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Carteles con el reclamo de 'se vende' y, sobre todo, 'se alquila' proliferan en los bajos comerciales del centro de Murcia, incluso en la Gran Vía. Muchos negocios han bajado la persiana desde que se inició la crisis, al ver reducidos drásticamente sus ingresos por la falta de ventas, a causa de los confinamientos y las medidas de distanciamiento, así como por el incremento del comercio 'online'. Pero no todo es tan negativo. El aumento de la oferta de locales ha movido a muchos propietarios a hacer rebajas en los precios del alquiler que, en algunos casos, llegan al 50%. Así lo confirman varios de los agentes inmobiliarios consultados por LA VERDAD.
«Es muy buena oportunidad para los emprendedores que quieran empezar nuevos negocios, pues ahora hay oferta de locales con la posibilidad de elegir», indica Natalia Gómez Tornero, de la agencia PCM, que se mueve en el ámbito del centro de Murcia.
Como en botica, hay un poco de todo. Algunos dueños de locales, «por miedo a los impagos, los retiran del mercado o prefieren optar por la venta», pero no es menos cierto, sostiene esta agente inmobiliaria, «que, si el arrendatario da ciertas garantías, se avienen a ajustar el precio con el cliente».
Antonio Jesús Gómez, de la agencia Opau, asegura que «los precios se van a adaptar a lo que tiene que ser. En Murcia, estos años atrás eran desorbitados, una locura, estaban a la misma altura que los de Madrid». Estima que, de media, «locales que estaban antes a 50 euros/m2 ahora se alquilan por 30 euros/m2 negociables». Su empresa gestiona en Murcia 21.000 inmuebles en alquiler. Las circunstancias sobrevenidas mandan y su labor es asesorar a sus clientes sobre la nueva realidad. De hecho, está consiguiendo que locales por los que se pagaban 4.000 euros al mes se bajen a 2.000, «que es lo que valen», puntualiza. Es optimista y vaticina que «se van a quedar muchos espacios libres, pero se van a alquilar todos. Es problema de precio, no de gente que quiera abrir negocios. Todos los días tenemos llamadas, y todos los días hay gente».
La plaza de Santo Domingo es otro de los enclaves donde hay varios escaparates con el letrero de 'se alquila'. Allí se han pagado hasta 9.000 euros al mes por un bajo, ahora cerrado. Al lado, se acaba de alquilar otro de similares características por 4.000 euros, un importe más ajustado a la realidad. En Ronda Norte se cerró un establecimiento de 480 metros por el que se pagaban al mes 6.000 euros y se acaba de alquilar en 3.800.
Pedro Gutiérrez, de la inmobiliaria Mirsan, que tiene en su cartera a clientes en Gran Vía, avenida de la Constitución, en la calle Sociedad o en la plaza de San Bartolomé, opina que, «antes de la pandemia, había aún más locales cerrados que ahora, porque en los últimos meses se están alquilando algunos bajos. El problema –añade– es que se consigue al 50% de los precios que tenían antes porque los dueños, antes que renunciar a su inversión, bajan el alquiler». La tónica general es cerrar el contrato para un corto período de tiempo, a dos años por ejemplo, a un precio inferior al que había, pero con la posibilidad de poder ampliar y renegociar cuando cambien las circunstancias.
Mar Abad destaca que en el mercado hay «mucha incertidumbre». Muchas empresas han tenido que cerrar afectadas por la bajada del consumo, las cuarentenas, un aumento de compras 'online' y los precios de alquiler elevados». En cuanto a la postura de los propietarios, «hay algunos más flexibles que otros. Se dan casos de inversores que prefieren tener el local cerrado y, si no les dan lo que quiere, no alquilan». No obstante, Mar Abad piensa que «los precios variarán a corto y medio plazo porque la situación es complicada para el comercio y porque va a haber más oferta que demanda, y será lo que regule el mercado. De momento, más que una bajada general, los inversores esperan que llegue su cliente para negociar el precio».
La experiencia de María Dolores Buendía, de la inmobiliaria Inmotasa, es que «hay comerciantes que han podido llegar a un acuerdo con el propietario, para que le rebajen el precio del alquiler en 200 o 300 euros. Pero, en otros casos, si el negocio no va, por mucho que te bajen algo la mensualidad, acabas por cerrar. Raro es que se pierda un inquilino que lleva tiempo por no llegar a un acuerdo de precio. Y, cuando no hay acuerdo, suele ser porque hay un impago desde hace tiempo. Al que siempre ha pagado bien, le están dando facilidades si pide ayuda para que le bajen el precio».
Del mismo modo, indica Buendía, en el caso de nuevos emprendedores, los dueños de locales, «si ven solvencia y un proyecto bien desarrollado, no tienen problema en dar facilidades para que monten el negocio».
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