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Francisco Ayala de la Peña (Murcia, 1967) es desde la semana pasada el nuevo jefe del servicio de Oncología del Hospital Gregorio Marañón de ... Madrid. Da el salto a uno de los centros de referencia en España tras 30 años en el Morales Meseguer, unos 15 de ellos al frente de Oncología. Ayala deja en Murcia un equipo de primera línea y la huella de su humanidad y rigor profesional. Su marcha se suma a otras recientes 'fugas de talento' en la sanidad murciana. Se va con la satisfacción del trabajo bien hecho, pero con la preocupación de las «deficiencias» que quedan por resolver. Entre ellas, la mejora de la atención radioterápica y un plan regional del cáncer que lleva años pendiente.
–¿Qué le ha llevado a dar este paso en su carrera?
–Es un proyecto muy bonito, muy interesante. [El Gregorio Marañón] es un gran hospital, con muy buenos profesionales y con muchas opciones de investigación y asistenciales, porque es un centro de referencia para muchas patologías. Obviamente, hay más acceso a recursos que aquí [en Murcia] y, por otro lado, un programa de investigación clínica y traslacional en el que supone todo un reto participar. A eso se une la sensación de que aquí ya he cubierto una cierta trayectoria. Aportas cada día que haces tu trabajo, pero realmente creo que el servicio [del Morales Meseguer] está muy maduro y hay gente perfectamente capaz. Llega un momento en que dices: igual puedo aportar más en otro sitio e incluso el cambio puede ser bueno para todos.
–¿Cuál es el balance de todos estos años? ¿Qué servicio deja en el Morales Meseguer?
–A mí siempre me gustaría dejar mejor las cosas. Nunca estoy del todo satisfecho, porque tiendo a ver los déficits y aquello que se podría mejorar. Esa es mi forma de ser. Pero creo que hemos hecho un buen trabajo y lo hemos hecho entre todos, esto no lo construye una sola persona. Empecé con el soporte de los hematólogos, que fue fundamental, y siempre se lo agradeceré a Vicente Vicente [exjefe del servicio de Oncohematología] y al resto de los compañeros. Luego vinieron Teresa García, José Antonio Macías y muchos otros. Ha sido un trabajo de muchos años. Tenemos un servicio que atiende un área de 540.000 personas [además del Morales, cubre el Reina Sofía y Cieza]. Tenemos que estar orgullosos de lo que hemos hecho. Creo que hemos conseguido conjugar todos los aspectos: la asistencia, que para nosotros siempre ha sido lo primero, pero también la investigación, con un programa de ensayos clínicos. También hemos formado a excelentes profesionales. En general, el balance es muy positivo. Somos un servicio que da una buena calidad asistencial y sacamos el máximo partido a los recursos que tenemos, aunque sigue habiendo deficiencias y cosas que serían muy mejorables. También es verdad que el hospital tiene sus limitaciones por el espacio, sobre todo, y por otra serie de cosas.
–¿Cuáles son esos déficits?
–Me refiero a déficits de la atención oncológica que no implican solo a los servicios de Oncología. Sigue pendiente un plan regional de cáncer, que ahora se está intentando volver a poner en marcha. Se trata de abordar desde las derivaciones de Atención Primaria a la coordinación. Es una pena, porque en 2005 hubo un plan prácticamente hecho, con María Teresa Herranz en la Consejería de Salud. Cuando dejó el cargo, estaba casi ultimado, pero no se puso en marcha. Un plan implica aspectos preventivos y todo el espectro de la atención al cáncer, en la que los oncólogos solo somos una parte. Se echa en falta esa estrategia regional. Luego, en cuanto a cuestiones más cercanas, el principal problema que tenemos nosotros es la radioterapia. Hay tres servicios de Oncología en la Región de Murcia, y dos de estos hospitales tienen su propio servicio de Oncología Radioterápica [La Arrixaca y Santa Lucía]. Nosotros, sin embargo, tenemos una radioterapia que está concertada, y eso genera problemas, por buenos que sean los profesionales y el aparataje. Todos sabemos cómo está la situación: en La Arrixaca hay dos aceleradores lineales pendientes de dotar. Es un tema que hemos ido reclamando. Entendemos que no se puede hacer de un día para otro, pero debería haber movimientos en esta dirección. En el aspecto de la radioterapia, nosotros estamos un poco en desigualdad con respecto a otras áreas.
–¿Hay falta de equidad también en otros aspectos, como el acceso a cirugías o tratamientos?
–El diseño regional es bueno, con tres centros [de atención oncológica: La Arrixaca, Morales Meseguer y Santa Lucía]. Es mejor que el modelo de otras comunidades, basado en la diseminación en centros pequeños con pocos oncólogos. Pero la equidad dentro del sistema no es perfecta. No existen los mismos recursos en todas partes. Estamos viendo todos los días en las noticias los problemas que tienen en Lorca o Caravaca. En la equidad también influye dónde se hacen las pruebas diagnósticas y dónde se da la radioterapia o se llevan a cabo las cirugías. Creo que todos los pacientes de la Región reciben la misma atención en Oncología médica, vivan donde vivan. En general, los servicios tenemos una forma parecida de ver las cosas: en las comisiones regionales estamos bastante alineados. Pero todo lo que hay alrededor, muchas veces no es exactamente igual. Por ejemplo, los tiempos de espera. Se echa en falta más coordinación en todo el proceso asistencial y ahí, por supuesto, es fundamental la Atención Primaria. Porque nosotros podemos intentar iniciar los tratamientos lo antes posible y no generar demoras adicionales, pero si hay un retraso en una prueba diagnóstica, en un PET-TAC, eso puede influir más en el pronóstico que el tratamiento que podamos darle después los oncólogos. A todo esto es a lo que me refiero cuando hablo de la necesidad de un plan regional del cáncer. Sé que desde la Dirección General [de Asistencia] hay ganas de mover el tema, pero se debería haber hecho antes.
–El número de ensayos clínicos ha aumentado en los últimos años en la Región. ¿Lo suficiente?
–El acceso a ensayos clínicos siempre ha sido competitivo. Conseguir ensayos depende del prestigio del centro y de cómo lo hagas en otros estudios previos. Efectivamente, es algo en lo que se ha mejorado en los últimos años en la Región. Lo que se echa en falta es trabajar más en red a la hora de seleccionar ensayos. Esa es una estrategia muy interesante. El Instituto de Salud Carlos III ha dado financiación para crear una unidad de ensayos clínicos conjunta en el Morales Meseguer y el Reina Sofía, precisamente con esa visión de trabajo en red. La investigadora principal en el Morales es María Luisa Lozano, jefa de Hematología. Es un proyecto que permitirá compartir ensayos clínicos, no solo de Oncología, sin duplicar autorizaciones y sumando esfuerzos. También están implicadas las Gerencias y la FFIS (Fundación para la Formación e Investigación Sanitaria).
– Tenemos un sistema sanitario regional que es referencia en campos como el de los trasplantes. Pero, ¿no caemos en la autocomplacencia? Resulta difícil encontrar en la sanidad murciana reflexiones críticas como las suyas.
– La palabra 'referente', o 'punteros', nos encanta. En unas cosas lo somos, pero en otras, no tanto. Tampoco la visión destructiva o negativa nos lleva a ninguna parte, pero la autocrítica es importante porque, si no, no avanzamos. Nos faltan datos, indicadores. ¿Dónde están? ¿Cuánto se tarda en operar a un paciente de cáncer en esta región? O en otras, porque no hablo solo de Murcia. Hay muchas cosas que no se están midiendo en el sistema público. Tenemos menos mortalidad por cáncer en Murcia. Bien, también hay una menor incidencia, pero eso es muy difícil de analizar desde un punto de vista epidemiológico porque hay muchos condicionantes. Si vas a las tasas de supervivencia por tumores, en unos casos estamos mejor y en otros, peor. Los oncólogos hemos insistido en que necesitamos cuadros de mandos que nos permitan ver cómo están las cosas. Son necesarios para poder compararnos de forma objetiva. Nos falta una visión estratégica. No está mal que nos sintamos satisfechos de lo que hemos conseguido, y le he puesto algunos ejemplos, pero es cierto que a veces observo una cierta complacencia, cuando seguimos teniendo muchos déficits. Por ejemplo, el acceso a fármacos se ha gestionado bien en la Región, nos han dado opciones que no tenían en otras comunidades. Pero faltan camas de cuidados medios para pacientes en cuidados paliativos.
–Un informe de la OCDE sitúa a la Región de Murcia como la comunidad autónoma donde menos descendió la mortalidad por cáncer entre 2011 y 2021.
–Es complicado, son datos con muchas interpretaciones. Las medidas relativas siempre introducen un sesgo. La mortalidad o la incidencia pueden depender de muchos factores. El sistema sanitario es solo una parte a la hora de analizar la salud de la gente. Influyen los estilos de vida, el tabaco, el alcohol, la prevención; también el nivel socioeconómico. Hay muchos condicionantes. Soy crítico con la visión negativa y también con la autocomplacencia fácil. Cuando ves a los pacientes y las cargas que asumen –demoras, desplazamientos, visitas, ansiedad– te das cuenta de que sigue habiendo cosas que mejorar.
– Subraya la necesidad de contar con indicadores objetivos.
–Necesitamos tener datos objetivos de los que ahora no disponemos: datos específicos del área oncológica que sí monitorizan otros sistemas públicos de salud, como el canadiense o el inglés. Ahora, con la historia clínica electrónica, podríamos tener la capacidad para gestionar todos esos datos, aunque es verdad que eso cuesta dinero y recursos. Contar con datos específicos es la mejor manera de abordar los problemas, porque las visiones generales no llevan a ningún lado. Necesitamos ver dónde hay un problema concreto y comprobar si lo podemos solucionar o no. Es esa analítica la que no tenemos.
-Lleva 30 años dedicado a la Oncología. ¿Cómo han evolucionado las expectativas del paciente en todo este tiempo, en cuanto a supervivencia y calidad de los tratamientos?
-Ha sido un cambio espectacular. Acabé la residencia [el periodo de formación como MIR] en 1995, hace 30 años. Ahora hay muchísimas más opciones. Hay muchos tumores que no tratábamos entonces y para los que ahora sí tenemos tratamientos. El desarrollo de la inmunoterapia ha cambiado el pronóstico del melanoma, del cáncer de pulmón, de un montón de tumores, y lo ha hecho de forma espectacular. También está ahí el desarrollo de la Oncología de precisión, con todos los tratamienjos dirigidos orales. Y todo lo que viene es realmente apabullante. Ha mejorado la supervivencia, por supuesto, pero también la calidad de vida. Ahora mismo la tolerancia a los tratamientos es mucho mayor que hace unos años. Sigue habiendo tratamientos muy tóxicos, con la quimioterapia como base en muchos casos, pero ha sido un desarrollo espectacular. Dicho esto, tampoco hay que ser triunfalistas, porque sigue habiendo tumores muy resistentes y muchas enfermedades metastásicas en las que todavía hay ganancias en supervivencia que son pequeñas.
- El avance ha sido espectacular, pero también nos recuerda que no debemos caer en el triunfalismo. A veces se confunde supervivencia con curación, y se genera mucha frustración en los pacientes. El cáncer continúa provocando muchas muertes.
-Eso es muy común. Sí, el cáncer sigue siendo la primera o segunda causa de mortalidad, según el sexo. Eso es así porque además tenemos un aumento progresivo de la incidencia. Es complejo hablar de curación, pero hay tumores en los que podemos tener bastantes certezas de que si pasan 5 años es muy probable que no haya problemas. Pero, por supuesto, hay otros tumores donde eso no está tan claro. En general, la visión es esperanzadora. Los saltos espectaculares ocurren, pero lo habitual es que tengamos ganancias progresivas.
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