![Fanny Suntaxi y Guillermo Gualotuña en su restaurante de Murcia, 'El Rinconcito Ecuatoriano'](https://s2.ppllstatics.com/laverdad/www/multimedia/2025/02/07/1492110083-RzUmRpfI93wKUwbbnaRpbeI-758x531@La%20Verdad.jpg)
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Las elecciones que este domingo se celebran en Ecuador vuelven a tener un ojo puesto en la Región de Murcia, donde 30.077 personas están registradas para votar, y donde la historia de la presencia ecuatoriana en la comunidad cumple este año cuarto de siglo. Dolores Álava fue una pionera: en el año 2000 cambió Guayaquil, en Ecuador, por Lorca.
Es sólo un número más y un nombre en una estadística que alcanzó su momento álgido en 2005, con 53.049 ecuatorianos empadronados en la Región, según el Instituto Nacional de Estadística. En 1999 eran apenas 410, pasaron a 2.129 en un año y en 2001 ya eran 20.659. «Encontré buena gente que nos ayudó entonces», cuenta Dolores mientras espera que le sirvan en un restaurante del barrio de San Andrés convertido para sus compatriotas en un lugar de peregrinaje, 'El Rinconcito Ecuatoriano'. Este local lo regenta Fanny Suntaxi, con su marido, Guillermo Gualotuña. «Mi primer trabajo fue en un locutorio y luego empecé a preparar comidas en mi casa», cuenta mientras remueve una enorme olla de arroz blanco con la que cuenta que acompañan muchos de sus platos. Llegaron a España desde Quito en 2019, en una segunda oleada de migración menos intensa pero constante.
Tras el primer 'boom', la cifra se estabilizó y bajó progresivamente. En los últimos años el Gobierno de Ecuador incluso puso en marcha una Cancillería para las políticas de retorno, que hizo que algunos optaron por regresar. Patricio Villegas, cónsul ecuatoriano en la Región, explica a LA VERDAD que esto ha dado lugar a que muchos, de vuelta en sus localidades de origen, sean conocidos como «los españoles murcianos». Pero la tendencia comenzó a cambiar con otro repunte más contenido desde 2018, en buena parte impulsado por la situación económica y política del país sudamericano.
Detrás de los números hay otra realidad: buena parte de los que han podido hacerlo, optaron por pedir la nacionalidad española. «Adquirirla les da tranquilidad a la hora de que se le reconozcan sus derechos», dice Margarita Guerrero, actual directora del Instituto de la Juventud a nivel nacional. Esta vía de la doble nacionalidad, que empieza a generalizarse entre 2008 y 2010 y sigue creciendo, es lo que para ella explica que a nivel estadístico pueda parecer que el número de ecuatorianos es menor.
Un paseo por las calles de muchos barrios evidencian el arraigo adquirido por esta comunidad: bares, comercios, peluquerías, locutorios y envíos de remesas... Murcia desbancó a Lorca y Totana como municipios con más presencia. Por detrás de estos tres, se sitúan Cartagena y Torre Pacheco. El Altiplano también ha sido otro polo de atracción, sobre todo Jumilla, además de Yecla. Otras dos colonias importantes se encuentran afincadas en Mazarrón y Los Alcázares.
Dolores y otros tantos ecuatorianos llegaron a principio del siglo XX hasta el Valle del Guadalentín para trabajar sin papeles como mano de obra del sector agrícola. Entre Lorca y Totana se concentraron en su gran mayoría. El accidente de 2001 en el que murieron 12 de ellos arrollados por un tren cuando iban a trabajar en una furgoneta «lo cambió todo», cuenta esta mujer, ya prejubilada y casada con un español. Se realizó una regularización masiva, pero también se endurecieron muchos requisitos para venir a España, recuerda. Ella trabajó en el campo, de cocinera, de limpiadora o como administrativa (es la formación que tiene en su país). La segunda y tercera generación de migrantes ha ido abriéndose camino en otras actividades, desde la hostelería y los servicios a la sanidad.
Uno de cada seis ecuatorianos registrados para votar en España este domingo lo están en la Región. El Ministerio de Relaciones Exteriores y Movilidad Humana ha habilitado para ellos diecinueve recintos electorales, cuatro de ellos en Murcia, Lorca, Cartagena y Jumilla. En este proceso, tiene que elegir al binomio presidencial, a los asambleístas por el exterior, los asambleístas nacionales y los parlamentarios andinos. El cónsul Patricio Villegas admite que, para sus compatriotas, esta jornada de votación también es «una oportunidad de reencontrarse con su comunidad». Villegas no sólo presume de los lazos creados este tiempo en España, sino también de la aportación de sus paisanos a la economía regional.
«Sí me alegro de haber venido a España, pero siempre queda la añoranza», cuenta Dolores Álava, de Guayaquil, recordando los 25 años transcurridos desde que llegó a Lorca. «Me dijeron que podíamos venir al campo a trabajar», sigue con su historia. De esa primera época recuerda que «encontré mucha gente que nos ayudaba». Ahora está casada con un español, Antonio, ya jubilado, con quien tiene tres hijos.
Joselin Macías llegó a España con 18 años y, aunque aquí se ha casado con un lorquino, tiene dos hijos y trabaja para el Servicio Murciano de Salud, el inicio no fue fácil. Dejó Ecuador con su madre y su hermana a pesar de que no quería, no pudo acabar sus estudios y entró en una depresión de la que le costó salir. Pero lo hizo con fuerza: «Cuando superé mi atasco mental empecé a buscar mi camino». Estudió para ser auxiliar técnica de enfermería y se define como plenamente integrada en España: «Soy camaleónica. Pero todo el que me conoce sabe que soy ecuatoriana. Defiendo mi país a capa y espada». Sin embargo, lamenta la sensación de desarraigo que a veces siente: «Hablo con gente en Ecuador y me dicen que no soy de allí, que soy española. Y para los españoles, no soy de aquí, soy ecuatoriana».
Si este año se cumplen 25 desde que la llegada de ecuatorianos a la Región de Murcia comenzó a dispararse, Ascensión Guamán fue un verdadero adelantado: aterrizó en Totana en 1998. A los dos años trajo a su mujer y a sus tres hijas. En su país era profesor y aquí ha tenido diferentes profesiones, desde camionero a operario del almacén de patatas donde ahora trabaja en La Aljorra, Cartagena. Una de sus hijas es camionera, otra se está preparando para ello y la tercera trabaja con él. Cuando piensa en los motivos que le llevaron a salir de Ecuador y a cómo lo ve ahora, admite que «las cosas que estamos viendo me dan mucha pena».
La directora general del Instituto de la Juventud, Margarita Guerrero, llegó a España en 2003, con tan sólo 10 años. Ella habla de las generaciones que se están integrando aquí y luchando por romper muchos prejuicios. «Hemos hecho de Murcia nuestra segunda casa», dice la que fue primera concejala de origen extranjero en el Ayuntamiento de Murcia entre 2015 y 2019.
Fanny Santuxi salió de Ecuador en 2019 a buscarse la vida «sin papeles». Su primer trabajo estuvo en un locutorio, pero como era cocinera, allí empezó a preparar un plato típico de su país, la 'guatita'. Pasó a preparar otras recetas ecuatorianas en su propia cocina, hasta que llegó el momento de dar un paso adelante: un conocido les ofreció un local en el barrio de San Andrés a ella y su marido, Guillermo, para abrir su propio restaurante. Es 'El Rinconcito Ecuatoriano': en sus fogones, todos los días hierven ollas enormes de guisos cargados de olor y sabor, arroz blanco para acompañarlo todo y plátano macho frito con carnes adobadas. Su hija Yessenia también ha abierto su propio local en el barrio del Carmen, en Murcia.
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