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Ana María L. G. no es una mujer que se dé por vencida fácilmente. Gracias a su incansable espíritu de lucha, el Tribunal Superior de Justicia de la Región de Murcia ha reconocido el derecho de sus tres hijos, de 11, 8 y 4 ... años, y del resto de niños de la Comunidad a recibir clases de religión islámica. «La primera vez que reclamé hice mal el procedimiento y no lo conseguí», reconoce con humildad, «pero, al año siguiente, me dije a mí misma: 'esta es la buena'». Y vaya si lo ha sido.
Aunque el resultado salta a la vista, el esfuerzo que se esconde detrás de esta sentencia no resulta tan evidente. En primer lugar, «tuve que ir repartiendo papeletas a los padres para conseguir su firma como si fuera un profeta», recuerda con humor. «No me dejaban entregarlas ni en la puerta del colegio, por lo que intentaba hacerlo en los autobuses», explica. Finalmente, consiguió reunir 50 rúbricas. Sin embargo, solo entregó 25 porque «no entendía la letra de la mitad». Un detalle que queda en simpática anécdota, pues con lograr la conformidad de diez ciudadanos era más que suficiente para entregar la solicitud a la Consejería de Educación.
El silencio administrativo que obtuvo como respuesta la llevó a reclamar ante el TSJ, donde fue representada por una procuradora, pese a que ahora piensa que «me hubiera gustado estar presente». Asegura que no ha hecho nada extraordinario, tan solo «exigir que se respeten los derechos» de una comunidad que «tiene miedo de alzar la voz por si les perjudica en otros asuntos».
En este sentido, manifiesta que «mis hijos necesitan crear su identidad ahora, no cuando tengan veinte años», puesto que el mayor «ya ha perdido demasiado tiempo». Afirma que no por profesar la religión musulmana «van a carecer de valores como el respeto o la igualdad». De hecho, lamenta que no se produzca una integración de los chiquillos en espacios comunes de los centros educativos, donde «se forman grupos diferenciados». Es por esto que incide en que «es necesario que jueguen todos juntos y se eduquen en la diversidad» para evitar que, de adultos, se reproduzcan este tipo de discriminaciones. «Lo he hecho para que mis hijos y los de otros padres no sientan que son marginados por la religión que practican», concluye.
La consejera de Educación, María Isabel Campuzano, dijo ayer, sobre la nueva asignatura de religión islámica que debe comenzar a impartirse en las aulas murcianas, que la intención de su departamento es «vigilar que todos los contenidos se adapten a la Constitución como tiene que ser, y lo pide la ley así; en ese proceso estamos».
Campuzano insistió en que la asignatura no se ha ofrecido hasta ahora a las familias que la reclamaban porque «nunca hemos tenido la documentación acreditativa de los docentes que tienen que impartir esa asignatura. Volveremos a reclamar a las autoridades religiosas islámicas que nos remitan la documentación necesaria para que las personas estén capacitadas para dar la religión islámica en los colegios».
La consejera admitió que, aunque su departamento recibió el listado de profesores propuesto por la Comisión Islámica, «faltaba documentación que no estaba completa y volvimos a pedirle que la mandaran y nunca más supimos». La consejera no fue capaz de concretar ayer si la asignatura se pondrá en marcha en las aulas este mismo curso: «Depende de que esa fase administrativa y acreditativa quede resuelta», zanjó Campuzano.
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