

Secciones
Servicios
Destacamos
El mar dispone de recursos de emergencia para paliar los desmanes humanos. Es el caso de los bivalvos y, más concretamente de las ostras, que se perfilan como una de las soluciones para regenerar el Mar Menor. Cada uno de estos seres que habitan en un cofre con forma de castañuela es capaz de filtrar hasta 200 litros de agua al día. «En realidad lo hacen para evitarse digerir sustancias que no le aportan nada», explicó ayer la científica del IEO-CSIC Marina Albentosa, directora del proyecto RemediOS2 del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfica y la Fundación Biodiversidad, a través del programa Pleamar. Lo hizo en una jornada informativa, en la que participaron representantes de las entidades socias del proyecto, entre ellas la secretaria autonómica de Sostenibilidad, María Cruz Ferreira Costa.
En la primera edición del proyecto, ya logró cerrar el ciclo de la reproducción de ostras y aún mantiene 15.000 ejemplares de aquella primera camada del año 2022, que se suman a los 300.000 individuos de la segunda reproducción. En el sótano del Instituto Español de Oceanografía (IEO) de Lo Pagán, en San Pedro del Pinatar, ha creado el semillero que podría proporcionar estos 'biorremediadores' para sanear la laguna. Es una despensa de soldados filtradores que harán falta para empezar a librar al ecosistema de las sustancias tóxicas que lo perjudican. En concreto, la científica calcula que se necesitarán unos 60 millones de ostras para obtener resultados apreciables en la laguna.
En realidad, esta cantidad equivale a la mitad de las que se registraron en el Mar Menor en los años noventa, cuando se produjo el 'boom' de este cotizado bocado de mar. La extracción masiva y «un cúmulo de factores», según señalan los expertos, las hicieron desaparecer, pero los resultados de aquella gran colonia han impulsado este nuevo proyecto: «Filtraban toda el agua de la laguna en dos meses», afirma Albentosa.
La científica lleva trabajando con bivalvos desde 1989 y, ahora, su reto es confirmar que estos pequeños seres herméticos serán capaces de adaptarse y sobrevivir a los nuevos picos de temperatura del Mar Menor, por encima de los 30 grados que se registran en verano.
Ya ha culminado experimentos con éxito a altas temperaturas, pero la prueba de fuego será la creación, en abril de 2025, de un arrecife junto a las islas del Barón y Perdiguera para sumergir la primera barrera de ejércitos filtradores. «Hemos tenido mortandad, como es lógico, pero hemos comprobado que es viable», afirmó la bióloga del IEO.
En la localización de las zonas y condiciones idóneas para su cultivo colabora la Consejería de Medio Ambiente, Universidades, Investigación y Mar Menor, que trabaja también en proyectar los resultados de la cría de bivalvos hacia modelos de economía circular.
La asociación de Naturalistas del Sureste (ANSE) alberga en las salinas de Marchamalo uno de los criaderos del proyecto. Lleva a cabo además un programa de acciones de divulgación para concienciar sobre la función de este nuevo filtro del Mar Menor y evitar su expolio.
Publicidad
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Favoritos de los suscriptores
Especiales
Así se desbocó el urbanismo en La Manga
Fernando López Hernández
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.