempre y han permitido esta situación».
Recordó que es el Miteco quien tiene las competencias sobre las ramblas y el acuífero. Asimismo, el parlamentario denunció que la rambla del Albujón «sigue vertiendo 166 litros por segundo de agua con nitratos y, en menor medida, de fósforo, habiendo picos durante el año de más de 200 litros por segundo».
El informe de flujos contaminantes del Miteco y la CHS realiza una comparación entre el «régimen natural» del Campo de Cartagena y la situación actual, arrojando significativas diferencias. Ciñéndose al régimen natural de la zona, que dibuja un estado con escasa actividad, apunta que este quedaría configurado por ramblas sin agua circulante la mayor parte del año, excepto en las épocas de avenidas causadas por las lluvias.
Señala asimismo que habría un regadío muy localizado y que la infiltración en el terreno se produciría con las precipitaciones. En este sentido, apunta que la recarga media sería de 21,1 hectómetros al año. Las pérdidas en los cauces por reinfiltración sumarían 1,77 hectómetros año, y la infiltración total al acuífero sería de 22.
Asimismo alude a «la extracción de aguas subterráneas mediante norias». En esta situación, el Mar Menor estaría en condiciones oligotróficas, es decir, sería un ecosistema con pocos elementos para sostener la vida, con niveles muy bajos de nutrientes. Un escenario que estaría en el polo opuesto del actual, en el que la laguna recibe elevadas cantidades de nitratos y en menor medida de fosfatos.
El balance de flujos refleja, por otra parte, que entre los años 2021-2022 hubo una entrada de «agua artificial» en el Campo de Cartagena destinada principalmente a los regadíos. Los volúmenes procedían del Trasvase Tajo-Segura ( 55,5 hectómetros), la desalación (24,8), las extracciones de aguas subterráneas (26), los caudales reutilizados de las depuradoras (16,2) y la impulsión de la rambla del Albujón (2,7). Aparte de esto, la lluvia caída en ese periodo se cuantificó en 468 hectómetros (363 litros por metro cuadrado en un año).
El informe explica que las aguas extraídas del acuífero y las que se impulsan del Albujón tienen una elevada conductividad y no pueden ser utilizadas directamente para riego, salvo que se mezclen con caudales menos salinos, como sucede actualmente.
Indica asimismo que hay una transferencia de 38 a 46 hectómetros al año del acuífero Cuaternario a otros más profundos.
José Luis García Aróstegui, científico titular del Instituto Geológico y Minero de España (IGME) y profesor de la UMU, recibe con cierta cautela algunos datos recogidos en el balance de flujos publicado por el Ministerio. Cree que todavía existen «incertidumbres», sobre todo acerca de la recarga de los acuíferos y los retornos de riego. Propone disponer de más información proque hay datos que vienen de años atrás y se siguen manteniendo, algunos ya recogidos en los planes de cuenca del Segura.
«Supongo que no pueden cambiarlas porque son cifras oficiales, pero son las mismas que en los planes anteriores. Si con la recarga y los retornos entran 48 y 18,2 hectómetros en el Cuaternario y solo salen 10, el resto hay que mandarlo a las capas inferiores. Entra mucha más agua de la que sale de los acuíferos. Es complicado cuadrar los datos y hacerlo por zonas», explica el científico.
A su juicio, se aplican cifras recogidas en los planes de cuenca a la situación que había en el año 2022, cuando se trata de periodos diferentes. En cuanto a los nitratos, la cifra final sale de multiplicar las concentraciones por los hectómetros, por lo que el resultado puede variar. Aróstegui apuesta por obtener información más detallada. Y sobre el impacto de los purines, sostiene que el acuífero de Fuente Álamo no guarda relación directa con los del Mar Menor, según el Proyecto Aquifer.
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