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Un vecino apura un cigarrillo respetando la distancia frente a las mesas de un establecimiento, ayer, en la plaza de las Flores, en Murcia. EDU BOTELLA / AGM
Coronavirus en Murcia: «¿Por qué me tengo que ir a fumar allí si luego estoy aquí con ellos?»

«¿Por qué me tengo que ir a fumar allí si luego estoy aquí con ellos?»

El primer día de restricción al tabaco en las calles para frenar la pandemia, bajo amenaza de multas que arrancan en los cien euros, solivianta a los fumadores

Lunes, 17 de agosto 2020, 07:21

El primer día de prohibición del tabaco en las calles siempre que no exista una de seguridad de dos metros se vivió ayer en la ciudad de Murcia entre la resignación y el enfado.

«He tenido que decirle a varios clientes que por favor se apartaran para fumar ahí», dice un camarero de la zona de la Plaza de la Flores señalando un pequeño rincón con sombra bajo un toldo del establecimiento. «La gente lo ha acatado más o menos bien, pero tampoco tenemos ahora problemas de espacio», señala.

En las calles, prácticamente vacías en agosto, todavía pudieron verse a algunas personas tirando de vicio, amparadas por la falta de vecinos que hacía de la Gran Vía un lugar seguro frente a las multas por el cigarrillo. Las sanciones están reguladas en el Decreto Ley 8/2020, de 16 de julio, que establece el régimen sancionador por el incumplimiento de las medidas de prevención y contención aplicables en la Región para afrontar la situación de crisis sanitaria ocasionada por la Covid-19. Dar unas caladas demasiado cerca del prójimo está considerado como falta leve. Esto implica cuantías que arrancan en los cien euros y pueden llegar a los 3.000 dependiendo de la calificación que haga el instructor de la denuncia al aplicar el reglamento sancionador de la Comunidad, aclararon fuentes de la Consejería de Salud.

«Yo quiero saber en qué estudio científico se basan para imponer estas prohibiciones, porque no hay lógica»

«Otra molestia más»

«Yo quiero saber en qué se basan para estas prohibiciones, cuál es el método científico para decir que tienes que tener dos metros de distancia con una persona para poder fumarte un cigarro. Porque no hay lógica», se queja Miguel Jiménez, un vecino de 48 años que toma el aperitivo con dos familiares. «Solo existe una razón, que es una medida más de seguridad. Lo acepto, y no es por la multa, sino porque cuantas más medidas de seguridad y más prudencia, menos transmisión habrá. Pero me gustaría saber en qué se han basado», afirma. Su mujer, María Barba, vuelve de fumarse un cigarro apartada de la mesa. «Qué diferencia hay, cuando yo, que he estado hablando con ellos, me tengo que ir allí para fumar. A mí que me lo expliquen», dice. «¿Es que se quieren terminar de cargar la hostelería o qué pasa?»

En un callejón anexo tres personas comparten corrillo de humo con tres cigarros encendidos. «Ah, ¿que ya no se puede?», preguntan. «No lo sabíamos. Habrá que apagarlo. Otra molestia más.»

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