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Al joven R. F., de 15 años, no paraba de rondarle por la cabeza aquel día del mes de mayo pasado, cuando fue el centro de las burlas de sus compañeros. En el patio del instituto Alfonso Escámez de Águilas, tuvo una discusión con un compañero, D., un año mayor que él. En un momento de la disputa verbal, R. F. lanzó un puñetazo a D. y este respondió a la agresión haciéndole una llave de un arte marcial que practica y que dejó al atacante fuera de combate, rendido y tendido en el suelo.
Quienes presenciaron esa pelea relataron aquella maniobra marcial como un acto asombroso. Por su parte, el joven derrotado fue el centro de las mofas. Abatido y humillado, la rabia hacia D. creció y pensó en vengarse. Ese episodio fue el que ayer señalaron varios adolescentes, compañeros de curso de ambos, en la puerta del centro educativo, como el desencadenante de la presunta agresión con un arma blanca de R. F. a D. durante el intercambio de clase de primera hora a la de segunda.
R. F. estaba matriculado en el centro educativo, situado junto al Pico del Aguilica, pero aún no había asistido a clase desde que comenzó el curso. La primera vez que puso un pie en el instituto en el nuevo curso fue ayer, pero lo hizo sin mochila, sin libros, sin intención de instruirse en materia alguna y con una navaja «que le había dejado un amigo» guardada en un bolsillo del pantalón, tal y como declaró el menor a la Guardia Civil ayer por la tarde.
Llegó al centro antes de las 9.30 horas y aguardó paciente a que acabara la clase. Cuando concluyó, entró al aula directo al pupitre donde se encontraba D., que estaba recostado, medio tumbado hacia adelante, a la espera de iniciar la materia siguiente. «Saltó por encima de una mesa y le clavó una navaja en la espalda. La sacó y volvió a hincarla. Intentó repetir la puñalada, pero ya no pudo sacar la hoja y se la dejó clavada», explicó a la salida del instituto uno de los alumnos, compañero de la víctima, a LA VERDAD.
Según los testigos, R. F. salió corriendo de la clase y huyó por la parte trasera del centro educativo, hacia una zona de monte. Mientras, D. se quedó tumbado en el suelo, inmóvil en mitad del aula, sobre un charco de sangre, con el pincho clavado en la espalda. Un grito suyo había alertado a un profesor, que fue el primero en asistir al menor de las heridas que presentaba. El Centro de Coordinación de Emergencias 112 recibió varias llamadas a las 9.28 horas que indicaban que un menor precisaba de ayuda sanitaria urgente, porque había sido apuñalado por otro joven en el aula.
Hasta el lugar del suceso acudieron varias ambulancias, efectivos de la Policía Local y de la Guardia Civil. Los sanitarios comprobaron, tras una primera asistencia, que la vida del menor no corría peligro, ya que la cuchillada no alcanzaron zonas vitales. Tras ser atendido en el propio centro educativo, fue trasladado, en un primer momento, al hospital Rafael Méndez de Lorca, y posteriormente al hospital Virgen de la Arrixaca de Murcia, donde fue intervenido, puesto que la hoja afectó a un pulmón.
Tras permanecer tres horas en paradero desconocido, el presunto agresor acudió a su domicilio aconsejado por su abogado, el penalista Eduardo Simó, donde agentes de la Benemérita le esperaban para detenerlo. El menor, que se enfrenta a un delito de homicidio en grado de tentativa, declaró en el cuartel de la Benemérita que «D. le hacía la vida imposible». Recordó a los agentes la agresión que sufrió en el mes de mayo por parte de la víctima, y por la que, según aseguró, D. «fue expulsado del centro». También les contó el día en el que estaba en clase de informática escuchando música y D. se acercó y le apagó el ordenador. «En esa ocasión nos peleamos y también hubo una expulsión», señaló. «Yo no asistía a clase porque le tenía miedo», se defendió. Por ese motivo, ayer llevó una navaja, afirmó. «Me acerqué a él y vi que echaba mano a su estuche donde tiene un puño americano, por eso me asusté y le pinché, pero estoy arrepentido», concluyó.
El menor pasará este martes por la mañana a disposición de la Fiscalía de Menores, cuyo fiscal decidirá entre su puesta en libertad o su ingreso en un centro.
En lo que va de año, se han producido tres sucesos con armas por medio en centros educativos de la Región por parte de alumnos. El primer hecho ocurrió el pasado mes de febrero cuando un menor de 13 años del colegio Monteagudo de Murcia apuñaló a su profesor en mitad de la clase y en presencia de sus compañeros. Un mes después, un niño de 12 años acudió a su clase en el colegio Virgen de la Fuensanta de la pedanía murciana de La Alberca con una pistola de fogueo oculta en su mochila. En este sentido, el sindicato de profesores ANPE manifestó ayer que llevan denunciando «el deterioro que está sufriendo la convivencia escolar» y ayer volvió a reiterarlo tras el suceso ocurrido en Águilas.
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