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Encarna Ruiz fue la primera sorprendida por su propio coraje. Esta vecina de la pedanía murciana de Algezares, hija de la dueña de la confitería Encarnita, se resistió ayer a un atracador que se adentró en este pequeño negocio familiar, esgrimiendo un arma y exigiendo el dinero de la caja. «No dejó de apuntarme con la pistola en ningún momento», relató la víctima a 'La Verdad'. El tesón de la mujer hizo que el ladrón huyese de la zona con las manos vacías. «Nunca me imaginé que podría reaccionar de esta manera, pero hasta que no te ves en la situación no sabes cómo afrontarla».
La Policía Nacional y la Policía Local de Murcia desplegaron ayer un dispositivo para tratar de localizar al atracador y a un supuesto cómplice que le aguardaba en un coche -un Opel Astra de color verde- y lo pudo ayudar supuestamente a huir rápidamente de la pedanía. El asalto a este negocio se produjo a primera hora de la mañana, en torno a las nueve, cuando no había clientela en su interior. «Yo estaba de visita en la tienda porque a veces voy a esa hora para desayunar con mi madre», explicó la vecina. Son los padres de Encarnita los que dirigen, desde hace años, la conocida confitería, ubicada en un bajo de la calle Saavedra Fajardo.
El atracador se adentró en el local con una braga que le cubría gran parte del rostro y unas gafas oscuras, lo que hacía prácticamente imposible ver su cara. En la tienda en ese momento solo estaba ella y su madre. «Salí para decirle que mi madre salía ya a atenderle y me apuntó con el arma», recordó la mujer. «Me dijo 'dame el dinero'». La reacción de Encarnita, lejos de doblegarse a las peticiones del ladrón, fue de resistencia. «Le lancé una botella de agua y empecé a gritarle que era un sinvergüenza y que se fuera de allí». relató. «En ese momento no pensaba en el dinero, sino en mi madre. Me daba mucho miedo porque ella tiene la tensión alta».
Ante el alboroto, su madre se asomó y ambas comenzaron a gritar con la intención de que algún vecino las escuchase y acudiese a socorrerlas. «Él quería entrar donde estábamos nosotras y yo pensé que si entraba nos mataba», explicó. En ese momento, Encarnita agarró un portarrollos de plástico, que pesa bastante, para lanzárselo al atracador. Una decisión que hizo al ladrón desistir.
Con el susto aún en el cuerpo, la mujer declaró ayer ante la Policía para ofrecer detalles que podrían ayudar a su identificación. A su madre, que ya sufrió un atraco a mano armada hace doce años, le costará algo más digerir lo ocurrido. «Las vecinas han ido corriendo a traerle una tila».
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