«Cuando vine a darme cuenta, tenía el toro detrás»

Los festejos se tiñeron de sangre. Un muerto y un herido de gravedad fue el negro balance del accidentado encierro de novillos que se celebró ayer en Blanca, con motivo de sus fiestas en honor a San Roque. Los dos heridos fueron atendidos en un primer momento por los doctores Corbalán y Ríos en la enfermería habilitada en el Ayuntamiento.

Rafael Ibáñez Miñano, de 53 años, natural de Blanca, y que vende cupones de la ONCE en Abarán, falleció, pasada la medianoche en el Hospital Virgen de la Arrixaca de Murcia, a donde había sido trasladado de urgencia dada la gravedad de las heridas recibidas. Ibáñez sufrió hasta seis cornadas en distintas partes del cuerpo. El percance se produjo nada más iniciarse el encierro en Barrionuevo. Una de las cornadas le alcanzó en la arteria femoral del muslo, y ante su estado fue traslado de urgencia al hospital Virgen de la Arrixaca. Tras ser intervenido ingresó en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) «en estado crítico». Poco después de la medianoche falleció, según confirmó a este periódico el acalde de la localidad, Pedro Luis Molín.

El otro herido es Jesús Gil Losa, vecino de Ojós, de 28 años, que fue cogido en las inmediaciones de la iglesia, casi al final del recorrido. Su padre aseguró a 'La Verdad' que el joven le confesó que "cuando vino a darse cuenta tenía el toro detrás".

Gil presentaba dos heridas en la pierna izquierda, por lo que fue ingresado en el hospital Lorenzo Guirao de Cieza, donde tuvo que ser intervenido. "Tengo muchas pesadillas", afirmó, aunque no descarta volver a correr los encierros: "Según cómo tenga la cabeza: si la tengo bien, pues no entro; si la tengo mal, entro".