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Martes, 17 de septiembre 2019, 03:51
El Colegio de Geógrafos de la Región advirtió ayer de que la DANA que ha golpeado la Región «nos vuelve a dejar las mismas lecciones que todas las anteriores». La institución cuestionó, en un comunicado, las políticas urbanísticas aplicadas hasta ahora, y apostó por medidas «inaplazables» que se requieren «con urgencia». Para los geógrafos, es imprescindibe «limitar en gran medida los usos de las zonas inundables».
«Tras las importantes riadas de los años 80 del pasado siglo se llevaron a cabo obras de canalización en el Segura, como en otros sistemas fluviales, encaminadas, en teoría, a evitar que se repitiesen sus calamitosas consecuencias», recuerdan los geógrafos. Sin embargo, «una vez más se demuestra que, más pronto que tarde, estas actuaciones se ven superadas y, lejos de mitigar los efectos, acaban suponiendo una multiplicación de los mismos».
«Cuando se cortan unos meandros para trazar un cauce rectilíneo, no sólo perdemos diversidad natural, acabamos con las zonas de ribera y eliminamos las zonas inundables. Al reducir el recorrido del río lo dotamos de mayor pendiente, lo que multiplica la energía del flujo y su poder destructivo», advierte el Colegio. «Si tras esto, además, se sucede un proceso urbanizador que ocupa hasta el mismo borde de la canalización y buena parte de la llanura de inundación, los efectos de los desbordamientos se tornan catastróficos». Utilizar «como supuesta solución el levantar más los muros de las márgenes, cosa que hoy sigue haciéndose tras episodios como estos, provoca, y reincide en la sensación de falsa seguridad bajo las que nuevas actividades ocupan zonas inundables», alertan los expertos. «Contrariamente, estas actuaciones de recanalización provocan un efecto multiplicador cuando ceden, impidiendo, además, que el agua desbordada retorne al cauce al bajar el nivel de la riada, prolongando los efectos en las zonas inundadas», sostiene el Colegio de Geógrafos.
Por todo ello, para la institución «se impone un cambio de paradigma en el tratamiento de estos eventos». En concreto, los geógrafos apuestan «por la aplicación de políticas de ordenación del territorio, integrales, transversales, de mirada amplia, que apuesten por la recuperación y restauración de las zonas inundables y por la retirada, lo más alejadas posible, de las defensas más duras, dotando a ríos y ramblas de mayor espacio y capacidad de disipación de la energía. Una ordenación del territorio donde las zonas inundables presenten usos compatibles con las avenidas». Aun así, «más pronto que tarde, la administración deberá plantearse la necesidad de cambios de usos, desurbanizando las zonas que, episodio tras episodio, sufren las mismas consecuencias», advierte el Colegio. Además, todo esto se produce en un contexto de cambio climático que hará más frecuentes las gotas frías, recuerda la institución.
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