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Paco Lastra
Lunes, 6 de octubre 2014, 11:43
La fiesta acabó en bronca. Fue el 23 de agosto de 1984. El Real Murcia y el River Plate se enfrentaron en La Condomina ante 15.000 espectadores en el I Trofeo Región de Murcia, un triangular en el que también estuvo invitado el Peñarol. El partido acabó 2-2, pero el árbitro andaluz Andújar Oliver la lió. En el minuto 16 de la segunda parte, con 2-1 en el marcador a favor de los granas, Francescoli recibió un balón en claro fuera de juego, se internó y obligó a Cervantes a hacerle penalti. El linier había levantado la bandera advirtiendo al colegiado de la situación ilegal del atacante uruguayo del equipo argentino, pero la bajó enseguida y miró para otro lado. Andújar Oliver, muy lejos de la jugada, señaló la pena máxima y encendió a la grada, desde donde empezaron a caer al campo todo tipo de objetos.
El partido estuvo suspendido varios minutos, hasta que se calmaron los ánimos de los aficionados, que apenas un minutos antes de la polémica decisión del colegiado andaluz había silbado a su equipo, que solo se dejó ver en jugadas esporádicas, huérfanas, impensadas y casi de carambola.
Pese a que era un partido de preparación, la bronca a Andújar fue de las que no se olvidan. La acción del penalti injusto espoleó a los granas y el público, que hasta ese momento recriminó a sus jugadores por el pobre juego que estaban exhibiendo, se puso de su lado.
Eusebio Ríos, técnico del Real Murcia, ordenó dos cambios cuando se reanudó el partido. Tarrés y Husillos saltaron al campo y dieron algo más de movilidad al ataque grana. El posterior cambio de Higinio por Del Barrio también sirvió para frenar a los argentinos. Los jugadores granas apretaron los dientes y, espoleados por la afición, que los animó más que nunca por la parcial actuación del árbitro, jugaron con chispa y mucha rabia. Figueroa y Vidaña mandaron sendos golpes francos al larguero de la portería de Gay. Andújar pitó el final con el 2-2, resultado que dio el referido trofeo Región de Murcia a los granas, que habían ganado al Peñarol un día antes en el primer partido (1-0). Uruguayos y argentinos habían empatado.
«No es fácil hacer maravillas»
La imagen que mostró el Real Murcia en estos dos partidos de preparación en la temporada 1984-85 no fue la mejor. «Es difícil hacer maravillas porque hay hombres que aún están recuperándose y esa recuperación pasa por jugar muchos minutos. Es positivo ver que se va trabajando cada día más en bloque y que en defensa no hubo fisuras», dijo el entrenador murcianista Eusebio Ríos para intentar justificar el pobre juego del Real Murcia.
El Real Murcia, que militó aquella temporada en Primera División, no mejoró su juego en la competición liguera. Eusebio Ríos fue destituido en la jornada 26 y su puesto lo ocupó el santomerano Vicente Carlos Campillo, que poco pudo hacer para enderezar el rumbo.
Hace treinta años, el Real Murcia se puso colista en la séptima jornada, tras perder 2-1 en el Rico Pérez de Alicante ante el Hércules y solo abandonó la última plaza en las jornadas 20, 21 y 22, en las que cedió el farolillo rojo al Elche, equipo que acabó acompañando a los granas a Segunda División, junto al Málaga.
El Real Murcia ganó solo seis partidos aquella campaña: 1-0 al Osasuna y al Espanyol, 0-2 al Betis, 2-0 al Sevilla, 3-1 al Racing de Santander y 2-1 al Elche.
Aquella pretemporada se inició en agosto con una sonora bronca de la afición al árbitro almeriense Andújar Oliver y acabó en abril con pitos a unos jugadores que en la Liga mostraron las mismas carencias y pocos recursos que exhibieron en el I Trofeo Región de Murcia.
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