La Comunidad limita las pantallas en el aula a una hora al día en Primaria y a dos en la ESO

La batalla al uso excesivo de las pantallas en el aula avanza, aunque en muchos casos solo en formato de recomendación. La Comunidad quiere limitar al mínimo el uso de tabletas en las aulas de la Región, y sin llegar al extremo de Madrid, donde la presidenta de la Comunidad ha ordenado un 'apagón' general, reducirá su uso en colegios e institutos el próximo curso y acotará prácticas que inciten al uso 'gamificado' (juegos con recompensas similares a los videojuegos para aprender...) y pasivo de las tabletas. La limitación horaria es en cualquier caso orientativa, y no implica la prohibición de superar ese tope.

La estrategia recomienda que «con carácter general se procurará que el uso de los dispositivos digitales no exceda de una hora al día en Primaria y de dos horas en ESO», aunque en la práctica «los centros tendrán autonomía para hacer ajustes y modificaciones en consonancia con su proyecto digital, que será público para que pueda ser conocido por las familias». La Comunidad entiende que los colegios e institutos aplicarán ese límite, pero deja margen a los centros, defiende, para que los profesores puedan desarrollar sus clases según su programa, y si en alguna ocasión tienen que exceder ese tope atendiendo a razones pedagógicas, lo hagan.

Para limitar la exposición de los escolares a las pantallas, los centros no podrá utilizar recursos como la 'gamificación' a través de programas de aprendizaje que reproducen las dinámicas de los videojuegos. Es decir, actividades que, aunque tengan un contenido curricular, incluyan 'recompensas' y premios a los alumnos que va superando contenidos, como si pasaran 'pantallas' de un videojuego. Ese sistema, que se ha utilizado mucho en las aulas, es considerado pernicioso por los expertos, que consideran que puede generar dependencia.

Los dispositivos tampoco podrán ser utilizado como sustitutivos del libro de texto, ni utilizarse para la simple visualización de vídeos de extensión prolongada «sin un propósito educativo claro y fijado», explicó el presidente de la Comunidad, Fernando López Miras, quien ayer presentó la estrategia en el Centro de Profesores y Recursos de Cartagena. Según explicó, los centros deberán establecer pausas activas obligatorias y actividades analógicas después de cada actividad digital «garantizando el equilibrio en el tiempo de uso de los diferentes materiales educativos».

No obstante, todas estas medidas se podrán flexibilizar siempre que estén justificadas pedagógicamente en asignaturas cuyos contenidos sean mayoritariamente sobre digitalización, tecnología, robótica e informática y la atención a la diversidad del alumnado con necesidades específicas de apoyo educativo.

Las orientaciones no son, para los representantes del Asociación Sin pantallas, lo suficiente tajantes, ya que dejan abierta la opción de que «los equipos directivos de los centros que no reconozcan el daño de las pantallas se sientan reforzados en la libertad que les da la Comunidad para elaborar sus planes de digitalización». Lamentaron además que algunos centros «siguen obligando a las familias a comprar dispositivos», y entienden que las medidas «deben ir más allá». La FAPA también reprochó que «solo se habla de tiempos, y el problema no esta en el tiempo, sino en lo que se hace. Formar y educar en el buen uso no es una cuestión de limitar los tiempos o prohibir, sino que es imprescindible valorar y regular lo que se hace», expuso la presidenta, Marisa Maldonado.

El presidente de la Comunidad detalló en la presentación que su gobierno «regulará el uso de los dispositivos digitales en los centros docentes no universitarios a partir del curso 2025-2026, a través de una orden que redefine el proceso de digitalización de nuestros centros educativos, garantizando un buen uso, equilibrado y eficaz, de la tecnología en la enseñanza». Esa orden fijará como obligatorio, y no como una orientación como hasta ahora, que no se utilicen pantallas para las materias de Lengua y Matemáticas hasta quinto de Primaria. Esa medida supone el fin del programa Senda, que puso en marcha la propia Administración regional.

Además de marcar límites, la Estrategia de Digitalización Educativa de la Región de Murcia, denominada 'Libre', establece criterios para el uso de los medios digitales adaptados a cada etapa educativa, y que tendrán que quedar reflejados en el proyecto de centro. En Infantil, los niños se familiarizarán con herramientas digitales bajo la supervisión del docente, aprendiendo nociones básicas de seguridad y usando la tecnología de manera creativa y de forma esporádica. En Primaria, se fomentará el pensamiento crítico mediante búsquedas guiadas en internet, la creación de contenidos digitales y el uso inicial de la programación y la robótica. En Secundaria, Bachillerato y Formación Profesional, los estudiantes aprenderán a gestionar su propio entorno de aprendizaje digital, participando en tareas colaborativas y desarrollando competencias avanzadas en programación y gestión de la información.

La nueva estrategia «no se limita al aula», en palabras del presidente de la Comunidad, quien explicó que «vamos a fomentar la colaboración entre los centros educativos y las familias mediante talleres y guías prácticas que ayuden a los padres a gestionar el uso de dispositivos digitales en el hogar».

Las nuevas limitaciones se suman a la prohibición del uso de teléfonos móviles en enero de 2024 -una medida en la que la Región fue pionera- en todos los centros de educación reglada no universitaria de la Región de Murcia, que según los datos de la Comunidad, ha permitido reducir un 31% las faltas muy graves derivadas del mal uso del móvil, y ha contribuido a rebajar hasta el 27% los expedientes abiertos por ciberacoso.

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