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Lourdes Tejuelo, alumna de Medicina de la UMU, paga 190 euros por una habitación en un piso de tres del barrio murciano de San Juan. Después de tres años, la casera ha elevado su mensualidad 10 euros. A otra compañera, 20. «Nos dijo que había ... subido el precio de la comunidad y del agua [que va incluida] y que no tenía más remedio», cuenta la alumna de Orihuela, que afronta su último curso en la capital de la Región. Aun así, ella reconoce que «es barato» y la propietaria había mantenido el precio hasta ahora «porque estábamos más tiempo». El pasado verano, le tocó buscar a su hermano y lo tuvo bastante más difícil: «Estuvo viendo muchos y el alquiler es mucho más caro que el mío. Él paga unos 220 euros en la zona del Morales Meseguer».
Esta familia ha experimentado en primera persona el disparatado ascenso de los alquileres que está barriendo todo el municipio de Murcia. El metro cuadrado se ha elevado un 7,4% en el último año, hasta 7,9 euros en octubre, su máximo histórico. Es prácticamente un euro más que el pasado mes de febrero y casi tres euros por encima de los años posteriores a la crisis de la burbuja inmobiliaria, cuando los alquileres se estancaron alrededor de los 5 €/m2.
Encontrar piso en Murcia se ha convertido en un problema. Y hallar uno asequible, una odisea. Según los datos del portal Idealista, el ascenso se desató hace ya varios años, entre 2016 y 2017, y solo la pandemia frenó el ritmo. Sin embargo, desde hace un año la economía ha entrado en una espiral alcista, que unida a la subida de los alimentos y la energía, que está exprimiendo los bolsillos de los ciudadanos. El repunte ha vuelto y con más fuerza, en una situación que también limita la oferta, como ha notado la familia de Lourdes Tejuelo: «Nosotras solo fuimos a visitar dos pisos y nos quedamos con este, el segundo», recuerda. Ya han pasado tres años desde entonces.
La ola de la inflación ha arrastrado con más fuerza los gastos que condicionan el día a día de los ciudadanos. Productos básicos, combustibles, luz y todo lo relacionado con la vivienda. Prácticamente no hay un rincón que se libre de la presión de los alquileres porque el coste ha roto su techo histórico en toda la ciudad y la mayoría de pedanías durante este otoño. De hecho, la Plataforma de Afectados por la Hipoteca de la Región (PAH) pidió la pasada semana que se aumenten las viviendas públicas para un alquiler asequible.
La escalada murciana se sitúa por encima del conjunto del país y en sintonía con las capitales de provincia. Y ello pese a que Murcia está menos condicionada que otras ciudades por problemas como los pisos turísticos. Mientras se agudiza el problema, sigue atascada en el Congreso de los Diputados la Ley de Vivienda que pretende regular los precios de los alquileres.
Este encarecimiento es más grave en algunos puntos del municipio, pero la dinámica alcanza a todas las zonas, excepto el Campo de Murcia (las pedanías al sur del Puerto de la Cadena), que precisamente alcanzó su máximo hace un año y desde entonces ha registrado un descenso del 5%. Las subidas anuales más bajas, por debajo de la media, se dan también en la zona más meridional de la ciudad (el barrio del Carmen y Ronda Sur) y las pedanías del este del municipio.
El ascenso también está por debajo de la media municipal en una de las áreas que ya estaba entra las más caras durante la pandemia, el norte de la ciudad. Esta área abarca desde Santa María de Gracia y el Ranero hasta las avenidas más nuevas, Juan Carlos I y Juan de Borbón, donde el euro por metro cuadrado asciende ya a los 9 euros. Es allí donde vivían Belén Sánchez, de 26 años, y Jesús Molina, de 28. Hasta hace unos meses, cuando decidieron salir del municipio y mudarse a Blanca, el pueblo de él y de la familia de ella.
En Juan Carlos I pagaban 650 euros por un piso de 70 metros cuadrados con plaza de garaje, una pequeña habitación, otra que usaban de vestidor, un baño, un salón y una cocina. Ahora se ahorran casi la mitad en una casa más grande. «Me parece que el precio en Murcia es disparatado. Nosotros nos consideramos dos personas con buenos puestos de trabajo y con un sueldo bastante por encima de la media y aun así nos cuesta, pues no me quiero imaginar quien tenga el salario mínimo, quien sea mileurista, lo que tiene que suponer gastar más del 50%en un alquiler», valora Belén Sánchez.
Esta enfermera añade que, antes de trasladarse a Blanca, valoraron la posibilidad de salir de la ciudad para seguir en Murcia: «Primero buscamos pedanías, pero tampoco están baratas y nos teníamos que ir a unos 20 minutos del centro. Me compensa más irme a un pueblo que está a una distancia similar y es la mitad del importe». «Por ejemplo, encontramos algo en Puente Tocinos y el ahorro era de uno 50 euros, no merece la pena», sostiene.
Los datos confirman la tesis de Belén Sánchez. Las pedanías del norte de la ciudad, que incluyen El Puntal y Espinardo, concentran el segundo mayor aumento en el último año, hasta un 11,9%. Es, además, una de las zonas que más se ha encarecido en el último lustro, una consecuencia de la expansión de la ciudad hacia esas latitudes más septentrionales, un crecimiento que ha difuminado los límites entre los barrios más nuevos y las pedanías. La otra área que ha multiplicado su precio en una proporción similar son las pedanías del oeste del municipio (La Ñora y Guadalupe), que también se han urbanizado desde el 'boom' inmobiliario y atraen a un gran número de estudiantes de la UCAM, lo que ha multiplicado la demanda.
Eso sí, los pisos más caros, igualados con los del norte de la ciudad, están en el centro, donde se ha registrado la mayor subida desde octubre de 2021: un 12,3%. En esta área, Idealista incluye desde los barrios de San Andrés y San Antón hasta los del casco histórico, los más costosos de la ciudad y que más suben. Excepto San Juan, el de Lourdes Tajuelo, todos se disparan por encima de los dos dígitos: San Lorenzo, San Miguel, San Nicolán y Santa Catalina-San Bartolomé, que atesora el récord de 9,6 euros por metro cuadrado. Es más de un 15% que en el mismo periodo del año pasado.
Antes de en Juan Carlos I, Belén Sánchez y Jesús Molina residían en un edificio situado en la zona de Nueva Condomina. Era un piso «muy pequeño» con un baño que estaba dentro de la única habitación. Se instalaron en plena pandemia: «Entonces había una oferta para captar inquilinos puesto que en ese momento no había movimiento y pagábamos durante seis primeros meses el 50%», recuerda Belén Sánchez. A partir del segundo año, a la mensualidad se añadía la comunidad y el total se elevaba a 675 euros. Un piso nuevo, pero con poco espacio y situado en el extremo del municipio. «Estábamos contentos pero pensamos que por el mismo precio podíamos vivir en el centro», relata.
Cuando dejaron la zona de Nueva Condomina, Belén y Jesús ya tenían claro que su plan de futuro era comprar una casa. Al cabo de un tiempo, fue la principal razón para irse a Blanca. «Al año estábamos tirando una cantidad de dinero muy grande y queríamos comprar para invertirlo», cuenta Belén. Por el momento, la vuelta a la capital de la Región no se contempla: «Me gustaría volver a Murcia lo antes posible, pero cuando pueda comprar algo decente sin meterme en lo primero que pille y que nos parezca abusivo».
Una preferencia arraigada entre la sociedad española es vivir en una casa en propiedad. Comprar significa estabilidad, un seguro para el futuro, un hogar para la jubilación. Sin embargo, un estudio de la UMU revelaba la pasada semana que la mitad de los inquilinos no pueden permitírselo y optan por el alquiler. Es cada vez más caro, sí, pero es que la vivienda está por las nubes. Según el portal pisos.com, Murcia registra en el último año el tercer mayor aumento de todas las capitales de provincia en el precio de compra de una vivienda: un 14,84%. Solo está por detrás de Alicante y Santa Cruz de Tenerife en octubre de 2022.
El aumento casi triplica la media de la Región, que en los últimos meses ha subido un 6,4%. El metro cuadrado se paga ya a 1.384 euros en Murcia, lo que supera en más de 300 la media de la Comunidad (1.107). De hecho, como sube por encima de la media española, la capital también escala puestos en la lista de las principales ciudades del país. Hace un año apenas había cinco más baratas. En cambio, ya no se encuentra ni entre las diez más asequibles. La variación mensual, al menos, es de un escaso descenso del 0,5% en el municipio. En toda la Comunidad, el precio cayó un 1,6%, la mayor bajada por autonomías.
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