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Los policías nacionales habían recibido un soplo. El confidente les había dado un nombre, un lugar y un delito que perseguir. Los investigadores del Grupo ... II de la Brigada de Policía Judicial Lorca debían comprobar la información que tenían sobre la mesa, ya que la 'notitia criminis' parecía buena.
Un tipo, residente en Puerto Lumbreras, estaría traficando desde hacía tiempo con cocaína. Los consumidores abonados al 'garito' tenían una especie de tarifa plana, y la venta se hacía de forma rápida y fugaz en su domicilio. Los 'farloperos' ocasionales, sin embargo, debían llamar primero por teléfono y acordar la venta en algún punto del municipio, siempre en la vía pública. Ese era el hilo del que debían tirar.
Y, así, al supuesto camello, con antecedentes por tenencia de armas y amenazas, le cayeron encima los 'estupas' de Lorca. Los agentes pusieron en marcha a mediados del pasado mes de enero la primera operación de vigilancia en torno a su casa. Los agentes vieron llegar a dos personas en una motocicleta. Se detuvieron frente al edificio donde residía el investigado y subieron al domicilio. Minutos después, salieron del bloque de viviendas a toda prisa y arrancaron la moto.
Los sospechosos se dirigían hacia el Camino Viejo de Puerto Lumbreras en dirección a Lorca, y una patrulla de control les esperaba en la entrada de la localidad. Al llegar a ese punto, desobedecieron la orden de detención e intentaron huir, lanzando al arcén un grueso envoltorio.
Finalmente, la patrulla interceptó la motocicleta y detuvo a los ocupantes. En el cacheo encontraron un envoltorio de plástico con cocaína y marihuana. Además, se recuperó una bolsa que arrojaron en la huida, que contenía cinco gramos de 'nieve'. La Policía estableció otras dos vigilancias en los días posteriores en torno a la vivienda del sospechoso. Los agentes detectaron a varios compradores, y en los seguimientos posteriores se incautaron de varias dosis de cocaína, entre ellas, un 'pollo' con otros cinco gramos de cocaína que llevaba un consumidor.
En la mañana del 7 de marzo, los policías antinarcóticos decidieron intensificar el dispositivo. En esta cuarta vigilancia, uno de los compradores fue interceptado poco después de recibir la droga y se le encontró una cantidad de cocaína mayor que en las intervenciones anteriores.
«Las condiciones en las que se tienen que desarrollar las actuaciones policiales exponen que, en caso de persistir el dispositivo de vigilancia sobre el investigado, se afronta el riesgo de ser detectado al generar alerta», indican las diligencias policiales. Con esta apreciación y con la última vigilancia los investigadores solicitaron una orden de entrada y registro en el domicilio del investigado.
Con las primeras luces de la mañana, el 12 de marzo, los agentes irrumpieron en la vivienda del sospechoso, cercana al parque Reina Sofía del municipio, donde encontraron más de 40 gramos de cocaína listos para su distribución, utensilios para su manipulación.
A pesar de las evidencias, la estancia del acusado en prisión fue breve. La jueza decretó su ingreso en prisión provisional, con la posibilidad de eludirla mediante el pago de una fianza de 3.000 euros. Horas después, el acusado, que está representado por los abogados Eduardo Simó y la letrada Cristina Parra, del despacho Simó Abogados, ya se encontraba en libertad bajo medidas cautelares.
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