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Llegó precedida del recelo y la polémica entre la siempre contestataria comunidad educativa, que no terminó de encajar que una diputada de Vox con el veto parental en el centro del discurso diseñara su devenir; y se marcha sin haber atesorado avances destacados en los colegios e institutos murcianos, más allá de su empeño en boicotear la reforma educativa y algunas ocurrencias que no pasaron de la declaración, como la de 'corregir' el lenguaje inclusivo en los libros de texto. La diputada ex Vox y negacionista de las vacunas contra la Covid en plena pandemia María Isabel Campuzano tomó posesión como consejera de Educación y Cultura en los primeros días de abril del 2021, después de entregar su voto para tumbar la moción de censura presentada por PSOE y Ciudadanos.
Un año y ocho meses después del previsiblemente receloso recibimiento, las relaciones entre Campuzano y la comunidad escolar no han mejorado, y la desconexión de la consejera, salvo contadas excepciones, con la mayor parte de las asociaciones, entidades y sindicatos implicados en la educación regional, se ha agravado. Esquiva con los medios, Campuzano ha evitado su exposición pública con contadas comparecencias públicas relacionadas con cuestiones educativas, testimoniales si se comparan con las que realizaron en la última década sus predecesoras en el cargo. Por el camino, el pasado febrero su ruptura con los otros miembros del Grupo Parlamentario Vox en la Asamblea Regional, Francisco José Carrera y Juan José Liarte, originó una crisis en el Gobierno regional que se saldó con el traspaso de las competencias de Cultura, que estaban con Educación, a la Consejería de Presidencia, Turismo y Deportes.
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Si su paso por Educación dejará rastro, más allá del hecho de haber sido la primera consejera procedente de Vox al cargo de la cartera de Educación, será por una cuestión de calendario: durante su mandato Educación ha tenido que desarrollar la aplicación de la reforma educativa en la Región, y a pesar de su empeño en bordear la ley para desactivar sus principales principios, los requerimientos de los servicios jurídicos han reducido a la mínima expresión su propósito. Tampoco el veto parental, su medida estrella, ha llegado a aplicarse en su planteamiento inicial, quedando reducida a una versión 'light' y edulcorada sin demasiado efecto.
Con el único respaldo claro de la concertada, Campuzano ha delegado las cuestiones de peso en sus directores generales de Centros Educativos e Infraestructuras, Jesús Pellicer Martínez; el de Recursos Humanos, Planificación Educativa y Evaluación, Víctor Javier Marín; y el de Formación Profesional e Innovación, Juan García Iborra, que han sido también los interlocutores más habituales de los sindicatos y asociaciones de directivos.
En el haber de Campuzano, el complicado desarrollo para incrementar las plazas gratuitas de guardería, que sigue avanzando, y el impulso a la Formación Profesional, dos ambiciosos proyectos financiados por el Ministerio con fondos extraordinarios. La consejera termina su mandato con un desahogo para el bolsillo de miles de familias: el Cheque guarde y las becas para libros, que permitirán enfrentar la crisis con más holgura.
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