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La pandemia del coronavirus ha vuelto a condicionar por completo la Semana Santa. Hace un año la Región de Murcia se encontraba en pleno confinamiento domiciliario para frenar la primera ola. Ahora, la cuarta ya toma forma en toda España. La Comunidad aún aguanta mejor ... que la mayoría del resto de autonomías, pero el repunte de la curva de contagios ya se aprecia: la incidencia acumulada a 14 días se sitúa en 63 casos por cada 100.000 habitantes, siete puntos más que la semana pasada.
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Las cifras de la mayoría de los municipios de la Región de Murcia permanecen en riesgo de transmisión bajo, pero el reciente aumento de casos llega con el inicio de la Semana Santa y los días festivos de la próxima. Precisamente cuando el cansancio de la población es cada vez mayor y el buen tiempo primaveral invita a las reuniones sociales. Pero del efecto de estas vacaciones dependerá, en gran medida, qué primavera tendremos, mientras llega el esperado acelerón de la campaña de vacunación.
El siguiente mapa recoge la incidencia y los casos en las últimas dos semanas en cada municipio, mientra que la gráfica muestra la inversión que ha sufrido la curva en los últimos días de marzo. Había caído desde finales de enero.
Los datos ya indican que la cuarta ola está asomando en la Región. Tras unas semanas en las que la curva epidemiológica se había aplanado, los casos repuntaron en los últimos días. Aun así, la tasa de positividad de las pruebas diagnósticas sigue por debajo del 5% (lo que indica que la pandemia sigue controlada) y la incidencia de la mayoría de los municipios continúa en niveles aceptables.
Solo Torre Pacheco está en riesgo de transmisión extremo. Otros cinco superan el umbral de 100 a 14 días. Como muestra el siguiente gráfico, todos ellos sufren una tendencia al alza desde la semana pasada. En este análisis, se ha tomado como punto de partida el lunes pasado, dado que es cuando la Región experimentó los primeros signos de un cambio en la pandemia. Y se ha escogido la tasa a 14 días porque en los pueblos pequeños unos pocos contagios alteran en gran medida el valor a 7 días.
Conviene destacar de que la situación no es alarmante por ahora, pues la mayoría de los municipios siguen en riesgo bajo (incidencia menor a 75). Pero hay otra decena de localidades que han empeorado en estos diez días. Entre ellas, las dos más grandes, Murcia y Cartagena. El repunte es leve, pero si se pierde el control es más difícil recuperarlo en lugares con mayor población. Este ascenso es más drástico en Alcantarilla, Alguazas, Águilas, Bullas y Mula.
Pese a esta línea general, no todo es negativo. Aún hay más de una decena de municipios que conservan los efectos de las medidas que se tomaron en enero para cortar la transmisión. Numerosas localidades redujeron los casos en los últimos diez días. Entre ellas, Librilla, que había estado en riesgo extremo recientemente, o Lorca, que ha contenido el aumento de mediados de marzo. Archena, Ceutí, Santomera, Cehegín y, sobre todo, San Pedro del Pinatar y Caravaca son otras de las poblaciones que doblegan la curva. La situación, obviamente, no permite confiarse en ninguno de estos lugares, pero es cierto que afrontan las fiestas en una posición más ventajosa.
En el resto de municipios, recogidos en el siguiente gráfico, la transmisión ha seguido un ritmo estable en el periodo de tiempo analizado. Muchos de ellos, de hecho, encadenan varios días sin registrar ningún contagio. La mayoría son pueblos pequeños del Valle del Ricote, el Guadalentín y la comarca del Río Mula, aunque también sorprende que aparezca en esta lista Molina de Segura, el cuarto municipio de la Región de Murcia, que se ha consolidado en una incidencia mínima esta segunda quinca de marzo.
Las llamadas a la prudencia son necesarias tras la durísima tercera ola y mientras la vacunación aún no llega a un porcentaje considerable de la población. Además, todos los expertos alertan de que la cuarta ola se antoja inevitable. Pero al menos la Región de Murcia no afronta la Semana Santa en una situación tan vulnerable como la Navidad. En primer lugar, está mucho mejor que el resto de comunidades. Según los últimos datos del Ministerio de Sanidad, publicados este miércoles, la tasa de incidencia tanto a 14 como a 7 días es la segunda menor del país, solo por encima de la Comunidad Valenciana. La media nacional, de nuevo en zona de riesgo alto, duplica el dato regional por más de dos.
Varios indicadores muestran que el momento actual de la pandemia está muy lejos al previo a la Navidad. Se ha tomado como referencia el 23 de diciembre, cuando se relajaron los límites de movilidad y reuniones sociales. La incidencia a 14 días es un tercio con respecto a entonces, mientras que la ocupación en los hospitales es un 60% más baja y en las UCI también hay más espacio.
En realidad, lo que esto vuelve a reflejar es que la Navidad se afrontó en una situación epidemiológica y sanitaria delicada. Porque ahora el panorama tampoco es ideal. Por poner un ejemplo, las unidades de Cuidados Intensivos están aún a más de un 30% de su capacidad estructural. Y los contagios de estos últimos días aún no han aflorado en las estadísticas.
Esta comparación favorable con respecto a finales de diciembre se explica por varios motivos. El principal, que la desescalada, debido a que la tercera ola fue más trágica, ha sido más progresiva. La hostelería reabrió siguiendo los mismos umbrales de riesgo que había marcado la Consejería de Salud, pero el consumo en el interior, donde los contagios son más probables, se ha limitado más. En general, las restricciones para los encuentros sociales han sido más duras.
Esta actuación se percibe en un factor clave, la movilidad a tiendas y zonas de ocio, que en diciembre estuvo muy relacionada con el impulso de la tercera ola. A medida que las limitaciones se han levantado, los desplazamientos han crecido, pero a menor ritmo que a finales de otoño y prinicipios del invierno, como se observa en los siguientes gráficos.
Las próximas semanas aún son una incógnita. Es evidente que los positivos por coronavirus van a crecer, como ocurre cuando las medidas se relajan y aumenta la interacción social, aunque las reuniones no sean tan masivas en estas fechas como en Navidad ni se vayan a permitir con tanto margen como entonces (ahora el límite se sitúa en 4, mientras que a finales de año era de 10). De todas formas el inicio de abril marcará la magnitud de la cuarta ola. El resquicio para el optimismo es la llegada del calor, el hecho de que una parte de la población vulnerable ya está inmunizada y sobre todo que, si no hay nuevos contratiempos, este segundo trimestre traerá la esperada velocidad de crucero en la vacunación.
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