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Cuando el arma percutió aquella noche del 22 de diciembre de 2011 en Abarán, las vidas de agresores y agredidos comenzaron a girar. Los tres disparos resonaron en los oídos de Valentín y de los tres hermanos Yepes como un estruendo seco y sordo. Aún hoy los escuchan. El empresario abaranero Valentín Sánchez empuñaba la pistola aún humeante y supo en ese momento que, lejos de resolver la amenaza a la que se estaba enfrentando, acababa de arrojar a un pozo su vida, tal y como hasta ese momento la conocía. Uno de los hermanos Yepes, David, que tenía 28 años, recibió uno de los balazos, que estuvo a punto de matarlo. No lo hizo, pero le provocó una paraplejia que lo dejó postrado en una silla de ruedas de por vida. A su hermano Javier, de 23 años, le dio otro proyectil y le destrozó un pulmón.
Aquello sucedió hace 13 años y ahora el empresario se prepara esta semana para responder a la acusación del Ministerio Fiscal de tres intentos de asesinato con alevosía por los que solicita para Valentín Sánchez penas que suman 28 años de prisión.
Por su parte, los hermanos Yepes también afrontan solicitudes de condena por parte de la Fiscalía de dos años para Javier, tres para David y seis años de prisión para José Manuel por presuntos delitos de lesiones y coacciones.
Aunque no será un juicio sencillo. No en vano, el proceso ha sufrido varios aplazamientos desde 2016. En este caso existen dos argumentos contrapuestos que cada una de las partes pondrán sobre la mesa a lo largo de la media docena de sesiones programadas. Por un lado, está la tesis de la defensa del empresario, que ejerce el abogado Raúl Pardo-Geijo, y esgrime que Valentín fue un hombre acorralado por las agresiones sufridas por él y sus hijos.
En esa situación, «actuó en legítima defensa, impulsado por un miedo insuperable y bajo un estado de obcecación emocional provocado por las circunstancias extremas de esa noche con agresiones y una amenaza inminente». Solicita su absolución o, en caso de ser condenado, penas mínimas atenuadas por el estado emocional en el que se encontraba. Asimismo, Pardo-Geijo, en su papel de acusación particular, acusa a los hermanos José Manuel, Javier y David Yepes de actuar con violencia premeditada, intimidación extrema y de perpetrar agresiones físicas y psíquicas contra Valentín y sus hijos. Pide 15 años de cárcel para cada uno de ellos.
Por otro lado, la Fiscalía considera que Valentín Sánchez actuó con intención homicida deliberada al disparar contra los hermanos Yepes tras los altercados en su nave industrial.
Que, además, hizo un uso desproporcionado de la fuerza, ya que Valentín tomó su pistola y persiguió a los hermanos Yepes cuando estos ya habían abandonado la nave y huían en su furgoneta. Y entiende que no existía una amenaza directa en ese momento, por lo que los disparos no pueden justificarse como defensa propia, sino como una represalia desmedida y premeditada.
También señala que hubo alevosía en los disparos porque se acercó a escasos metros de la furgoneta para disparar, lo que demuestra, en su opinión, que su intención era causar la muerte de los ocupantes. Análogamente, el fiscal solicita penas de dos años (Javier), de tres (David) y de seis años de prisión (José Manuel) por presuntos delitos de lesiones y coacciones. Las acusaciones particulares, que representan a los hermanos Yepes, respaldan los cargos presentados por la Fiscalía contra Valentín, pero ponen énfasis en el impacto humano y emocional de los hechos. Así, estiman que las indemnizaciones ofrecidas por Valentín no compensan el daño físico, psicológico y moral causado a las víctimas. Piden que se le obligue a pagar más de 300.000 euros por las secuelas, tratamientos médicos y días de incapacidad.
El origen de todo el asunto está un conflicto surgido por el alta del suministro eléctrico en unas viviendas propiedad de los Yepes. Los documentos eran imprescindibles para conectar el suministro a las viviendas que los tres hermanos habían adquirido en Ricote. El promotor no les había entregaba dichas certificaciones, ya que era Valentín quien debía confeccionar tales documentos y «decidieron conseguirlos directamente de él a todo trance», expone el fiscal en su calificación.
Impacientes y frustrados, los hermanos Yepes decidieron visitar aquel día al empresario. José Manuel, Javier y David, irrumpieron en su nave, situada en Abarán, con el propósito de obtener, «por la fuerza y la intimidación», los boletines. Valentín les dijo que los referidos boletines se los tenía que proporcionar el promotor de las viviendas, a lo que el David Yepes le dijo que había un vecino de las viviendas que ya tenía luz y que «si no les daba a ellos los boletines era por chulería». El conflicto administrativo se transformó rápidamente en una disputa violenta.
José Manuel, Javier y David Yepes, armados con un cuchillo de cocina y una manguera eléctrica, ya no querían escuchar explicaciones, y tras una discusión, los tres comenzaron a agredir a los hijos de Valentín.
Javier Yepes, el hermano de en medio, propinó un bofetón a su hijo mayor, que lo hizo caer al suelo, mientras su hermano David golpeaba con puñetazos y patadas al hijo menor. Valentín, con un cuchillo en el cuello, que supuestamente empuñaba José Manuel Yepes, trató de calmar la situación. En un momento de despiste, su hijo mayor aprovechó para escapar a la calle en busca de ayuda. David Yepes le persiguió golpeándole con el cable eléctrico. Valentín les prometió que les entregaría los boletines que pedían, encendió su ordenador, escribió en el teclado y les aseguró que ya estaba todo solucionado.
Los hermanos Yepes, creyendo que habían conseguido su propósito, se montaron en la furgoneta en la que se habían desplazado al lugar y se marcharon. Pero ante la supuesta amenaza para la integridad de su familia, Valentín cogió una pistola, un arma registrada que utilizaba para su actividad como tirador deportivo, salió corriendo tras la furgoneta de los tres hermanos, y disparó tres veces contra ellos.
Los disparos alcanzaron a David Yepes, quien sufrió una grave herida en la columna vertebral que lo dejó parapléjico, y a Javier Yepes, que recibió un disparo que le afectó el pulmón izquierdo.
El empresario sufrió lesiones físicas y un trastorno de estrés postraumático que lo acompañó durante meses de depresión. Un trauma que hoy aún «no ha logrado superar», según su letrado.
En el juicio, programado para el próximo 4 de diciembre en la Audiencia Provincial de Murcia, el tribunal ha reservado seis sesiones –los días 4, 5, 11, 12, 17 y 18 diciembre— para dar carpetazo a un caso enquistado desde hace 13 años y que se prevé difícil debido a la complejidad de las pruebas y el número de testigos, peritos y documentos que se analizarán. El juicio comenzará con el interrogatorio directo de los acusados, entre ellos Valentín Sánchez, que enfrenta a cargos por tres intentos de asesinato, y los hermanos José Manuel, Javier y David Yepes, acusados de lesiones, amenazas y coacciones. Dos de ellos han rechazado recientemente la defensa de Marcos García Montes, el mediático abogado que recientemente llevó la defensa de Daniel Sancho en el juicio por la muerte del cirujano colombiano Edwin Arrieta en de Tailandia. Tras declinar sus servicios, ahora será un letrado de oficio el que se encargue de representar sus intereses. Además, el juicio tendrá un interés añadido al volver a ver sentado en el banquillo a José Manuel Yepes, el autor material del triple crimen de los novilleros de Cieza, ocurrido el 1 de diciembre de 1990 en la finca ganadera Charco Lentisco.
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