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Cristian Reino
Miércoles, 10 de diciembre 2014, 01:41
Un Barça más práctico que estético, más efectivo que preciosista, derrotó al PSG en la última jornada de la liguilla de Champions, lo que permite a los hombres de Luis Enrique pasar a octavos como primeros de grupo. El equipo catalán se la jugaba en el primer gran partido comprometido de la temporada y salió airoso, sin hacer un encuentro redondo, ni mucho menos, ante un PSG que decepcionó y al que le faltó la ambición de los equipos importantes que aspiran a ganar la máxima competición continental.
Por primera vez anotaron en un mismo partido los tres atacantes del tridente azulgrana y el cuadro catalán se llevó una victoria que le refuerza por la entidad del rival, que además se adelantó en el marcador, pero no tanto por el juego desplegado, que aún genera dudas en el barcelonismo, que cree que su equipo se limita a esperar las genialidades de sus tres puntas: Messi, Suárez y Neymar.
En parte, el Barça actual funciona así y Luis Enrique volvió a sorprender con su once titular. Igual que en Mestalla, hace diez días, donde más de un culé frunció el ceño. Y es que, ante los chés ya dejó entrever que el falso doble pivote Mascherano-Busquets, una herejía para los fundamentalistas del estilo blaugrana, no sería una ocurrencia ocasional, fruto del respeto que le infundía el Valencia. Ante el PSG, el asturiano optó por la misma fórmula, que le permite tener las espaldas bien cubiertas, cerrando con Busquets y Mascherano, el primero en la banda y el segundo en el centro, y le da mayor estabilidad para evitar las contras, pensando en dos balas como Cavani y Lucas Moura. Pero en esta ocasión, y teniendo en cuenta que al FC Barcelona solo le valía la victoria, el técnico asturiano introdujo una variante de calado, que consistió en situar a Pedro de carrilero. El Barça se la jugó en el partido de mayor enjundia del año (hasta la fecha) con un 3-4-3, en el que Pedro casi actuaba de extremo, aunque también tapaba las subidas por su banda, y Messi caía al centro del campo, a organizar desde la posición del 10.
El sistema no encajó del todo bien durante amplias fases del encuentro, pues Mascherano perseguía a Ibrahimovic, lo que a veces dejaba unos huecos enormes en el centro muy difíciles de tapar. En el arranque, en cambio, el PSG tenía las ideas bastante claras. Bien agrupado y mejor posicionado, ocupando los espacios de manera más equitativa, los galos tenían una consigna: les valía el empate, no tenían que volverse locos y se limitaban a esperar los robos para salir rápido y sorprender a los azulgrana. Al borde del cuarto de hora, Matuidi permutó con Ibrahimovic, hizo de boya y cedió al sueco, quien fusiló desde fuera del área para batir a Ter Stegen. Como ante el Espanyol, el partido se le ponía cuesta a arriba al Barça. Sin embargo, los hombres de Luis Enrique no permitieron que el PSG se acomodara con el marcador a favor, porque poco después, un balón largo de Mascherano, bien peleado por Suárez, lo cazó Messi en el segundo palo para hacer el empate.
El partido tenía más goles que juego, si bien tras el tanto del Barça entró en una fase más abierta, en la que se sucedían los ataques en una y otra portería. El control era alterno, aunque como le ha ocurrido al Barça en los últimos partidos disfrutó sus mejores minutos en el parte final de la primera parte. Un buen robo de Iniesta, le permitió encontrar rápido a Neymar, que culminó una contra de manera espectacular, con una rosca desde fuera del área.
Tras el descanso, el PSG dio un paso adelante, pero sin quemar todas sus naves, para no dejar su zaga desprotegida. Bartra salvó dos veces bajo palos y a partir de ahí el Barça empezó a sufrir. Perdió el balón, los franceses se hicieron con el control y por momentos los blaugranas parecieron acusar el esfuerzo de la primera mitad. Laurent Blanc lo vio y con media hora por delante deshizo el doble pivote y se la jugó con Pastore. El cuadro catalán reculaba, está por ver si por falta de fuerzas o para cazar agazapados a su presa. Luis Enrique apreció problemas en el centro del campo, movió ficha, recuperó el dibujo normal (4-3-3) y retiró a Pedro para dar entrada a Rakitic. Bartra se fue al lateral y poco después entró Xavi. El Barça pedía el balón a gritos. Casi en la única jugada trenzada de la segunda parte por parte culé, Suárez remachó un disparo de Neymar y puso el colofón.
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