Condena máxima de 15 años por violar en múltiples ocasiones a su hija

Quince años de prisión –la pena máxima recogida en el Código Penal para las agresiones sexuales continuadas– es la condena que la Audiencia Provincial de Murcia ha impuesto a un ciudadano boliviano de 42 años por haber violado en múltiples ocasiones a su hija menor de edad, a la que incluso dejó embarazada. El tribunal de la Sección Tercera impone además al autor de las agresiones sexuales una indemnización de 60.000 euros por los daños morales sufridos por la víctima, tal y como había reclamado el letrado de la acusación particular, José Antonio López Jiménez, pues la Fiscalía había limitado la petición a 15.000 euros, y le prohíbe ponerse en contacto con su hija o aproximarse a menos de cien metros de ella durante quince años.

Para imponer esa condena máxima la Sala ha tenido en cuenta la extrema gravedad de los hechos cometidos por el acusado y la reiteración en las agresiones sexuales, que se iniciaron cuando la chica tenía trece años de edad y se prolongaron hasta que quedó encinta, ya con quince años. La menor acabó sometiéndose a un aborto tras confesar a su madre que estaba embarazada, aunque la engañó asegurando que el padre era un antiguo compañero de instituto que había retornado a su país de origen.

Según el relato de hechos considerados probados por la Sección Tercera de la Audiencia, las violaciones se iniciaron en agosto de 2016, mientras la familia estaba de vacaciones en la costa de Valencia. Una tarde, aprovechando que no había nadie en la casa, el acusado pidió a su hija que se acostara con él en la cama, con el pretexto de descansar, y seguidamente se quitó la ropa y se situó junto a la menor diciéndole que le iba a bajar los pantalones porque hacía calor. A continuación, la acarició por todo el cuerpo y, tras bajarle el bikini, la penetró vaginalmente. Cuando escuchó que la familia regresaba, le dijo a su hija: «Ponte la ropa y hazte la dormida».

A finales de ese año, antes de las vacaciones de Navidad, el hombre habló con su hija y le dijo que cada vez que quisiera salir tendría que pasar previamente por su habitación y que luego le daría dinero, por lo que durante varios meses, al menos una vez por semana, la sometía a todo tipo de tocamientos íntimos y la penetraba vaginalmente.

Cuando la niña le pedía que parara, porque le daba asco, el acusado utilizaba la fuerza para consumar las agresiones y además le advertía de que no dijera nada, «porque me meterían en la cárcel y vosotras os quedaríais solas».

El encausado acabó reconociendo todas esas circunstancias en el juicio, con la esperanza de que se le aplicara la circunstancia atenuante de confesión tardía, pero el tribunal ha rechazado hacerlo con el argumento de que en su momento se negó a declarar, durante el periodo de instrucción, y que solo lo hizo cuando el material probatorio era ya tan amplio que no podía eludir una sentencia condenatoria.

Tampoco ha admitido la Sala la petición de la defensa de que se le aplique la circunstancia atenuante de reparación del daño, ya que los 2.000 euros que el acusado había consignado era una cantidad claramente insuficiente en relación con la gravedad de los hechos.