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El norte de Italia se ha convertido en las últimas semanas en el epicentro de las crisis sanitaria que el coronavirus ha provocado en Europa. Entre cifras de afectados que no cesan en su escalada, provincias en cuarentena y un éxodo de estudiantes que vuelven a sus hogares por temor a la epidemia, cabe imaginar que la situación en estas ciudades está próxima al colapso. Una percepción no demasiado acorde a la realidad, según la experiencia de María Sánchez, una joven murciana de 21 años que ha decidido seguir disfrutando de su estancia Erasmus en Génova hasta el final.
Aunque la región de Liguria, donde se sitúa esta ciudad portuaria, no se encuentra entre las doce provincias cerradas por el Gobierno de Giuseppe Conte, ha registrado 78 casos de contagio por Covid-19. Una cifra que ha obligado a suspender las clases hasta el 15 de marzo y a clausurar los teatros y las bibliotecas hasta el 3 de abril. «Nos han reducido un poco las opciones de ocio, pero la gente sigue haciendo vida normal y sale a los bares, que es lo único que nos queda de momento», detalla con una tímida sonrisa esta estudiante de Filología Hispánica.
Esta suspensión de las jornadas lectivas ha motivado el regreso de algunos de los más de 130 alumnos de la UMU, UPCT y UCAM que están realizando una estancia Erasmus en el país transalpino. «La mayoría de la gente se está volviendo. Al principio se fueron para aprovechar la primera semana que se cancelaron las clases, pero no han regresado al ver que no se reanudan», relata María, que llegó a Génova en enero para cursar solo el segundo cuatrimestre del año. Esta 'operación retorno' también cuenta con el apoyo de la Universidad de Murcia, que se ha puesto en contacto con los estudiantes para asegurarles que, aunque ellos tienen la última palabra, la institución les ofrece facilidades para que no pierdan el cuatrimestre en caso de volver a la Región.
En plena lucha a contracorriente, esta joven de La Alberca tiene claro que quiere quedarse en Italia «hasta que termine la estancia». Una decisión que, con cierta preocupación, también apoyan sus familiares: «Lo más sensato es quedarme aquí. Mis padres saben que ahora mismo sería más peligroso tener que coger un avión a Madrid y desplazarme luego hasta Murcia».
En el día a día, María es testigo de que la rutina de los genoveses no se ha visto demasiado afectada y que, pese a que «cada vez hay menos gente en la calle», los jóvenes «no tienen miedo a salir y siguen haciendo su vida». De hecho, reconoce que los consejos de las autoridades, que recomiendan mantener un metro de distancia con los demás y evitar contactos como besos y abrazos, «no se están cumpliendo». «Tampoco se pueden hacer muchas más cosas. La otra opción es recluirte en tu casa, pero yo no estoy dispuesta a hacerlo. Estoy de Erasmus y me niego a que esto me fastidie mi estancia», apostilla la murciana.
De hecho, tampoco le angustia en exceso la llegada del coronavirus a la Región, donde ya se han registrado cinco casos: «Tengo cierta preocupación por mis abuelos, pero tampoco estoy demasiado alarmada. Esto no es el ébola». Así, prefiere pedir a los medios de comunicación que lancen «un mensaje de tranquilidad» porque, a su juicio, «se están magnificando mucho la situación». Toda una llamada a la calma y a la responsabilidad a escasos 130 kilómetros de la región más afectada por el coronavirus en toda Europa.
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