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La pandemia de la covid-19, que ha tensado el sistema sanitario español como nunca antes, también ha acelerado demandas que permanecían desde hace ... décadas en el limbo. Una de ellas ha sido la creación de la especialidad de Urgencias y Emergencias, que los médicos reclamaban desde hace 30 años. El 17 de marzo, en una de sus últimas decisiones como ministra, la extitular de Sanidad Carolina Darias dio luz verde a esta nueva especialidad, lo que abre la puerta a un reconocimiento regulado de los profesionales y a la posibilidad de ofrecer una formación personalizada a los médicos residentes que se decanten por este campo sanitario.
El proceso para la aprobación de la especialidad fue complejo por los reparos de algunas comunidades autónomas y de varias sociedades científicas. «Se creó un grupo de trabajo y se alcanzó un consenso, de manera que Medicina de Urgencias será la primera que inicie su proceso para convertirse en especialidad», señaló Darias tras el acuerdo. Además de Urgencias, también se desarrollarán las especialidades de Genética y Enfermedades Infecciosas. Y aunque no se establecieron plazos, fuentes sanitarias apuntan a que en el MIR de 2024 podrían ofrecerse ya plazas para los futuros urgenciólogos.
Se trataba de una reivindicación «justa, eficiente y legítima», según la Sociedad Española de Medicina de Urgencias y Emergencias (Semes), que considera que esta decisión «no solo dará el merecido reconocimiento al valor del ejercicio de un colectivo de médicos con vocación que ejercen su labor con un compromiso y responsabilidad inquebrantables (incluso en situaciones de altísimo riesgo, tal y como se ha puesto de manifiesto en los últimos años)», sino que además, «es la única que hará posible la defensa del bien común que, en este caso, no es otro que el derecho a la salud de los ciudadanos y ciudadanas de nuestro país».
El vicepresidente de la Sociedad Española de Medicina de Urgencias y Emergencias (Semes) es el murciano Pascual Piñera, jefe de Urgencias del Hospital Reina Sofía. «La especialidad es fundamental por dos cosas: para asegurar una formación uniforme y reglada a todos los médicos que trabajen en un servicio de Urgencias, y para poder asegurar el futuro de la Medicina de Urgencias. Es necesario saber con qué recursos humanos vamos a contar para dos ámbitos tan importantes como la Primaria y Urgencias», reflexiona Piñera. Actualmente, los centros de salud y las Urgencias compiten por los médicos internos residentes (MIR) que terminan Medicina de Familia. Esto «impide una planificación adecuada», advierte.
Piñera confía en que la especialidad sea una realidad en breve plazo, una vez que tanto el Consejo Interterritorial como la Comisión de Recursos Humanos del Ministerio han dado su visto bueno. En la Región de Murcia trabajan cerca de 300 médicos que podrán ver por fin reconocida su especialidad, según los datos que maneja Semes.
La ausencia de la especialidad de Urgencias y Emergencias era una anomalía de la sanidad española. En la Unión Europea, 22 países ya tenían reconocida esta sección, que en Reino Unido se estableció hace 50 años.
De hecho, la especialidad existía en el ámbito militar en España desde 2016, otra paradoja que criticaba el colectivo. «Mientras que los urgenciólogos españoles son muy valorados a escala internacional y se dedican a formar en esta especialidad en todo el mundo, en su propio país su Gobierno se ha negado a reconocerles su excelente labor y su identidad propia como pieza fundamental para el buen funcionamiento de la sanidad», denunció en febrero en el Senado el presidente de la Sociedad Europea de Medicina de Urgencias, Jim Connolly.
Los urgenciólogos son el primer frente de los hospitales, pero también ejercen su labor en las mayores crisis internacionales, las últimas, la guerra de Ucrania y el terremoto de Turquía y Siria.
Desde marzo de 2020, las urgencias de muchos hospitales españoles han sufrido momentos de saturación que han coincidido, habitualmente, con los picos de las olas de contagio por la covid-19, la última de ellas, a principios de 2023, hace apenas cuatro meses. Por ejemplo, los sindicatos sanitarios de la Comunidad de Madrid denunciaron que en el hospital de San Sebastián de los Reyes, los pacientes que acudían a Urgencias tenían que esperar hasta tres días para ser subidos a planta. Los servicios de Urgencias han vivido un efecto dominó: el colapso de la atención primaria por la falta de profesionales empujó a los pacientes a acudir directamente a los hospitales, lo que tensó un departamento que ya en su día a día vive en el alambre.
Las últimas estadísticas del Ministerio de Sanidad sobre las urgencias ya apuntaban a un incremento de los pacientes atendidos. En 2019, el año previo a la pandemia, este servicio realizó 31.282.842 consultas, el récord histórico.
La cifra se redujo espectacularmente en 2020, cuando se contabilizaron únicamente 22.907.100, ya que los pacientes dejaron de acudir a Urgencias por miedo a contagiarse de covid. Pero 2021, últimos datos disponibles, ya apuntaba a un incremento (27.893.464 consultas) que parece haber aumentado de manera notable tanto en 2022 como en los primeros meses de 2023 si se tiene en cuenta las denuncias de saturación de los servicios.
El vicepresidente de Semes, Pascual Piñera, reclama al Servicio Murciano de Salud (SMS) contratos dignos para que los servicios de Urgencias de la Región puedan reforzar sus plantillas con los médicos internos residentes (MIR) que terminan este mes de mayo su periodo de formación. El Gobierno regional ya ha anunciado que todos los MIR de Medicina de Familia tendrán sobre la mesa un contrato de tres años para ocupar, en calidad de interinos, alguna de las 111 nuevas plazas creadas en Primaria. Pero persiste la incógnita de qué ocurrirá con aquellos MIR que prefieran trabajar en las urgencias hospitalarias. «El año pasado, dos residentes que querían quedarse con nosotros en Urgencias se terminaron marchando, uno a Castilla-La Mancha y otro a Valencia, porque no vieron unas condiciones suficientemente atractivas», lamenta Pascual Piñera.
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