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CARLOS MIRETE
Murcia
Viernes, 20 de agosto 2021, 01:23
La fama que precede al barrio murciano del mismo nombre se está viendo seriamente agravada por reyertas y trifulcas, que generan molestias a unos vecinos ... hartos de que se sucedan sin descanso. El último enfrentamiento ocurrió en la madrugada del jueves. En una grabación de vídeo, a la que ha tenido acceso LA VERDAD y que fue realizada desde el balcón de uno de los edificios adyacentes, se puede apreciar cómo un grupo de personas de origen subsahariano comienza a propinarse empujones y puñetazos hasta que uno de los involucrados cae al suelo.
Todo sucede en una de las zonas ajardinadas situadas en las inmediaciones de la Consejería de Educación. El escándalo, fruto de la discusión, despertó a un vecindario cansado de que se produzca cada noche la misma escena. «Llamamos a la Policía a diario, pero al poco rato vuelven a empezar», se lamenta un vecino, que prefiere mantenerse en el anonimato. «Tengo una mujer y tres hijas a las que acompaño cada vez que salen de casa por miedo a que les pase algo», prosigue. Un temor que, según cuenta, se lleva repitiendo desde hace más de un año. «Esto no es cosa de un mes o dos», subraya.
Los parques de esta parte de la ciudad se han convertido en punto de reunión habitual de magrebíes, subsaharianos y prostitutas, según los vecinos, lo que provoca enfrentamientos entre unos y otros, explica un testigo. Algunos apuntan a la mezcla de apuestas, alcohol y drogas como la posible causa de los conflictos. «Cerca hay un salón de juego que se mantiene abierto casi todo el día y del que entran y salen a menudo», aseguran. «Se pasan el día bebiendo, y nos llega un fuerte olor a marihuana que se cuela en los pisos».
Sin embargo, estos enfrentamientos no parecen ser los únicos que se producen: algunos testigos afirman incluso haber presenciado peleas ilegales de gallos. «Sueltan a los animales por el parque para que luchen entre ellos», aseveran. «Cuando son las cuatro o las cinco de la mañana, empiezan a cantar y ponen a todo el mundo en pie».
Lo vivido en la madrugada del jueves es el pan de cada día, aunque algunos vecinos aseguran que se han llegado a montar auténticas batallas campales: «En más de una ocasión se han juntado quince personas por bando lanzándose botellas». Los residentes aclaran que han dirigido sus quejas en incontables ocasiones al presidente de la Junta del Distrito, Rafael Gómez. Sin embargo, se lamentan que desde el Ayuntamiento no parecen hacer demasiado caso a las demandas que este traslada. Mientras, la violencia alcanza edades cada vez más tempranas. «Entre tres o cuatro muchachos de unos quince años se pusieron a perseguir a otro de su misma edad», narra un testigo, «hasta que lo alcanzaron en la puerta de una peluquería y le pegaron una paliza». Aunque de eso hace un par de semanas, insisten en que es solo un ejemplo más. «No sabemos con qué nos vamos a encontrar cuando nos asomamos al balcón», admiten con resignación.
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