![Exculpados pese a confesar que mataron y quemaron a dos hombres en Murcia](https://s3.ppllstatics.com/laverdad/www/multimedia/2024/07/02/192474451-kmCD--1200x840@La%20Verdad.jpg)
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«Me robaron dos kilos de marihuana y yo quería recuperar mi dinero. Me se fue (sic)». En junio de 2022, Francisco M. A., alias 'Kiko' ... , un traficante perteneciente a un clan de la pedanía murciana de Cabezo de Torres, confesó ante la Policía Nacional haber matado, quemado y arrojado a un contenedor los cuerpos de Soumaila Zampou, de 37 años, y Ali Maman Saley, de 40 años. Transcurridos dos años de aquella detallada confesión, que se vio corroborada, además, por el testimonio de algunos otros investigados, el juzgado de Instrucción número 9 de Murcia accede ahora a la petición de las defensas y de la Fiscalía y decide dar carpetazo al caso.
En un auto, al que LA VERDAD ha tenido acceso, la magistrada archiva los cargos que pesaban sobre los seis investigados –defendidos por letrados como Francisco Valdés Albistur, Eduardo Romera, Jorge Novella...– por el supuesto secuestro y crimen de los dos subsaharianos, cuyos cuerpos aún no han aparecido. La jueza explica que existen indicios en el caso, pero no son suficientes «habida cuenta de que no se han descubierto los cuerpos ni la escena del crimen». Destaca, asimismo, que las versiones de los investigados son «contradictorias» y no proceden más diligencias que permitan arrojar luz sobre la desaparición de Soumaila Zampou y Ali Maman Saley.
En el auto, la magistrada ordena que se devuelva un automóvil intervenido durante la operación y las fianzas –de hasta 15.000 euros– aportadas por los investigados, que se encontraban ya en libertad provisional. La jueza levanta, asimismo, la obligación de todos ellos de comparecer periódicamente en el juzgado y le devuelve a uno de ellos el pasaporte. Insta, por último, a informar de esta decisión a los posibles perjudicados, aunque estos no se han personado en la causa.
El origen de este misterioso caso, cuya resolución parece lejana, se produjo cuando la Unidad de Delincuencia Especializada y Violenta (Udev) de la Policía Nacional comenzó a investigar la desaparición de los subsaharianos en el verano de 2022. Francisco M. A., alias 'Kiko', acabó reconociendo que habían secuestrado a los dos hombres y los habían llevado a una casa de Cabezo de Torres. Después, él mismo, manifestó, los habría matado y quemado los cuerpos para, posteriormente, trasladarlos en un vehículo, un Citroën Berlingo, y tirar los cadáveres en unos contenedores.
El sumario buceaba en el plan que 'Kiko' preparó, según confesó, para vengarse por la treta que supuestamente le habían hecho los subsaharianos. Estos se dedicaban, presuntamente, a sustraer importantes cantidades de droga, pagando con dinero simulado.
Kiko explicó a los policías que ofreció dinero a El Califa y a otro de los acusados, Jesús J. R., para que trasladasen a los dos hombres hasta la finca que sus padres tienen en Sangonera la Seca. La excusa era cerrar un trato para la venta de un kilo de cocaína por 38.000 euros. El principal imputado relató, además, que también pidió ayuda ese día a algunos otros integrantes del clan –José A. G., Alejandro G. y José G.–, que tendieron a las víctimas una especie de emboscada. «Yo les pegué una hostia y ya se tiraron todos a ayudarme. Nos liamos a puñetazos con ellos y luego les dije a todos que se fueran», reveló Kiko. Asegura que, cuando se quedó a solas con los subsaharianos, que se encontraban maniatados, acabó con sus vidas. «Me se fue (sic). Les di un golpe».
Este traficante desgranó ante los agentes numerosos detalles sobre el modo en que presuntamente mató y se deshizo de los cuerpos de los dos subsaharianos. «Los tiré a un contenedor de esos de chapa», aseguró. Los efectivos policiales, sin embargo, rastrearon sin éxito los depósitos de varias zonas de Alcantarilla para tratar de dar con los cuerpos. El paradero de ambos es todavía hoy un misterio.
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