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«El que vale, vale; y el que no, para ADE». El manido dicho, repetido curso tras curso en los campus universitarios para disgusto ... de los alumnos de Administración y Dirección de Empresas (ADE) aplicados que sí se lo toman en serio, tiene, como todas las sentencias callejeras, un trasfondo de certeza. El grado de ADE lidera el 'top ten' de títulos con mayores tasas de fracaso y suspensos entre los 56 grados que imparte la Universidad de Murcia (UMU), clasificación en la que también se encuentran las carreras de Ingeniería Informática, Matemáticas, Sociología y Derecho. En cambio, los alumnos de Traducción, Educación Infantil y Enfermería destacan entre los que más aprueban. Entre las razones que elevan la tasa de éxito de un título, apunta la vicerrectora de Estudios, Sonia Madrid, se encuentran el filtro de entrada (tienen una nota de corte alta y acceden alumnos más brillantes) y su perfil vocacional, además del nivel de dificultad propio del título.
El grado de ADE tiene la tasa de rendimiento -la relación porcentual entre los créditos aprobados y los correspondientes al curso- más baja de todo el catálogo de títulos, un 55,3%. También encabeza otros parámetros que reflejan malos resultados, como la tasa de abandono y la de evaluación. El título es precisamente de los que exigen una de las notas de corte más bajas de la UMU, y además oferta un elevadísimo número de plazas, nada menos que 505 este año. «El gran número de estudiantes es un factor determinante, no hay ninguna otra carrera con una oferta tan elevada, y eso provoca que entren alumnos vocacionales pero también otros muchos que no saben qué hacer o no han conseguido plaza en el título que realmente querían», argumenta el decano de la Facultad de Economía y Empresa, Samuel Baixauli.
El problema llega cuando algunos de esos alumnos que han acabado en ADE por descarte se encuentran con que el grado tiene su nivel de dificultad, y se estrellan en asignaturas como Matemáticas, que se hace cuesta arriba para los estudiantes que realizaron el Bachillerato de Humanidades y Ciencias Sociales y no tienen base en la materia. «En algunos casos adolecen de cierto desconocimiento de los métodos cuantitativos de análisis», remarca Baixauli, quien está convencido de que las tasas de rendimiento y éxito mejorarán en las próximas estadísticas, y apunta a los buenos resultados de los grados de Economía y el doble de Derecho y ADE, que comparten en buena medida claustro de profesores.
Ingeniería Informática cosecha también una tasa destacada de suspensos y no presentados. En este caso, la dificultad intrínseca a los estudios es parte de la explicación. «La media de suspensos del grado nacional es también alta. La base del título se asienta en materias como las Matemáticas, la Física, que suponen una dificultad para muchos estudiantes», remarca Gabriel López Millán, vicedecano de Calidad, quien pone el acento en la progresión de mejora anotada en los últimos años, desde el 41% de rendimiento en el curso 2012-2013 hasta el 63% del último año. Para el presidente del Consejo de Estudiantes, Borja Moreno, el plan Bolonia afectó negativamente a títulos como Ingeniería Informática, ya que se condensaron seis cursos en cuatro, pero algunas materias no se han modificado, «y lo que se estudiaba en un año, entra ahora en un cuatrimestre».
La mejora en las medias de aprobados responde a las medidas puestas en marcha por la Unidad de Calidad del Claustro de la UMU, que desde hace años, cuando detecta un grado o asignatura con una tasa de suspensos destacada al alza (o a la baja) más allá de lo razonable, insta a analizar las causas y a proponer planes de mejora a los departamentos y facultades, que deben rendir cuentas.
La leyenda de los profesores 'hueso' de la Facultad de Derecho, como el que dio lugar al popular dicho en la centenaria facultad, va reduciendo su alcance. «Muchos se han jubilado y otros se han ido ablandando con la edad», admite el delegado de los alumnos de la Facultad de Derecho, Ignacio Murcia, quien achaca el también bajo rendimiento de los estudiantes de ese grado en «la falta de vocación de muchos. Algunos lo ven como un paso previo a las oposiciones, y otros se matriculan en Derecho porque no tienen clara otra opción; al final son los menos los apasionados del Derecho», que tiene una tasa de rendimiento del 64%.
El Defensor del Universitario, Juan José Vera, comparte su apreciación, y cree que los 'profesores hueso' han reducido su presencia en la UMU en los últimos años. «Se realizan evaluaciones cuando los títulos tienen altas tasas de suspensos, se les piden planes de mejora, resultados... La Aneca tiene en cuenta esas desviaciones de fracaso (o de aprobados excesivos) para evaluar los títulos, y al final nadie quiere ser el culpable de que su facultad sea mal valorada. Lo que no puede darse por coherente es que un alumno que saca 'nueves' en casi todas las materias se quede en el 3 en una de esas».
La complejidad intrínseca de determinados grados, como los de Matemáticas y Física, provocan que sus porcentajes de éxito se encuentren en la zona baja de la tabla. «Los estudios de Matemáticas requieren cierto nivel de abstracción y de perspectiva», admite el decano de la Facultad de Matemáticas, Pascual Lucas, quien está convencido de que las cifras darán un vuelco cuando se actualicen con los alumnos de los últimos años, «estudiantes excelentes en su inmensa mayoría».
La dificultad no siempre es un lastre. En el caso de los grados muy vocacionales, como los relacionados con la rama de Ciencias de la Salud, los estudiantes consiguen tasas de éxito sobresalientes aunque se trate de grados difíciles, como Medicina, Odontología y Veterinaria. El sesgo en esas carreras, advierte el delegado de alumnos de la Facultad de Medicina, Antonio Bernal, viene condicionado de origen, ya que solo los mejores estudiantes y con expedientes brillantes consiguen plaza. Así, cuando se valora la tasa de rendimiento por áreas de conocimiento, Ciencias de la Salud lidera la tabla. Le sigue la rama de Arte y Humanidades, que agrupa también otros grados con un marcado componente vocacional, como Traducción e Interpretación.
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