Secciones
Servicios
Destacamos
La yeclana María Ángeles Polo comenzó a hacer deporte un poco antes de que le diagnosticaran, a finales de 2015, un linfoma no Hodgkin. «Me encontraba muy cansada, tenía dolores de estómago y me decían que podía ser ansiedad, así que decidí empezar a correr, ... a ver si así mejoraba», recuerda. Pero, en realidad, padecía cáncer. El diagnóstico le llegó tarde. «Estaba ya en estadio IV, pero me dijeron que tenía solución». Con 35 años, María Ángeles se aferró a esta esperanza con todas sus fuerzas. Por ella y por su hija, que apenas tenía 3 años.
Su vida entró en un interminable bucle de sesiones de quimioterapia, radioterapia e inmunoterapia. «Los tratamientos no son golosinas, son duros, pero lo llevé bien; tenía ganas de acabar con todo aquello y sabía que esa era la solución», confiesa. «La cabeza te da muchas vueltas; en el hospital tienes mucho tiempo para pensar. Me iban a dar 42 sesiones, con 21 días entre una y otra, y me di cuenta de que esos números tenían un sentido: se correspondían con los kilómetros de la maratón y la media maratón». Así que en aquellas salas del hospital de día, con el gotero puesto, nació una determinación: correr 42 medias maratones en 21 meses.
En cuanto se sintió un poco mejor, en 2018, se puso las zapatillas. «Me recorrí media España y Portugal», recuerda. De Bilbao a Oporto, pasando por Valencia o San Sebastián. Llevaba ya 33 medias maratones cuando irrumpió la pandemia y todo se paró. «Pensé que tendría que abandonar, pero me hicieron razonar. Si hasta Rafa Nadal había tenido que parar, ¿por qué no podía yo completar mi reto cuando pasase todo?». Y así lo hizo. En septiembre de 2021 se puso de nuevo en ruta, con la media maratón de Madrid. «Desde entonces participé en todas las que se celebraron hasta diciembre, con hasta tres medias maratones al mes». Tuvo que echar mano de la fuerza de voluntad para aguantar el tirón. «Ha sido duro; muchos domingos me ha costado levantarme para ir, por ejemplo, a Burgos. Me daban ganas de llorar, pero iba», confiesa.
Su mayor ilusión era terminar el reto en Murcia, una ciudad a la que se siente especialmente unida y donde ahora acude por las tardes para completar sus estudios de técnico en cuidados auxiliares de Enfermería (TCAE), otra vocación nacida durante sus estancias en el hospital. Lo compagina con su trabajo, por la mañana, en una empresa de tapizados de Yecla, donde reside.
Así que este domingo se pondrá el dorsal para cerrar el reto, corriendo por las calles de Murcia. El cáncer queda ya 882 kilómetros atrás después de estas 42 medias maratones, de 21 kilómetros cada una. Por el camino ha ido soltando lastre emocional, y también ha ido llenando de cosas nuevas su mochila: de solidaridad y experiencias compartidas. «Correr me recarga las pilas a lo bestia, y siempre voy acompañada. Porque otro reto ha sido motivar a personas que antes no hacían deporte –cuenta orgullosa–; hay amigas que solo se habían puesto las zapatillas de estar por casa, y ahora vienen a correr conmigo».
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
El pueblo de Castilla y León que se congela a 7,1 grados bajo cero
El Norte de Castilla
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.