![Guina, un culebrón con final feliz](https://s1.ppllstatics.com/laverdad/www/pre2017/multimedia/noticias/201406/23/media/guuina.jpg)
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Francisco Lastra
Lunes, 23 de junio 2014, 01:18
Llegó a Murcia el 8 de junio de 1981 y fue recibido en La Condomina por cientos de aficionados, ansiosos de tener en su equipo a un futbolista de la talla del exjugador del Vasco de Gama, quien comenzó a despuntar a los 19 años, cuando fue el máximo goleador del Mundial celebrado en Túnez en 1977. Guina dijo en su presentación que deseaba triunfar en España y no tuvo reparos en afirmar que «en Brasil me consideran un crack». El traspaso se cifró en 32.500.000 pesetas, aunque al final el Murcia pagó 28 millones, un gasto que para un equipo de Segunda División era entonces excesivo. Había que devolver la ilusión a un club recién descendido.
Aunque el fino futbolista brasileño destacó en el Murcia en las seis temporadas en las que vistió la camiseta grana, logrando dos ascensos a Primera (1982-83 y 1985-86), su fichaje tuvo tintes de culebrón. Cuatro días después de su llegada, y tras el reconocimiento médico que se le efectuó en la Mutua, el club decidió mandar al jugador a Madrid para completar el examen médico. ¿Se trata de completar el exhaustivo examen médico que consideramos imprescindible», dijeron desde el club. El caso es que el doctor Salinas consideró necesario que al futbolista se le hiciera un epirograma, prueba que mide los volúmenes de aire que mueven los pulmones.
Guina visitó en la capital de España la clínica del doctor Fraile y 'La Verdad' publicó en su edición del 12 de junio de 1981 que «puede haber marcha atrás en el fichaje de Guina».
El informe médico emitido desde Madrid indicaba que «el sujeto sometido a estudio [Guina] debería sobrepasar los valores teóricos, y al realizar la prueba de esfuerzo se fatigaba rápidamente. Creemos que, como futbolista, carece de fondo y se agotará rápidamente en el curso de un partido».
Estalló la bomba y en el Murcia dieron un paso atrás. «Siento profundamente que se haya producido este problema. Pero, en defensa de los intereses de nuestro club, no podemos cerrar la operación hasta estar plenamente seguros de que Guina se encuentra en condiciones óptimas para el fútbol. Su calidad como jugador la conozco porque lo he visto jugar en Brasil y es un fuera de serie. Seré el primero en lamentar que no podamos ficharlo por las circunstancias que se dan. Pero son los médicos quienes tienen que dar el sí o el no. Yo no puedo hacer más», dijo Juan Garrido, entonces vicepresidente del Real Murcia.
Los resultados del reconocimiento médico fueron rechazados de plano por Eurico Miranda, directivo del Vasco de Gama que acompañó a Guina. «Hay que tener muchas cosas en cuenta para determinar si Guina se sometió al examen médico en las debidas condiciones porque lleva varios días sin entrenar, durmiendo poco y, tras un viaje en coche a Madrid, hora y media después de comer fue sometido al reconocimiento».
La historia no acabó aquí. Guina regresó a Brasil y volvió a Murcia el 17 de junio con otro reconocimiento médico bajo el brazo. En esta ocasión de la Universidad Federal de Río de Janeiro, que decía lo contrario que reflejó el emitido en Madrid. «Guina está perfecto y no se le aprecia nada de lo que se dice en el informe del médico español y, por tacto, el jugador está totalmente capacitado para la práctica del fútbol. Totalmente apto».
La rocambolesca situación provocó una cumbre médica que debía decidir el fichaje de Guina. Se vieron las caras los doctores Fraile, el médico del Murcia Salvador Ripoll e Ívali, facultativo llegado de Brasil. El jugador volvió a someterse a varios reconocimientos médicos y los galenos acabaron dando luz verde a la operación. Llamó la atención el cambio de opinión del doctor Fraile, quien, después de hacer saltar la alarma diciendo que el brasileño carecía de fondo «y se agotará rápidamente en el curso de un partido», pocos días después aseguró que se trataba de «un excelente atleta». Reconoció, eso sí, que el primer examen fue incompleto, «ya que faltó la prueba de esfuerzo».
Finalmente, el 23 de junio de hace 33 años Guina estampó su firma en el contrato que le unió al Real Murcia. «Siempre he estado tranquilo. Sabía que mi salud era perfecta».
Por el resultado que dio en el Murcia, pese a los muchos obstáculos que hubo que esquivar, el fichaje de Guina fue un acierto, en el que también hay que destacar un hecho insólito. La operación contaba con el visto bueno de los socios, ya que hubo un referéndum, en el que los seguidores murcianistas aceptaron la operación y se comprometieron a sufragar parte de los gastos del elevado traspaso.
Vistió la camiseta del Real Murcia durante seis temporada. Fue el máximo goleador del equipo grana en la primera de ellas. Guina era un jugador fino, elegante e inteligente. Era un virtuoso conduciendo el balón y para los rivales era muy difícil quitarle la pelota. Dirigió y lideró al equipo durante seis temporadas con el dorsal número ocho a su espalda y ocupa un lugar destacado en la historia del Real Murcia.
«Guina es lo que necesitábamos. Es un jugador de raza». Con estas palabras recibió Irulegui, entrenador del Murcia, al brasileño. El técnico grana recibió con los brazos abiertos al exfutbolista del Vasco de Gama, pero no pudo disfrutar de él más de diez partidos, los que tardó en ser destituido.
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