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Las dos semanas de espera desde la presentación de la moción de censura en el Ayuntamiento de Murcia aventuraban la proyección de una auténtica película de suspense. Más aún tras lo sucedido la semana pasada en la Asamblea. Pero el desenlace no fue propio de una cinta de Hitchcock, sino el de una clase de álgebra: 15 ediles de PSOE, Cs y Podemos firmaron el documento, 15 votaron a favor en el pleno extraordinario de este jueves. Resultado: el socialista José Antonio Serrano releva en la alcaldía al popular José Ballesta, algo que hace apenas un mes ni aparecía en las apuestas.
La primera moción de censura en prosperar en el Consistorio sirve para sacar del poder a un PP que había gobernado la capital murciana desde la llegada a La Glorieta de Miguel Ángel Cámara en 1995. Los populares pierden así su último gran bastión municipal en la Región, tras la caída de Molina de Segura y Lorca y a la espera de que la popular Noelia Arroyo tome el mando en Cartagena en los próximos meses, en virtud de lo acordado con la exsocialista Ana Belén Castejón.
Ha sido más de un cuarto de siglo de gobiernos del PP en Murcia, que llevó a los grupos que apoyaron la moción a acusar al equipo de Gobierno de ejercer el poder en el Consistorio de una manera patrimonialista, que olvidaba que ya no existía una mayoría absoluta. Los grupos firmantes de esta enmienda a la totalidad del trabajo de los populares fueron desgranando durante el Pleno los motivos que les llevaron a sus planteamientos. Aquellos que se fueron apuntando insistentemente durante las últimas semanas. El primero, una gestión de la pandemia «deficiente», que, a su parecer, no se volcó en proteger a los vecinos y que propiciará que el Plan de Regeneración económica, pactado el año pasado y que el PP tomó casi como una traición, sirva como base del futuro programa de Gobierno. «El documento está en un cajón amarilleando desde el año pasado», aseguró Enrique Lorca. A ello suma las acusaciones de gestión irregular en el proceso de vacunación, circunstancia que motivó un choque durante el Pleno entre el propio Lorca y Felipe Coello, presidente de la mesa de edad.
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Completó el argumentario el «ninguneo» al que se somete a las pedanías, apostillaron particularmente desde el PSOE y Podemos, reprochándole su apuesta por «grandes proyectos que se presentan y no se ejecutan», en palabras del portavoz morado, Ginés Ruiz. A todo ese cóctel argumental se sumaron las acusaciones de corrupción, que defendió como más ahínco el portavoz de Cs, Mario Gómez, que ha censurado la «inacción» de Ballesta ante sus múltiples denuncias. En los cuatro concejales naranjas estaba la clave del éxito de la moción y no ha habido fisuras de ningún tipo. Una decisión que pone fin a una coalición que apenas tardó unos meses en hacer agua y que nunca dio impresión de una verdadera cohesión ni unidad de acción, esa que Serrano espera que sí se dé en esta nueva etapa.
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Desde la bancada popular se criticó la inoportunidad de la moción, motivada «en bulos» y en la mera «búsqueda de sillones», según proclamó la portavoz Rebeca Pérez. Ella protagoniza una de las futuras incógnitas que se abren en el grupo popular, y, tras la vuelta de Ballesta a la Universidad al dejar la dedicación exclusiva en el Ayuntamiento de Murcia, los populares deberán determinar un nuevo liderazgo y/o portavocía.
Sabía Ballesta, y así lo reflejó en su discurso que no se salvaría por la campana. Ante esta perspectiva, y acorde con su talante, rehuyó la confrontación. «Es el discurso más difícil de mi vida por tener que poner palabras al sentimiento de gratitud que me invade», confesó antes de agradecer, uno a uno, el trabajo de su equipo, con palabras personalizadas de cariño. «Que el viento sople a vuestro favor», deseó con elegancia al nuevo equipo.
En el aire, al menos en su concepción actual, quedan los grandes proyectos que ha tratado de sacar adelante en las últimas legislaturas Ballesta. Aquellos que llamó emblemáticos, como Conexión Sur, Murcia Río o las Fortalezas del Rey Lobo, pero también otros inaplazables, como la reforma del tan criticado sistema de movilidad y transporte público. «Si hay trabajo bien hecho, habrá que aprovecharlo y continuar con él, pero lo que seguro que van a cambiar son las prioridades, volcándonos en las personas que peor lo pasan», concluyó aquel que desde este mismo jueves es el nuevo alcalde de Murcia.
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