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Casi cuatro de cada diez personas que el pasado año acudieron por primera vez a alguno de los recursos de Jesús Abandonado tras caer en ... una situación de extrema vulnerabilidad tenían entre 18 y 30 años. En concreto, fueron 853 los nuevos usuarios atendidos por la fundación en esa franja de edad, el 38% del total de todas las altas, que ascendieron a 2.246, lo que supone un incremento de cuatro puntos porcentuales respecto a los jóvenes de nueva entrada registrados en 2023, con 140 personas más. «Es una población que nos preocupa», asegura Amparo Martínez, responsable del Área social de Jesús Abandonado. «Esto lo que nos indica es que hay una gran necesidad de crear recursos de prevención que cubran las nuevas realidades del sinhogarismo. Si no ponemos en marcha proyectos y recursos de prevención en materia de vivienda, de trabajo, de formación y del cuidado de la salud mental y la prevención de las adicciones en edades tempranas, el número de jóvenes se puede disparar en los próximos años», advierte.
Respecto a la procedencia de estos jóvenes, Martínez apunta a «casuísticas muy amplias: hablamos de migrantes que llegan a España como menores edad, que ingresan en un centro y que al cumplir 18 años no encuentran recursos que den continuidad a esa protección; otros que se mueven por el territorio sin pasar por los centros y que nos llegan ya como mayores de edad; menores nacionales que estaban tutelados por la Administración y que al abandonar los centros acaban en el circuito de personas sin hogar; y también hay quien decide marcharse voluntariamente de casa y que por diversas circunstancias acaba en la calle», explica.
3.456 personas
fueron atendidas en alguno de los servicios de Jesús Abandonado en 2024
2.246 nuevas altas
Solo 1.210 usuarios eran conocidos por la fundación de otras ocasiones
853 de los usuarios nuevos
tenían entre 18 y 30 años. Son 140 más que en 2023
Por edades, el 26% de las altas corresponden a personas de entre 31 y 40 años; el 19%, de 41 a 50; el 12%, de 51 a 60; y solo el 5% responde a usuarios mayores de 60 años. Mientras que el sexo, un año más, vuelve a ser predominantemente masculino, con un 92% de hombres debido, sobre todo, a la limitación de plazas destinadas a mujeres.
Junto al incremento de personas sin hogar en las franjas de edad más bajas, hay otra cifra que causa preocupación entre los responsables de Jesús Abandonado: la subida de usuarios que nunca habían pasado por sus servicios. En 2024 el 70% de todas las personas atendidas eran desconocidas para la fundación, dos puntos porcentuales más que en 2023. Del total de 3.456 que se beneficiaron de sus recursos a lo largo del año pasado, solo 1.210 eran recurrentes. «Si siete de cada diez personas que solicitan algún servicio de la fundación no lo había hecho nunca antes, está claro que hay algo que no se está haciendo adecuadamente, algo está fallando», advierte Amparo Martínez.
Eso también se nota en los centros de acogida. «Cada vez hay más gente que necesita recursos de acogida. Nos estamos manteniendo en una ocupación del 100% de las 186 plazas que tenemos en nuestros centros de corta y media estancia, y de larga estancia. Si creáramos un centro nuevo, se completaría, porque la trayectoria que vemos es que esto va a en aumento».
En total, 1.139 personas pasaron el pasado año por el centro de corta estancia, con 45.201 pernoctaciones; mientras que 81 se beneficiaron de las 54 plazas del de larga estancia. En cuanto a las 25 viviendas que gestiona la fundación, y que ofrecen un total de 64 plazas, dieron servicio a 137 personas.
También siguieron teniendo una alta demanda los servicios de alimentación, donde Jesús Abandonado ofrece cerca de 140 comidas y 140 cenas cada día. Más de 2.400 personas pasaron por su comedor social en Murcia, donde se dieron 109.555 servicios de comida y cena y se prepararon 35.116 kits de bocadillos para aquellas personas que no pueden acudir a hacer una de las ingestas diarias.
Por otra parte, el equipo de atención en calle realizó 730 visitas a 53 personas de uno de los perfiles más vulnerables: aquellos que presentan deterioro físico, graves problemas de adicción a las drogas y trastornos mentales y que no acuden a los servicios de la fundación. Estos, siguen sin disponer de un centro específico en Murcia desde que Jesús Abandonado cerrara en mayo, por falta de financiación, el centro de reducción de daños que había abierto en febrero. «Despegó y aterrizó, pero sigue siendo muy necesario. Seguimos en conversaciones para poder dar una opción a estas personas», señala Amparo Martínez.
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