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Un hombre de 30 años, que en junio de 2012 causó la muerte a un peatón cuando perdió el control de la motocicleta que conducía por Murcia, en estado de ebriedad y a gran velocidad, ha logrado evitar la entrada en prisión en virtud del pacto alcanzado entre su defensa, representada por el letrado Raúl Pardo-Geijo, y la Fiscalía. El acuerdo de dos años de cárcel, con suspensión de la pena, ha sido posible merced a que el responsable del siniestro ha tratado de reparar en lo posible el daño causado, ingresando la cantidad de 150 euros mensuales a la familia del fallecido, hasta alcanzar la cantidad de 7.650 euros de los 10.000 comprometidos, y a las enormes dilaciones sufridas por este asunto en el juzgado, pues el juicio no se ha celebrado hasta pasados ocho años, pese a la mínima dificultad que entrañaba la investigación.
Los hechos por los que se ha dictado esta sentencia en el juzgado de lo Penal número 1 de Murcia, que preside el magistrado Julio Guerrero, se produjeron hacia las cinco y media de la madrugada del 7 de junio de 2012, cuando el ahora condenado conducía una motocicleta de gran cilindrada por la avenida Primero de Mayo de Murcia. Al atravesar el túnel de esa vía, en dirección hacia La Fica, el motorista perdió en control y fue a salir del subterráneo a una gran velocidad, arrasando cinco bolardos e invadiendo el sentido opuesto de la calzada. En aquella acera se encontraba un peatón, de nombre Oswaldo, que fue golpeado por la moto y estampado contra un poste metálico, lo que le produjo un traumatismo craneal que determinó su muerte en el acto.
Cuando llegaron los agentes al lugar del suceso se encontraron con que el conductor presentaba los ojos enrojecidos, un habla pastosa, andar deambulante y un fuerte aliento a alcohol, por lo que le practicaron la prueba de alcoholemia y ofreció los resultados sucesivos de 0,86 y 0,87 mgr/litro, más de tres veces la tasa máxima permitida.
El fallecido estaba casado y tenía una hija de ese matrimonio y otra de una relación anterior.
El hecho de que el acusado haya tratado de reparar parcialmente el daño causado, unido a las dilaciones del procedimiento, han permitido que se le puedan aplicar esas dos circunstancias atenuantes y acordar una condena de dos años de prisión por un delito de homicidio por imprudencia, en concurso con otro de conducción bajo los efectos del alcohol.
El motorista no tendrá que ingresar en prisión si cumple con su compromiso de seguir indemnizando a la familia de la víctima hasta la cantidad acordada.
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