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Eduardo Ribelles
Sábado, 13 de junio 2015, 01:23
Doce personas se reunieron ayer en la sede del PP para nominar al candidato a alcalde de ese partido en la sesión inaugural del Pleno de la Corporación Municipal que se celebrará esta mañana. En los juicios con jurado, votan todos. Pero ayer fueron solo dos, el presidente local de esa formación política, Francisco Celdrán, y la secretaria general y alcaldesa saliente, Pilar Barreiro, los que comunicaron que el número dos de la candidatura y concejal de Asuntos Sociales, Antonio Calderón, es la apuesta para gobernar en minoría, al menos por el momento.
El día fue largo pero más lo fue la noche, con mensajes de ida y vuelta entre las dos formaciones con más votos y concejales, PP y PSOE, y la tercera, Movimiento Ciudadano (MC), para que apoye pactos que apuntalen el gobierno. Las ofertas, sobre todo por parte del bando socialista, se prolongaron durante la madrugada y podrían continuar hasta que comience la sesión plenaria a las doce de la mañana, con lo que nadie descarta alianzas por imposibles que éstas parezcan. Sin embargo, al cierre de edición lo que valía es la ausencia de compromisos fehacientes entre partidos y el peso de los diez ediles del PP, que le garantizan solo una mayoría simple muy endeble para empezar la legislatura.
El encuentro entre Celdrán, Barreiro y la decena de ediles electos que formarán a partir de hoy el Grupo Municipal Popular tuvo lugar en los locales de la calle Santa Florentina dentro de la más estricta discreción. Bastó una hora para que todos los miembros del grupo acataran la decisión a favor de Calderón y se comprometieran a guardar silencio. Por eso, ninguno de ellos hizo declaraciones a la salida ni atendió llamadas telefónicas que pudieran comprometerles.
La renuncia y la confirmación
Como número dos de la candidatura del Partido Popular, Calderón quedó en primera línea cuando Barreiro informó a la dirección regional del PP en Murcia de su renuncia a recoger el acta en la nueva legislatura, hace dos semanas. Solo si el edil hubiera recibido la instrucción de seguir los pasos de su mentora o de ceder ese segundo puesto, habría entrado en juego el tercero de la lista, y hasta ayer concejal de Urbanismo e Infraestructuras, Francisco Espejo. Eso es lo que indica la legislación electoral y sanciona el reglamento municipal. Pero lo que se le dijo a Calderón es que aguantara en su puesto.
Ayer todos sus compañeros supieron que su presencia en primera línea no era solo para evitar peleas internas, sino como una propuesta definitiva. En ello han influido decisivamente, según las fuentes consultadas, el veto radical que el líder de MC, José López, había hecho a que Calderón dejara el puesto a Francisco Espejo o al número cuatro de la lista Popular, Nicolás Ángel Bernal.
En los últimos días, López había manifestado a dirigentes populares que no pensaba dar tregua a un gobierno en minoría encabezado por cualquiera de ellos dos. El líder de la formación localista ha sido durante la última legislatura el principal azote del PP y, en especial, de la alcaldesa Pilar Barreiro. Pero con ambos ediles también ha mantenido acerados enfrentamientos dialécticos en comisiones y plenos. Con el segundo de ellos estuvo a punto de llegar a las manos en una de las sesiones de mayo.
Sin embargo, la impresión que sacan interlocutores del PP es que el portavoz de Movimiento Ciudadano podría ser algo más conciliador con Calderón. En favor de este veterano exresponsable de Cáritas juega su prestigio entre las instituciones de ayuda social. También que no se le conoce ni un solo encontronazo serio con la oposición en sus ocho años al frente de la Concejalía de Asuntos Sociales. Y además, que su labor en este departamento ha sido reconocida por todos, dentro y fuera del Ayuntamiento, como muy valiosa durante los años más duros de la crisis económica.
Además, Barreiro y Celdrán cuentan con la fidelidad absoluta de ese edil. En cambio, Espejo, a quien sus compañeros reconocen sus dotes de mando y su capacidad política, no solo genera rechazo en el resto de partidos, sino que podría intentar llevar a la práctica una agenda propia. La duda es si Calderón, que se acerca a los 70 años, es una apuesta para toda la legislatura.
El congreso local, en 6 meses
Todo puede cambiar dentro de seis meses. Primero están las elecciones generales que tendrán lugar previsiblemente en otoño. En esa cita electoral se sabrá si Pilar Barreiro conserva su acta de diputada en el Congreso. Además, la agrupación local del PP tiene pendiente, justo después, el cónclave en el que Francisco Celdrán pretende decir adiós a la política tras muchos años de servicios prestados.
Si Barreiro queda fuera de la Cámara Baja y no mantiene su actual puesto de secretaria general y Celdrán confirma su despedida, el congreso daría lugar a un cambio en el equilibrio de poder que ha servido para aupar a Calderón a la posición de líder municipal del PP. Puede que para entonces este último haya hecho valer las cualidades que le atribuyen, haya conseguido no caer víctima del desgaste que le espera a un gobierno en minoría e incluso se haya hecho con las riendas del partido.
Todo ello podrá hacerse realidad si en estas postreras horas no se fragua una alianza que aúpe a otra persona a la alcaldía. O si alguien no rompe la disciplina de voto.
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