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El público asiste en la sección Arte y Voces a la performance de Rafa Marcos Mota y David Mutiloa 'Lanzar un travesti al espacio'.
Humo, luces y sombras
CRÓNICA

Humo, luces y sombras

Los fieles de la sección de Arte y Voces no se perdieron su exploración del lado oscuro de la fiesta. Varias 'performances' y coloquios completaron el proyecto de Iván López Munuera

DIEGO MARTÍNEZ

Lunes, 4 de mayo 2015, 01:00

Los nombres que suelen reunir cada año en el escenario principal eclipsan a menudo no solo a los grupos que tocan en las zonas anexas, sino también el resto de la oferta del SOS 4.8, esa que tiene lugar a cubierto y que los asistentes acostumbran a visitar a primera hora de la tarde, cuando sus artistas favoritos aún no han cogido el micro. Se trata de la sección de Arte y Voces, que tenía este año como tema central 'The dark side of the party' y pretendía introducirse en el lado más oscuro y desconocido del mundo de los festivales y el espectáculo en general.

Al preguntar a algunos de los 'sosers' que venían de fuera de la Región qué era lo que les había impulsado a sacar su abono, la mayoría apelaba al buen tiempo, el ambiente o la música. Unos cuantos, sin embargo, habían venido de ciudades como Madrid y Barcelona principalmente por la sección de Arte y Voces. «Sí, veré a Morrissey y a The Vaccines, pero lo que más me llama la atención del SOS 4.8 es este apartado», sostenía un visitante madrileño a las puertas del edificio que albergaba la muestra, comisariada por Iván López Munuera.

A las 17.00 horas del primer día, éste daba el pistoletazo de salida a una tarde repleta de actividades. Las puertas de la exposición llevaban, eso sí, abiertas desde las cuatro (hora a la que solo quienes habían pagado el pase VIP podían pasearse ya por La Fica). Los que se asomasen al interior del edificio de Arte y Voces se encontrarían una instalación casi a oscuras en la que se podían ver distintas piezas audiovisuales; videoclips y pequeños documentales con testimonios en los que personalidades del mundo del espectáculo daban su opinión sobre el tema.

No todo es bonito

La sala, además, estaba cubierta por un humo (ecológico para que no dificultase la respiración de quienes se adentraran en ella) que, en palabras de López Munuera, contribuía a crear «una atmósfera irascible» y reforzaba el mensaje de la instalación: no todo es celebración, no todo es bonito.

Los primeros curiosos que se pasearon el viernes por el espacio se toparon con una 'performance' de María Jerez. La artista y cineasta madrileña había preparado, en colaboración con la oficina de arquitectos Elii, un trabajo titulado 'Alma de rímel' en el que empleó elementos de todo tipo (micrófonos, globos, mangueras, una jarra y un cuchillo, por nombrar algunos) e interactuó con el público en inglés, aventurándose a suponer lo que éstos pensaban de la misma forma que ellos se esforzaban por captar el mensaje que proponía la autora. Jerez integró también el humo en su propuesta.

Tras su intervención, llegaba el momento de la primera mesa redonda del festival, en la que participaron la comisaria y crítica de arte catalana Amanda Cuesta y el sociólogo madrileño Lucas Platero. Bajo el título '¿Qué cuerpos para qué fiestas?', hablaban de lo socialmente aceptable a nivel estético, y de personas públicas que rompían moldes con su estilo. Ponían como ejemplo a Falete, cuyo 'look' femenino suscita en ciertos contextos burlas y críticas. La conversación giró por otros derroteros, como la forma en que se 'iconizaba' la delincuencia juvenil en la década de los ochenta, como en el caso de personajes como El Torete y El Vaquilla.

Una de las intenciones de la propuesta era destacar cómo en los festivales musicales también se imponían ciertos cánones, idea que se reforzó en la mesa redonda que abrió la tarde del sábado: 'Festivales, hipsters, crítica y organización: ¿qué músicas en qué contextos?'. En ella, el exdirector del sello discográfico Pias Iberia & Latin, Gerardo Cartón; el cantante de Dorian, Marc Gili; los periodistas Víctor Lenore y Tomás Fernando Flores, y la filósofa Marisol Salanova charlaban sobre la 'anglofilia' y el sexismo en los festivales de música o los géneros que tenían cabida en los mismos.

Fueron solo algunas de las citas de una programación artística muy experimental que apuntaba a un público minoritario y consiguió captar a sus espectadores fieles, que no se perdieron las distintas 'performances' y coloquios durante los dos días que se extendió el SOS 4.8.

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