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Los antibióticos están dejando de ser eficaces frente a las bacterias a un ritmo preocupante. Cada año, las infecciones provocadas por patógenos resistentes a estos fármacos causan 30 veces más mortalidad que los accidentes de tráfico y, si no se toman medidas, para 2050 habrá ya más defunciones por este motivo que por cáncer. Un panorama sombrío, que amenaza con arruinar el gigantesco salto que para la humanidad supuso el descubrimiento de la penicilina, en la segunda década del siglo XX. Por eso, científicos de todo el mundo han reaccionado al llamamiento de la Organización Mundial de la Salud (OMS), que pide acciones claras para atajar el mal uso de los antibióticos. En esta carrera contrarreloj, un grupo de investigadores murcianos ha dado con un hallazgo que puede ser clave para frenar la proliferación de resistencias bacterianas, sobre todo en los centros hospitalarios. Las conclusiones de este estudio fueron publicadas este lunes en 'Nature Microbiology'. Que una de las revistas más prestigiosas se haga eco de esta investigación refleja, de un lado, la importancia que se le concede al problema de las multirresistencias en la comunidad científica y, de otro, la relevancia del planteamiento desarrollado por los autores.
El abanillero José María López Lozano, jefe de Medicina Preventiva del Hospital de la Vega Baja (Orihuela); el economista de la salud César Nebot, profesor en el Centro Universitario de la Defensa, en San Javier; y Arielle Beyaert, profesora del Departamento de Métodos Cuantitativos de la Facultad de Economía y Empresa de la Universidad de Murcia, han liderado esta investigación, en la que han participado equipos de cinco hospitales situados en Reino Unido, Francia, Hungría y España.
Tras analizar, en todos estos centros sanitarios, series temporales con millones de datos sobre infecciones bacterianas y consumo de antibióticos, los investigadores han puesto sobre la mesa una fórmula matemática 'made in Murcia' que permite calcular los umbrales a partir de los cuales el uso de determinados fármacos facilita el desarrollo de resistencias. En definitiva, los autores plantean que es posible limitar de forma significativa la tasa de infecciones por bacterias multirresistentes mediante un control adecuado de la prescripción de antibióticos en hospitales y centros de salud. Las potencialidades de esta herramienta matemática para ayudar a salvar vidas son, por tanto, muy considerables.
José María López Lozano lleva más de quince años investigando en este campo. Primero con Dominique Monnet, del Statens Serum Institut de Copenhague, y después con otros grupos en todo el mundo. La incorporación del economista de la salud César Nebot al proyecto fue clave y permitió, en 2015, la publicación de un primer estudio en el 'British Medical Journal' que abría la puerta a la prevención de las infecciones nosocomiales (hospitalarias) mediante el control del uso de antibióticos.
En concreto, Nebot y López Lozano descubrieron, tras analizar décadas de registros de pacientes del Hospital de Aberdeen (Escocia), que la tasa de infecciones por estafilococo aureus (MRSA) multirresistente, uno de los patógenos más habituales y peligrosos en las unidades de cuidados intensivos, se disparaba cuando se superaban unos determinados niveles de consumo de fármacos. A partir de ahí, los investigadores murcianos fueron ahondando en su teoría, con dos nuevos artículos en 'The Lancet Infectious Diseases'.
Pero la confirmación más contundente de que iban por buen camino ha llegado ahora, con una ambicioso estudio desarrollado en los hospitales de la Vega Baja (Orihuela), Virgen de la Macarena (Sevilla), Debrecen (Hungría), Antrim (Irlanda del Norte) y Hospital Universitario de Besançon (Francia). En cada uno de estos centros se ha puesto a prueba el modelo econométrico desarrollado en Murcia, en cada caso con una bacteria diferente, seleccionada de entre las más habituales en los ecosistemas hospitalarios: desde Acinetobacter, causante de numerosos brotes de infección nosocomial, a Escherichia coli (E.coli), pasando por el estafilococo aureus.
Las conclusiones son muy llamativas. Por ejemplo, se sugiere una reducción de hasta el 41% en el uso de determinados antibióticos destinados a combatir, en el Hospital de la Vega Baja, a la E.coli. Obviamente, todos los pacientes necesitan un fármaco frente a la infección. Lo que plantean los investigadores es que, una vez se llegue a determinados niveles de consumo de un antibiótico, se pase a prescribir otro distinto, de entre todos los indicados para tratar dicha infección. Porque, de lo contrario, la tasa de infecciones por bacterias multirresistentes se disparará hasta alcanzar niveles epidémicos. «Nuestro principal hallazgo es el uso de análisis de series temporales para calcular cuánto subirá la resistencia bacteriana en un entorno determinado (un hospital o un área de salud) cada vez que un médico decida tratar a un paciente con un antibiótico concreto», explica César Nebot.
Hasta ahora, los investigadores planteaban que esa relación entre número de prescripciones y generación de resistencias era lineal, pero con este nuevo estudio la conclusión es distinta: mientras no se supere un determinado umbral en el consumo del fármaco, los casos serán esporádicos. Pero una vez se sobrepasa ese intervalo, el problema se convierte en epidémico, advierte Arielle Beyaert, profesora del Departamento de Métodos Cuantitativos de la Facultad de Economía y Empresa de la UMU.
Las implicaciones de este estudio en la lucha contra las infecciones nosocomiales u hospitalarias son evidentes pero, al mismo tiempo, se observa que el control de los antibióticos permite también reducir el problema fuera de los centros sanitarios. «Hemos abordado la situación en Primaria, porque este no es únicamente un problema hospitalario», subraya José María López Lozano.
Lo publicado en 'Nature Microbiology' es solo el principio. Los cinco hospitales participantes son el germen de un potente proyecto de investigación estable, el Thresholds Study Group (TSG), que contará con la participación de científicos de Francia (Nantes y Besançon), Malta, Italia (Módena y Cremona), Holanda (Nijmegen), Reino Unido (Aberdeen y Belfast), Hungría (Debrecen), Israel (Haifa, Tel Aviv) y España (Sevilla, Zaragoza y Orihuela/Murcia). En paralelo a las investigaciones del TSG, que aspira a consolidarse con ayudas públicas europeas, se están creando otros grupos en países de Oriente Medio (Oman, Arabia Saudí, Kuwait, Emiratos Árabes Unidos, Jordania y Líbano) con los que también se llevarán a cabo acciones coordinadas con las que seguir plantando cara al enorme reto de las resistencias bacterianas. Al menos, ahora, la comunidad científica dispone de una fórmula econométrica 'made in Murcia' con la que empezar a poner freno a este problema.
Investigadores principales en la Región: José María López Lozano, especialista en Medicina Preventiva del Hospital de la Vega Baja. César Nebot, profesor del Centro Universitario de la Defensa (San Javier). Arielle Beyaert, profesora del Departamento de Métodos Cuantitativos de la Facultad de Economía y Empresa de la UMU.
Centros participantes: Hospital de la Vega Baja (Orihuela), Hospital Virgen de la Macarena (Sevilla), Universidad de Debrecen (Hungría), Antrim Area Hospital (Irlanda del Norte), Hospital Universitario de Bourgogne-Franche- Comté, Besançon (Francia).
El estudio: Se han analizado los umbrales en el uso de antibiótico a partir de los cuales las resistencias bacterianas adquieren niveles epidémicos. En concreto, se ha puesto el foco en acinetobacter resistente a carbapenemos (Hungría), 'E.coli' asociado a betalactamasa de espectro extendido (ESBL) (Hospital de la Vega Baja), E.coli resistente a Cefepima (Sevilla), psuedomona aeruginosa (Besançon, Francia) y estafilococo aureus (MRSA) (Irlanda del Norte).
Las conclusiones: Los investigadores confirman la utilidad del cálculo de umbrales mediante modelos econométricos a través del análisis de diferentes problemas de resistencia en asociación a distintos tipos de antibióticos.
La investigación publicada en 'Nature Microbiology' abre la puerta a que los hospitales puedan calcular «el número máximo de pacientes a tratar con cada antibiótico, sin superar el umbral» a partir del cual las resistencias bacterianas adquieren «carácter epidémico», explica José María López Lozano, especialista en Medicina Preventiva del Hospital de la Vega Baja (Orihuela). En el momento en que se llegase a ese tope de pacientes, habría que empezar a prescribir un fármaco alternativo de entre los indicados para tratar la infección. Pero para que este modelo econométrico pueda desarrollarse en un hospital, primero el centro sanitario debe contar con un registro amplio de datos.
Todo esto podría concretarse en programas informáticos, e incluso en una aplicación para móvil, que permita a los médicos de un centro sanitario consultar cuál es la prescripción más adecuada para evitar resistencias bacterianas. José María López Lozano y César Nebot, profesor del Centro Universitario de la Defensa, en San Javier, ya desarrollaron un modelo de este tipo en el Hospital de la Vega Baja en el año 2015.
Pero estos cálculos estadísticos son solo una ayuda en la lucha contra las bacterias que se esconden tras los brotes de infecciones nosocomiales u hospitalarios de cualquier centro sanitario, en especial en las unidades de cuidados intensivos. La prevención, mediante medidas tan básicas como el lavado de manos o el aislamiento de los pacientes infectados, sigue siendo esencial. En 2015, López Lozano y César Nebot demostraron, en un estudio publicado en 'The Lancet Infectious Diseases', que el Hospital de Aberdeen, en Escocia, había evitado más de 3.500 infecciones por estafilococo aureus (MRSA) entre los años 2009 y 2012 gracias a la combinación de un riguroso programa preventivo y un uso racional de los antibióticos.
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